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Paco León: "La suerte es una consecuencia lógica de ser positivo, pero también hay que madrugarla, trabajar duro"

Es un halo amarillo que rodea su iris y mete miedo, es el protagonista de No mires a los ojos (hoy en cines). Vestido de amarillo viene y todo parece un juego, pero nada es casual, como la historia de este chico de Las 3.000 viviendas (Sevilla, 1974) que se hizo a sí mismo actor y arrastró a toda su familia a la gran pantalla, siguiendo siempre su intuición. Atentos, porque nada es lo que parece

Paco León

Paco León / Alba Vigaray

-¿Sabe que sus ojos dan bastante miedo? Parece que vieran más allá…

Sí, soy consciente. Lo importante es que cuenten algo. Los ojos son el espejo de lo que piensas, y como llevo la cabeza algo perdida, parecerá que vagan por ahí a lo lejos. Todos en la familia tenemos algo amarillo en el iris de los ojos.

-“La bondad te aleja del mundo”: ¿está de acuerdo con esto que dice su personaje dentro del armario?

Sí, la gente muy sensible tiene difícil la convivencia en este mundo tan agresivo e injusto.

-Pone acento gallego y encima responde con preguntas, ¿fue su aportación personal al personaje?

Las preguntas por respuesta estaban en el guion y esto me dio una pista: un ser tan para adentro tendría que sonar gallego. Fue parte de mi composición del personaje, como la perilla, la barriga (que le va creciendo), la cadencia de la voz. Pero en ningún momento quise hacer una parodia del gallego, sino huir de mi propia forma de hablar para creerme al personaje; y como los acentos neutros me dan mucha rabia… Lo real es que en tu voz se mezclen muchas otras, como en la vida.

-El (personaje) de Watling es todo un trasunto de la soledad, ¿se empeña en creer para acompañarse de fantasmas y no sentirse tan tan sola?

Está sola, deprimida y medicada, y cuando estás así te agarras a lo que sea que te dé esperanza o una mínima explicación para entender el desconcierto que vives. Creer es sanador, se trate de una religión, un psiquiatra o el yoga.

-Paco, una imagina que usted nació ya así, actor. ¿Es congénito?, porque lo de su madre también tiene tela…

¿Congénito? Todo empezó conmigo. Pero mira, igual tiene que ver con el amarillo que llevamos en los ojos, tal vez le guste a la cámara… Hace que tengamos una expresión muy felina.

-Y también un poco autista y outsider, ¿sentía de niño que había nacido en el lugar equivocado?

Sí, de pequeño mi sensación era la de qué hago yo en esta familia (hijo de Antoñito el ventero y Carmina, entonces ama de casa y hoy, la actriz Carmina Barrios). Pero a la vuelta del viaje, o sea la adolescencia, me di cuenta de que soy como ellos, muy de mi familia.

-¿A qué edad se escapó de casa?

No me escapé, me fui a los 18. A un piso (risas). Con compañeros estudiantes de Arte Dramático, en la Esad de Sevilla. Yo siempre fui muy bueno, un “suavón” que dice mi madre, y siempre hice lo que me dio la gana.

El actor Paco León en Madrid

El actor Paco León en Madrid / Alba Vigaray

-Que era sobre todo estudiar y leer, tengo entendido, y que su madre le afeaba la conducta: “¡Que se te va a secar el cerebro!” ¿Temía que se convirtiera usted en un Quijote o por ahí?

Mi madre es que siempre fue muy bruta, y le parecía una locura que leyera tanto. Pero yo le agradezco mucho la libertad con la que nos crió, fue muy importante para poder tomar decisiones pronto en la vida.

-Firma a medias con su ex mujer, Anna R. Costa, la que a mi juicio es la mejor serie hecha en España, Arde Madrid. Pero en todo tándem hay uno bueno y otro, menos. ¿Quién de los dos es el creador brillante?

Esto que dices me parece una estupidez. Anna es una gran guionista, yo escribo por obligación. Somos muy diferentes y el encaje fue muy difícil y tal vez por ello, muy feliz el resultado. Pero para ser un tándem creativo hace falta más de una obra y nosotros no tenemos más.

-Le explicaba a Luz Mellado en una estupenda entrevista que sentía a veces el “síndrome del impostor”, ¿por haber llegado hasta aquí por pura intuición?

La intuición es una forma de inteligencia muy extraña pero tiene mucho que ver con la honestidad, y creo que es la única que deberíamos atender en medio de tanta incertidumbre que vivimos. Yo cada vez confío más en la mía, sí: decido por lo que siento, por mis corazonadas.

-¿Y con mucha suerte? ¿Qué es la suerte?

La suerte me parece una consecuencia lógica de ser positivo, pero también hay que madrugarla, levantarte muy pronto en muchas ocasiones, trabajar duro para que lo real tenga sentido.

-¿Nació de pies o de pie?

¿No es lo mismo? Antes los niños que venían de pies morían, mayormente, y a los que conseguían sobrevivir al parto se les presuponía la suerte. Y como yo me lo creí desde niño, siempre ha tenido mucha, mucha suerte.

-Hablaba en aquella entrevista de complejos, miedos e inhibiciones que había sufrido. ¿Me daría el contacto de su loquero o al menos me pasaría la receta?

Lucho mucho por deshacerme de toda esa mierda para intentar ser feliz, y si te doy la impresión contraria es solo porque soy muy buen actor. Esa imagen exhibicionista que doy en las redes por ejemplo es un efecto de lo contrario, de intentar liberarme de mi inhibición.

-¿Le pone el marujeo de las redes?

Tengo un seguimiento muy selectivo, y desde luego no me meto en esos mundos de haters, gente malrollera, qué va.

-Y por fin “ya sé quién soy”, decía en aquella entrevista. ¿Quién es Paco León? ¿Se gusta mucho? ¿Qué ve cuando se mira al espejo?

La madurez consiste en aceptarse a sí mismo, ¿no?; pues en ello estoy, tengo casi 50 años. Sé quién soy pero necesitaría mucho más tiempo del que nos dan para contártelo. Soy una mezcla de lo que quiero ser y lo que he aprendido que no soy.

-Pues dígame al menos ¿qué quiere ser?

Una buena persona, como mi padre.