LIMÓN & VINAGRE

Sacudiendo estopa a la Cataluña uniforme

Uno nunca ha sabido quien es David y quien José, me ocurre lo mismo que con los delincuentes indultados Rull y Turull, lacistas ambos, a quienes para evitar errores he optado finalmente por llamarles indistintamente Tururull

Estopa.

Estopa.

Albert Soler

Albert Soler

A Estopa le han concedido la Creu de Sant Jordi, que es una cosa que se da en Cataluña a quien lo merece, como todas las medallas, que quedan siempre al libre albedrío de quien manda. La particularidad de la Creu de Sant Jordi respecto a otros galardones similares es que se otorga a capazos, con lo que en poco tiempo la distinción será no tenerla, de hecho, hay ya quien sostiene que sale como premio en las tapas de los yogures, aunque no he podido verificarlo, será que no como los suficientes. La utilidad de tal galardón es uno de los grandes misterios de Cataluña, ya que ni siquiera asegura conseguir mesa en un restaurante, de momento la mejor utilidad que se le ha sacado es la de tener el placer de devolverla, como hizo en su día Rosa María Sardá.

Estopa -debería haber empezado por ahí- es un grupo musical formado por los hermanos Muñoz, David y José, dos tipos permanentemente sonrientes, con la sonrisa que se le queda a uno cuando creía que el futuro que le esperaba era seguir toda la vida en el taller de recambios de Seat en el que trabajaba, con un poco de suerte llegando a encargado al cabo de unos años, y se ve de golpe subido al carro de la fama y el dinero. Hay para no dejar de sonreír jamás, aunque tengo la impresión de que los hermanos Estopa, digo Muñoz, no han dejado de tener los pies en el suelo, debe ser que trabajar de jovencito en un taller, vacuna contra la altanería y la soberbia, tan común en su profesión. Uno nunca ha sabido quien es David y quien José, me ocurre lo mismo que con los delincuentes indultados Rull y Turull, lacistas ambos, a quienes para evitar errores he optado finalmente por llamarles indistintamente Tururull.

En Cataluña, los Muñoz y muchos como ellos son considerados charnegos, que es una palabra que se usa despectivamente para señalar a quienes no gozan de la pureza de raza catalana, como el burro catalán, una pureza que tiene la misma utilidad que la Creu de Sant Jordi pero que, por desgracia, no puede retornarse como aquella. Hijos de inmigrantes, nacidos en Cornellà de Llobregat y con el castellano como lengua materna, no les faltaba más que reflejar en sus canciones el mundo de la Cataluña mestiza, para gozar de todos los atributos odiados por la Cataluña profunda. El anuncio de la concesión de la Creu de Sant Jordi a los hermanos Muñoz fue acogido por esa Cataluña profunda como una afrenta, como un insulto, como una humillación, como otro artículo 155. Para que se hagan una idea de lo que es, circuló con bastante éxito en las redes un tuit que comparaba la concesión de la Creu de Sant Jordi a Estopa, con la del Nobel de la Paz a Hitler. Así de bonita ha quedado Cataluña.

La Cataluña de las canciones de Estopa es la Cataluña de bares con futbolín, de discotecas en el polígono, de porros en el parque, de trabajo en un taller, de viajar en metro y en bus, de cubatas en vaso de tubo, de bloques de pisos, de vacaciones en el pueblo, de escaleras con olor a cocido y de rajas en la falda, la visión de las cuales provoca un piñazo con un Seat Panda. No hablan del tortell dominical, de sardanas, del grupo de esplai, de la torre en el Empordà, de esquiar en la Cerdaña, de las tiendas del Paseo de Gracia o, en fin y para resumir, de la grandeza de Cataluña, sometida por España desde tiempos inmemoriales. Estopa canta una Cataluña igualita que Extremadura, Aragón, el País Vasco o Murcia, ese es su pecado, mostrar a las claras que el famoso "fet diferencial" es una patraña. En sus letras no aparecen catalanes oprimidos por el fascista estado español. Los trabajadores no tienen tiempo de estar oprimidos, bastante tienen con llevar un jornal a casa.

Los hermanos Muñoz, durante un concierto. EPC

Los hermanos Muñoz, durante un concierto. EPC / EPE

Juan Marsé y Eduardo Mendoza -entre tantos otros- sufrieron el mismo desprecio que Estopa, y por similar motivo: no escribir en catalán. Da igual que de su pluma hayan salido las mejores páginas sobre la Cataluña contemporánea, como da igual que Estopa haya musicado como nadie la Cataluña actual, aquí se prefiere la porquería, siempre que sea porquería en catalán, de la cual, eso hay que reconocerlo, andamos más que sobrados.

Por todo eso, al recoger su premio, David o José, yo qué sé, ya he dicho que no los distingo, pongamos que lo hizo Estopa, clamó por una Cataluña "solidaria con los más débiles, igualitaria, plural, mestiza y cosmopolita". Lograron hacerlo sin señalar a nadie de los políticos lacistas allí presentes y sin añadir por lo bajini "no como la que nos quieren imponer", lo cual habla muy bien de la contención que han alcanzado con la edad los hermanos Muñoz. Igual es que se aplican lo que cantan en "Gafas de rosa": relájate y disfruta de tu país, porque está claro que te están tangando. O igual es que practican yoga.