MÚSICA Y ACTIVISMO

Karne Kulture, el colectivo de DJs madrileñas que te pide un taxi a casa para que vuelvas segura de sus fiestas

NAD1A, Orfigyal, Tina y Mena G, quieren convertir la noche en un espacio más seguro en el que no haya lugar para ningún tipo de violencia contra las mujeres, las personas racializadas o el colectivo LGTBIQ+

Las cuatro componentes de Karne Kulture. Desde arriba a la izda., en el sentido de las agujas del reloj: Orfigyal, Tina, Mena G. y NAD1A.

Las cuatro componentes de Karne Kulture. Desde arriba a la izda., en el sentido de las agujas del reloj: Orfigyal, Tina, Mena G. y NAD1A. / Alejandro Arias y David Bravo

Juanjo Villalba

En el verano de 2019, una serie de sesiones de música electrónica realizadas en pequeños locales de Madrid por cuatro DJs locales, NAD1A, Orfigyal, Tina y Mena G., cristalizaron en el colectivo Karne Kulture. En aquel momento ellas se consideraban solo cuatro amigas que se habían juntado para hacer cosas, pero poco a poco, gracias al apoyo del público y a su propio impulso y talento, el proyecto fue adquiriendo un carácter cada vez más ambicioso en sus objetivos.

El pinchar más a menudo y en sitios más grandes, también les permitió ver más de cerca y con mayor claridad la manera en la que funcionaban las cosas en la escena nocturna de la capital. Por desgracia, comprobaron que tras una supuesta fachada de modernización, en muchos locales todo seguía igual: una sólida masculinidad seguía reinando en el backstage. Las cuatro componentes del grupo se comprometieron a hacer lo que estuviera en su mano para cambiar esto y convertir la noche en un espacio más seguro en el que no hubiera sitio para ningún tipo de violencia contra las mujeres, las personas racializadas, ni contra el colectivo LGTBIQ+. Creían que la música tenía que ir de compartir alegría y amor, y su industria debía ser algo mucho menos turbio y oscuro.

Fue así como acabaron redactando y aplicando en todos sus eventos un Protocolo de prevención e intervención ante agresiones sexistas en el ocio nocturno que a su vez contenía un Protocolo de actuación ante hechos de este tipo, válido tanto para los responsables de la sala como para artistas o miembros del público.

“La idea de crear el protocolo surgió a principios de 2020 en unas jornadas dirigidas por Ontologías feministas”, un colectivo fundado por la filósofa e investigadora Elena Castro Córdoba, la artista y gestora cultural Laura Tabarés (conocida en internet como @lapicarajustina) y la investigadora y crítica cultural Blanca Martínez (@hjdarger). “Las sesiones estaban incluidas en el programa de la exposición Una imagen que no duela ni cueste mirar y se titulaban ‘Encuentros hacia la elaboración de protocolos antiacoso en espacios de fiesta’”. Allí comenzaron a ser conscientes de la capacidad que tenían, como artistas, de ser parte de la solución de este problema.

“Elena, Laura y Blanca tuvieron la acertadísima idea de juntar a promotorxs, DJs y público para dialogar sobre los problemas que nos encontrábamos en el ocio nocturno. Una iniciativa que, sin duda, debería hacerse con más frecuencia”, remarcan las DJs. “El protocolo también se inspiró en documentos elaborados por personal sanitario de distintas Comunidades Autónomas que se aplican en fiestas locales y que se pueden encontrar en internet. Su contenido ha sido supervisado por una de nosotras [Orfigyal es psicóloga y trabaja en la unidad de trauma de una clínica de Madrid] y su equipo, que son expertas en violencia sexual, y está en constante revisión dado que de la teoría a la práctica siempre hay desajustes que hay que ir puliendo con la experiencia”.

El documento fue muy bien acogido entre el público y los promotores cuando el colectivo comenzó a compartirlo en sus redes sociales, aunque su aplicación no ha sido ajena a múltiples dificultades. “Los problemas surgen cuando queremos iniciar alguna acción y nos encontramos con todo ese sistema que precisamente es el que queremos combatir con el manifiesto”, explican. “En primer lugar, en nuestra sociedad todavía obran creencias sexistas (y la palabra 'obran' debe entenderse en el más estricto sentido: actúan directamente en las situaciones de violencia, por ejemplo mediante la negligencia). En segundo lugar, tampoco nos favorece la normalización de los comportamientos abusivos en los entornos de ocio nocturno. El resultado de esto es la impunidad y el mantenimiento de dichos comportamientos. También chocamos con la falta de medidas y recursos públicos destinados a la prevención e intervención, lo que genera que todo el peso recaiga en las salas, promotores y en el público. Además, el hecho de que una parte del público y de lxs trabajadorxs no estén concienciados y el carácter sexista de nuestra sociedad provoca que las víctimas suelan quedar desamparadas”.

Pero, sin duda, una de las iniciativas más llamativas de las DJs ha sido que en sus actuaciones existe la posibilidad de solicitar un medio de transporte privado y gratuito para llegar y marcharse a casa. Cualquier persona que “por motivos de identidad de género o racial, orientación sexual o estado/alteración psicológica”, según explican, pudiera estar en riesgo de sufrir cualquier tipo de daño a su integridad moral, física, psicológica, emocional, económica o sexual, puede solicitar un taxi sin cargo alguno.

Según las artistas, “esta iniciativa la propuso en 2021 la periodista Aïda Camprubí, programadora de Primavera Pro, unas jornadas profesionales del sector musical, organizadas por Primavera Sound, en las que multitud de colectivos nacionales e internacionales dan a conocer sus realidades y sus necesidades”.

“En general, poder garantizar un transporte seguro a casa evita momentos incómodos o violentos que pueden ocurrir de madrugada”, explican, “y no siempre es asequible para todas las personas. En algún momento llegamos a pensar que podía ser una exageración la imagen que proyectábamos de la noche como un lugar hostil, pero con todos los casos que han salido en los medios de agresiones homófobas durante fiestas, pensamos que estamos haciendo lo correcto”.

Solicitar uno de estos taxis es muy sencillo. “Se pueden pedir antes, durante o después del evento”, explican. “Para pedirlo con anterioridad, los interesados pueden escribirnos por Instagram contándonos el motivo (por ejemplo, ‘quiero ir al evento vestidx como yo quiera, pero temo una agresión tránsfoba’). También se pueden solicitar durante el evento, acudiendo directamente a cualquiera de nosotras cuatro (por ejemplo, ‘mi amigue va borrachx, no está en condiciones de volver solx a casa’). Y a la salida ocurre igual, pueden decirnos en persona el motivo por el que lo necesitan y se solicita el servicio (por ejemplo, ‘hay una persona que no para de mirarme, me siento incómodx, temo que pueda seguirme’)”.

Hasta ahora, las integrantes de Karne Kulture dicen que este servicio “se utiliza menos de lo que nos gustaría. No sabemos si se debe a que no se conoce lo suficiente o a la vergüenza de pedirlo o de ser consciente de que se necesita. Por ello, ¡animamos a todo el mundo a utilizarlo!”

Karne Kulture acaban de estar actuando en el festival BBK Live y en los próximos meses anunciarán proyectos individuales en diversos festivales y otros eventos, como el tour que Orfigyal hará por Argentina en noviembre. En el terreno no musical, el grupo tiene previsto seguir profundizando en su activismo antiacoso, organizando en Madrid unas jornadas en las que se reflexionará sobre la prevención y la intervención en el ocio nocturno para generar espacios más seguros.