ENTREVISTA POR EL ANIVERSARIO DE 'EL PERIÓDICO DE ESPAÑA'

Martin Baron, ex director del 'Washington Post': “Antes de Internet no todo era perfecto en nuestra profesión”

Martin Baron, en la sede de 'The Washington Post' en abril de 2013.

Martin Baron, en la sede de 'The Washington Post' en abril de 2013. / MATT MCCLAIN

Juan Cruz

Juan Cruz

Heredero, por ejemplo, de Ben Bradlee, el director del Washington Post que desveló el escándalo del Watergate, Martin Baron, ha revalidado al frente de ese periódico su fama ganada de ser el mejor periodista de las primeras décadas del siglo XXI. Procedente de un éxito colosal, el que llevó al Boston Globe a dar a la luz la ruindad de pederastas de sacerdotes católicos en la ciudad de su diario, llegó al periódico que fue de Bradlee y ahora es de Bezos para impulsar la nueva etapa de una cabecera que había sido leyenda en el papel y que ahora es ejemplo en tiempos de Internet.

Baron es un periodista de vocación, que celebra que nosotros, en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, vivamos el primer aniversario de un diario digital y que se imprime también en papel, y se refiere al pasado, al presente, e incluso al futuro, sin considerar que ninguno de esos periodos del oficio ha sido el mejor de los mundos. Como es un periodista acostumbrado a señalar con pocas palabras acontecimientos de la historia, he aquí algunos de los titulares que nos dejó, sobre el presente de su oficio: "Los periodistas no deberíamos reaccionar inmediatamente a cada cosa que pasa en el mundo”; “Tenemos la obligación de mantener nuestros valores, aunque ya no demos las noticias en hojas de papel”; “Editores: den tiempo a sus redactores para que hagan una información de calidad”. La conversación, realizada por Zoom desde la Redacción del periódico, fue también una lección de periodismo, como su trayectoria.

P. Hace un año, el grupo al que pertenezco, Prensa Ibérica, puso en marcha un nuevo diario digital y también impreso, EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, en tiempos en que el mundo parece decir adiós al papel. ¿Cómo ve usted hoy, tras haber dirigido un diario de papel y otro, el Washington Post, al que lideró hacia la primacía digital, el periodismo que aun combina ambos factores, digital y papel?

R. Oh, el mundo digital representa una gran oportunidad para los periodistas. Porque nos permite llegar a más gente y utilizar varias herramientas para contar mejor: audio, vídeo, gráficos interactivos. Eso ayuda a explicar mejor los asuntos más complicados. Por si esto fuera poco, nos permite llegar a lugares fuera del ámbito geográfico en el que tenemos nuestra redacción central. Entonces, en ese sentido es una ventaja. Pero también es un reto. Porque tenemos la presión de difundir las noticias casi instantáneamente. Casi cada segundo, eh. Y esto ha desatado una competencia enorme entre los medios y ha desatado una gran presión hacia los periodistas, porque somos seres humanos y, al trabajar tan rápido, podemos cometer errores. Bueno, se difunde información con errores o también otra que es totalmente falsa a través de las redes sociales. Y hay mucha gente que cree en lo que le llega a través de las redes sociales. Entonces, es un ambiente bien difícil para los medios y para convencer al público de que nosotros estamos difundiendo la información verdadera.

P. ¿Cómo debemos prevenir los periodistas el daño que nos hace lo falso?

R. Eso es algo que les toca a las compañías encargadas de las redes sociales, son ellas las encargadas de regular algo así. También influye el comportamiento de los usuarios de las redes, es verdad. Pero, bueno, en este sentido la sociedad depende de las compañías que tienen en sus manos a Facebook, Twitter… También los gobiernos de cada país tienen la responsabilidad de monitorizar lo que pasa en las redes sociales. No controlarlas, pero sí monitorizarlas.

Después del lanzamiento de Twitter, muchos periodistas comenzaron a tener demasiada confianza en lo que leían ahí

P. ¿Usted, como director de varios medios, tuvo alguna mala experiencia con las redes sociales?

R. Hace muchos años, después del lanzamiento de Twitter, muchos periodistas comenzaron a tener demasiada confianza en lo que leían ahí. Pensaban que los tuits eran comentarios verdaderos de los titulares de las cuentas, pero en muchos casos eran cuentas falsas hechas por personas que suplantaban la identidad de algún personaje público. Bueno, nos dimos cuenta y aprendimos la lección. Gracias a eso no volvimos a caer en ese tipo de trampas.

P. Siempre ha parecido usted una persona sosegada en un tiempo de locura. ¿Cómo ha hecho para compaginar el sosiego con la prisa?

R. Bueno, yo creo que sólo aparento ser sosegado, porque siempre he sentido la ansiedad dentro de mí. Soy una persona muy competitiva y siempre quiero ganar a la competencia. El campo del periodismo tiene esas presiones. Creo, sin embargo, que no deberíamos reaccionar inmediatamente a cada cosa que pasa en el mundo. Tenemos que deteneros un poquito para pensar en lo que está pasando. Pero sí, si me comparas con algunos compañeros, es verdad que tengo una forma de ser más sosegada.

P. Usted dirigió varios medios hasta llegar a un periódico singularmente importante a nivel mundial. Ahora está retirado, pero me gustaría que me contara cómo siente la distancia que ahora hay entre el oficio y usted. ¿O no hay distancia?

