LIBROS

Todas deberíamos ser Beyoncé

En su último libro, la socióloga Elena Herrera Quintana aporta las claves necesarias para comprender el alcance sociopolítico y la influencia de una estrella que quiso ser más que la mejor voz de su generación

Beyoncé, bate en mano, en el videoclip 'Hold Up', de su álbum 'Lemonade'.

Beyoncé, bate en mano, en el videoclip 'Hold Up', de su álbum 'Lemonade'. / ARCHIVO

Sergio del Amo

Aún, en la actualidad, hay quienes cuestionan la autenticidad de Beyoncé. A ojos de muchos, por el simple hecho de ser rica, famosa y un icono del pop -un género tradicionalmente tachado de frívolo respecto a, verbigracia, el rock-, su mensaje feminista y antirracista carece de validez y es una mera estratagema oportunista. Pero este peyorativo juicio de valor, a decir verdad, carece de fundamento cuando se analiza con detenimiento su obra más reciente. De eso, precisamente, trata Beyoncé en la intersección. Pop, raza, género y clase, un ensayo de la socióloga Elena Herrera Quintana que la editorial Dos Bigotes edita este lunes. El libro, gracias a su minuciosa documentación, aporta las claves necesarias para comprender el alcance sociopolítico y la influencia de una estrella que quiso ser más que la mejor voz de su generación.

Beyoncé con la palabra 'Feminist' de fondo en letras gigantes, en un concierto en 2014. 

Beyoncé con la palabra 'Feminist' de fondo en letras gigantes, en un concierto en 2014.  / ARCHIVO

1.Conversión en 'prime time'

La edición británica de la revista Vogue, en mayo de 2013, preguntó a Beyoncé si era feminista. “No lo sé. Esa palabra puede ser muy extrema. Supongo que soy una feminista de hoy en día. Creo en la igualdad y en que tenemos un camino que recorrer. Es algo que se ha dejado de lado y nos han condicionado a aceptarlo. Pero estoy felizmente casada. Amo a mi marido”, respondió. Con anterioridad había abordado tímidamente aspectos del empoderamiento femenino en piezas como Independent Women Part I, en Destiny’s Child, o Run The World (Girls), en solitario. Sin embargo, entre la mencionada entrevista y su actuación en los MTV Video Music Awards en agosto de 2014, hubo una escalada de conciencia. No sólo proyectó en una pantalla parte del discurso que, un año antes, la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie había pronunciado en la charla TED Todos deberíamos ser feministas -la misma incluida en Flawless, un tema de su aclamado álbum homónimo-; además, estando ella delante, mostró en letras gigantes la palabra “FEMINIST”. Una nueva Beyoncé se daba a conocer al mundo.

Beyoncé en el vídeo de 'Formation'.

Beyoncé en el vídeo de 'Formation'. / ARCHIVO

2. 'Formation' y la lucha racial

Siempre se había mostrado ajena a cualquier atisbo de polémica. Pero todo cambió el 6 de febrero de 2016 con el vídeo de Formation, el primer adelanto del disco LemonadeDirigido por Melina Matsoukas, arrancaba con una imagen suya subida a un coche de policía semihundido; al fondo, se veían casas anegadas por el agua. Aquella alusión directa a la tragedia del huracán Katrina, y a la mala praxis de las autoridades -el 73% de las personas desplazadas fueron negras-, fue interpretada como una ofensa por varios sindicatos de policía. Un día después, la controversia se acrecentó: protagonizó el medio tiempo de la Super Bowl junto a Bruno Mars y unas bailarinas vestidas con boina negra y pelo afro. La referencia a las Panteras Negras, y por ende al movimiento Black Lives Matter, generó la repulsa de los medios conservadores estadounidenses. Dado que los estamentos superiores del fútbol americano son en su mayoría blancos -actualmente, sólo hay dos hombres negros presidiendo equipos en la NFL-, fue una flagrante declaración de intenciones. 

3. 'Lemonade': más allá de las cornamentas

Tan pronto Lemonade emergió en la plataforma Tidal el 23 de abril de 2016, al mismo tiempo que el largometraje del mismo nombre en HBO, los medios se limitaron a abordar uno de sus puntos más morbosos: la deslealtad que Beyoncé perdonó a su marido, el rapero Jay Z. Ahora bien, en lo estrictamente audiovisual, parte de la cinta mostraba símbolos de la esclavitud -como la plantación de Destrehan- y cameos de figuras como, entre otras, la tenista Serena Willians, la modelo con vitíligo Winnie Harlow o la voz en off de la poeta somalí-británica Warsan Shire. Todas ellas, a una edad muy temprana, fueron objeto de acosos racistas y sexistas. Incluida su hija, Blue Ivy. Debido a ello, en el vídeo de Formation, Beyoncé muestra a la pequeña con el pelo afro en contrapicado: es su respuesta a quienes la cuestionaron como madre por dejarle llevar el pelo afro natural. Afirmar que Lemonade trata de una infidelidad es, cuanto menos, superficial. Por un lado, celebra la sororidad entre las mujeres negras. Y, por el otro, su intrínseca imagen y belleza. 

4.La toma del Louvre

El 14 y el 21 de abril de 2018, acompañada de un cuerpo de baile y una banda de más de 200 personas, Beyoncé hizo historia: fue la primera mujer de color en encabezar el cartel del festival Coachella. En ambas fechas, así como en el documental Homecoming, estrenado al año siguiente en Netflix, reivindicó las llamadas HBCUs (Historically Black Colleges and Universities): unas instituciones de enseñanza superior que, antes de la promulgación de la Ley de Derechos Civiles de 1964, posibilitaron a millones de afroamericanos acceder a la universidad. También, en 2018, vio la luz el vídeo de Apeshit, el único sencillo que se extrajo de Everything Is Love, el LP que editó junto a su esposo. Muchos criticaron que ambos, a golpe de talonario, alquilaran el Louvre para rodarlo. No obstante, como el libro apunta: “Simbólicamente, ocuparon una de las instituciones principales que conserva la abrumadora blanquitud del legado artístico europeo e internacional, fruto en parte del expolio colonial”. La cuna de la alta cultura, por un momento, estuvo a sus pies. 

Beyoncé en una imagen promocional de su último disco, 'Act I: Renaissance'.

Beyoncé en una imagen promocional de su último disco, 'Act I: Renaissance'. / ARCHIVO

5.Aliada LGTBIQ+

Su reciente álbum, Act I: Renaissance, está repleto de referencias al voguing y la inclusiva cultura ballroom: aquellos espacios seguros surgidos en Nueva York que, sobre todo en los setenta y los ochenta, acogieron a los jóvenes afro y latinos que habían sido expulsados de sus hogares por su orientación sexual e identidad de género. Ahí está Alien Superstar, un tema que incluye un sample de una entrevista que Barbara Ann Teer, escritora, actriz y fundadora del Teatro Nacional Negro de Harlem, concedió en 1968: “Nos vestimos de cierta manera. Caminamos de cierta manera. Hablamos de cierta manera. Pintamos de cierta manera. Hacemos el amor de cierta manera. Todas estas cosas que hacemos de una manera diferente, única y específica son personalmente nuestras”. Beyoncé dedicó el largo a su tío gay Jonny, quien falleció de complicaciones derivadas del VIH. Cuando las grandes marcas de lujo se negaban a vestir a las Destiny’s Child, él ayudaba a su madre, Tina Knowles, a confeccionar los trajes que lucían en las alfombras rojas.