RESPÓNDAME | Milena Busquets

"Me gusta la velocidad y considero un absurdo negarse a ello: vivimos 80 años, que no es nada"

Ha escrito un diario íntimo de estilo muy francés. Apasionado, apresurado, un punto insolente; tan sincero es, que por veces dudas si no será esto una cínica impostura. No lo es. Con su voz (escrita, tan pulida y versada) y su punto de vista vital, descarnado y atrevido, seduce y envuelve al lector en esa misteriosa bruma de las palabras. Es el quinto libro que publica, Las palabras justas (Anagrama), y por fin cuenta Milena Busquets Tusquets (Barcelona, 1972) que ha perdido el pudor de sentirse escritora.

Milena Busquets.

Milena Busquets. / Joan Cortadellas

-Comprensible ese pudor (de considerarse escritora), con todo lo que habrá visto pasar por su casa (es hija de Esther Tusquets, fundadora de Lumen, exquisita editora). Pero ¿cómo definiría si no su oficio?

No, las dudas se han acabado: éste es mi quinto libro y me siento muy segura. La gente cree que todo es más fácil cuando naces en un entorno literario, pero sucede todo lo contrario: hasta ahora sentía que tenía que pedir permiso para escribir.

-Y a su madre, ¿la consideraba más editora o escritora?

A mi madre la considero primero madre, pero nunca he leído sus libros, solo su correspondencia con mi padre y mi abuela, porque me incumbía. Ella se consideraba editora y, además, era muy buena escritora. Pero yo me siento más próxima escribiendo a mi tío (el arquitecto Óscar Tusquets).

-Si este diario no es un vómito ni una presunción, lo que dice detesta, ¿podríamos llamarle el dietario de un cínico, en el sentido y el género clásico del término?

¡No! (asombro). ¡Yo soy una romántica! Empecé a escribir máximas y a los cuatro meses lo tuve claro: les sumé mi intimidad y, ¡ostras!, me había convertido en un personaje. El poder de la escritura es tan bestia… Elegí un forma plana, directa, clara, y procuré pegarme lo más posible a la realidad, intercalando trivialidad y hondura. Pero al final siempre gana la literatura.

-¿No es cinismo o boutade decir que le gusta la vida acelerada, “que todo suceda muy deprisa”, cuando todo el mundo añora la lentitud?

Es verdad, me gusta la velocidad y considero un absurdo negarse a ello: vivimos 80 años, que no es nada. Repito no hay cinismo en este libro, estoy detrás de cada frase y cada coma, y he sido muy feliz escribiendo. Cuando escribes auto ficción todo el mundo quiere saber lo que es real y lo que es inventado; pues bien, aquí todo es verdad, no hay ficción.

-Milena, ¿existe algo más artificial que la construcción del propio yo?

El yo es un artefacto literario, artístico, un espejo que prestas al mundo para que se refleje. Si el espejo está opaco, no interesa, pero si el lector se reconoce en él, si le conmueve, el escritor habrá conseguido lo que pretendía.

-¿Y ese deseo perpetuo de enamorarse, podría llegar a ser una patología, y una maldición, también?

La pasión es lo que justifica una vida y hace que merezca la pena. Sin estar enamorado, todo se empobrece. Es un instrumento de autoconocimiento y es el territorio de la libertad absoluta: la pasión por alguien puede llevarte muy lejos.

-Tan lejos como a perderse o anularse, incluso a la muerte…

Sí, es peligrosa la pasión, como lo es vivir, pensar… En realidad el único tema de escritura es el amor, yo ya no veo la dicotomía entre amor o muerte. Pero no me refiero solo al amor a los hombres.

-“A las mujeres los hombres siempre nos gustan”, transcribo. ¿Se la juega con afirmaciones así?

(Se sorprende, a punto ya del cabreo) ¿Dónde he escrito eso? ¡Le has recortado la primera parte!

-No, le he cortado la segunda, que añade: “Es nuestra maldición”. No fue eso lo que aprendió en casa y tiempos de su enorme madre. ¿Cómo es su relación con el feminismo?

Me parece importantísimo, movimientos como el #Metoo han cambiado tanto el mundo en la última década… El resumen es que los hombres nos respetan más, y eso es lo que importa.

-¿Qué es finalmente la elegancia? ¿Hay quién puede ser elegante y quién no?

Es una forma de amabilidad y anti violencia, respeto por los demás y sensibilidad. Es algo mental que no todo el mundo posee.

-¿Y atractiva/o?

El que atrae a los demás, ¿no?

-¿Milena B.T. lo es, elegante y atractiva?

Esto no se lo preguntarías a un hombre.

-Por supuesto que sí. Y se lo pregunto a usted porque en su diario da a entender que se siente elegante y directamente se califica como “atractiva”.

¿Ah sí? ¿Dónde?

-Página 33, literal: (…) nuestro reflejo, tan perfecto, proporcionado y armonioso, tan guapo él, tan atractiva yo. Milena, ¿le dan ataques de pudor después de desnudarse tanto?

El pudor no sirve para crear, no es una cualidad para escribir. Mi material literario es mi vida: una mujer de principios del siglo XXI. Pero en mi vida soy muy púdica, no encontrarás un selfie mío en ninguna red.

-¿Por qué cree que Barcelona ha dejado de serlo? Aquella Barcelona que dice tanto amaba, ¿qué ha cambiado?

Me sigue encantando Barcelona.

-¡Pero si repite varias veces que se iría a vivir a Madrid!

No, no me iría a vivir a Madrid, aunque voy con frecuencia y me gusta. Con Barcelona me ocurre como suele suceder con una madre, que a ratos me encanta y a ratos la odio. Me pasa también con Cadaqués, porque son lugares que corren por mis venas.

-Milena, ¿es sano juzgarlo todo? ¿Lo hace en la vida real o es solo un ejercicio, de escritora?

Yo no sentencio, digo lo que pienso, doy mi visión del mundo, no voy a dar la de otro. Miro el mundo con los ojos muy abiertos y lo escucho con los oídos muy atentos. Es mi obligación como escritora, pero yo no condeno a nadie, me limito a escribir reflexiones y máximas inteligentes.

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