R. ¿Después de mi jubilación, dice?

P. Sí.

R. La verdad es que estaba listo para jubilarme porque había trabajado durante muchos años. Fui director 20 años en tres periódicos y antes había trabajado muchos más como redactor y… ya estaba agotado, la verdad. El agotamiento fue agudizado por la época digital, porque hay que trabajar durante todo el día y tienes la obligación de poner atención todo el tiempo a las noticias. Desde las cinco de la mañana hasta casi la media noche. Ahora estoy haciendo otras cosas. Tengo 67 años. En fin: estoy trabajando en un libro, no creas que no hago nada. Llevo medio año con él y acabo de concluir el primer borrador. Es un libro en el que cuento mi carrera de más de ocho años en The Washington Post. Me detengo más en el conflicto entre Donald Trump y el periódico y en lo grave que fue el asalto al Capitolio el 6 de enero del año pasado y la reacción de Trump hacia los resultados de las elecciones en las que perdió. Son varios temas y estoy trabajando muy duro. También participo en varias charlas y trabajo como asesor para varios medios, algunos de habla hispana aquí en Estados Unidos. Entonces no estoy descansando tanto.

P. Sobre Trump, ¿qué consecuencias ha tenido en la democracia estadounidense las actitudes que él mantuvo?

R. Hasta antes de él yo tenía mucha fe en la democracia de Estados Unidos. Pero con él se desató mucho peligro y, aunque ya no esté en la presidencia, nuestra democracia todavía está en riesgo. Por eso me preocupa mucho el futuro de nuestro país.

P. Hay una frase suya que podría ser un eslogan para la profesión periodística, mientras se desarrollaba la persecución de Trump contra su periódico: “No estamos en guerra, estamos trabajando”.

R. Podría ser un eslogan, pero la verdad es que hay muchos periodistas que piensan que estamos en guerra con los autócratas y contra los que todavía cuestionan los resultados de las elecciones de 2020 en este país. Es verdad que se han puesto en peligro los principios que han regido a Estados Unidos: la diversidad de la población, la inclusión, la tolerancia, la libertad de prensa… y por eso hay quien dice que estamos en guerra. Pero yo creo que nuestra responsabilidad es desenterrar los hechos, ponerlos en contexto y publicarlos para que el pueblo pueda juzgar lo que está pasando en su país. Eso es lo que nos corresponde.

P. Usted ha dicho que el futuro es digital. Pero, ¿cuál será la función del papel?

R. No me gustaría predecir la muerte de los periódicos impresos. Sin embargo, yo diría que llegará el momento en que el lector reciba la información sólo a través de los medios digitales y, sobre todo, en sus dispositivos móviles. El mercado para los medios impresos está disminuyendo y el mercado para los medios digitales está subiendo. Yo no me atrevo a decir cuándo desaparecerán exactamente los medios impresos, pero sé que llegará ese día. Tal vez dentro de 10 años. Aproximadamente. Porque la gente ya se está acostumbrando a no esperar el impreso de la mañana.

P. Se refiere usted muchas veces al buen lector de periódicos. ¿Qué sería en la época actual un buen lector y qué debe esperar de los periodistas?

R. Un buen lector debería esperar la honestidad de los periodistas, la exactitud, la imparcialidad, que pidan cuentas a los poderosos, que hagan uso de la libertad de prensa para descubrir los hechos y que estemos en la disponibilidad de escuchar a la gente.

P. En una entrevista que le hizo el exdirector de El Mundo David Jiménez se pregunta a usted mismo: “¿Por qué no mantenernos en nuestros valores periodísticos, aunque la manera de dar la información haya cambiado?”. Quisiera saber cuál sería su propia respuesta hoy.

R. Simplemente eso: que tenemos la obligación de mantener nuestros valores aunque ya no demos las noticias en hojas de papel. Puede cambiar el soporte pero no nuestros valores profesionales.

El prestigio de los grandes medios no depende del canal por el que se difunden las noticias sino de quiénes las elaboran

P. El papel se acaba, usted mismo lo ha dicho. Pero, ¿cómo hacemos para trasladar el prestigio del papel al digital?

R. No bajando la calidad de nuestros periodistas. El prestigio de los grandes medios no depende del canal por el que se difunden las noticias sino de quiénes las elaboran.

P. Si hoy llegara de nuevo a una redacción, ¿qué aconsejaría a los periodistas para no ser burlados por la mentira?

R. Hacer bien lo de siempre: una investigación profunda de los hechos, con tiempo para hablar con mucha gente y leer muchos documentos. El periodista no debe repetir sólo lo que circula por las redes sociales. Se requiere una buena investigación y para eso hace falta tiempo. Es una pena que haya jefes y directores que no lo entiendan. Señores: den tiempo a sus redactores para que hagan una información de calidad. Sólo así puede distinguirse y triunfar un periódico hoy.

P. ¿Usted por qué quiso ser periodista?

R. Porque siempre tenía interés en lo que pasaba en la política, en lo que pasaba en otros países. Y, bueno, me influyó mucho la investigación del Watergate. Ocurrió cuando yo estaba en la universidad y eso me inspiró mucho. Pero no era sólo por la idea de que algo así podía cambiar a la sociedad. Yo sólo pensaba, y pienso, en que hay que dar buena información para que la gente participe en la democracia. Esa es mi filosofía. Creo que esa es nuestra responsabilidad: dar la información que la gente merece y necesita para fortalecer la democracia.

P. ¿Internet ha alterado esa misión?

R. Internet ha cambiado mucho nuestra profesión, pero antes de la llegada de Internet no todo era perfecto en nuestra profesión. Así que no deberíamos dramatizar. Hubo periodistas que cometieron muchos errores en el pasado. Había malos periodistas y malos periódicos. Pero, claro, no tenían la capacidad de llegar a todo el mundo, eso es verdad. También hay que decir que la información falsa no es algo nuevo. En el pasado también se difundían falsedades.

P. Sólo me queda saber cómo se va a titular su libro.

R. Colisión de poder. Trump, Bezos y The Washington Post.

P. Gracias, maestro de periodistas.

R. Gracias a ustedes. Y suerte a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA por su aniversario.