FESTIVAL DE CANNES

Kelly Reichardt y Michelle Williams refuerzan su alianza en la recta final de Cannes

El veredicto del jurado para la Palma de Oro queda muy abierto tras la última jornada de proyecciones

La directora Kelly Reichardt y la actriz Michelle Williams, en la presentación de ’Showing up’ en Cannes.

La directora Kelly Reichardt y la actriz Michelle Williams, en la presentación de ’Showing up’ en Cannes. / EFE

Nando Salvà

La directora Kelly Reichardt y la actriz Michelle Williams mantienen una alianza creativa de la que, de momento, han surgido dos películas magistrales, ‘Wendy y Lucy’ (2008) y ‘Meek’s Cutoff’ (2010). La que este viernes han presentado a competición en Cannes -es su cuarta colaboración- no alcanza tales cotas, pero sobre todo por la modestia de su diseño.

‘Showing Up’ es el retrato de una artista que se prepara para inaugurar su nueva exhibición de esculturas; la mujer sufre una depresión galopante, en buena medida a causa de su insoportable familia. Mientras la contempla, y entretanto da un paseo por la periferia del mundo del arte, Reichardt vuelve a hacer gala de su extraordinaria capacidad de observación de comportamientos y emociones. Es una cineasta demasiado honesta como para apañarle a su protagonista una cura, pero también demasiado empática como para no dejarle ver una luz al final del túnel.

El sentimentalismo de Koreeda

El japonés Hirokazu Koreeda también atesora esa última cualidad, pero a veces se le va la mano al mezclarla con sentimentalismo. Y ‘Broker’, la película con la que regresa al concurso de Cannes tras ganar la Palma de Oro con ‘Un asunto de familia’ (2018), ejemplifica esa mala costumbre. Historia de una joven madre y de la pareja de desgraciados con los que se alía para vender al bebé que acaba de tener, trata de meditar sobre el trauma que la irresponsabilidad de los padres puede causar a los hijos, pero su tendencia a la sensiblería se interpone. Koreeda no duda en recurrir a toscos trucos narrativos para despertar nuestra simpatía por unos personajes que claramente son gentuza; y entretanto, en defensa de un mensaje definitivamente ñoño -que la vida es algo precioso por lo que deberíamos dar gracias-, llega a sugerir que incluso traer un niño al mundo para traficar con él o arruinarle la existencia es mejor que abortar.

‘Un petit frère’, de la francesa Léonor Serraille, también pone el foco en una familia disfuncional: la que forman una mujer y dos de sus hijos, que llegan a París a finales de los 80 procedentes de Costa de Marfil. La película los observa a lo largo de dos décadas, durante las que queda claro que ella es una progenitora terrible y que la vida de ellos quedará marcada a causa de ello. Además de hablar de maternidad tóxica, Serraille parece querer decir algo sobre los problemas de integración que los subsaharianos sufren en Europa, pero su evidente torpeza como narradora nos impide averiguar qué es.

Amistad y soledad

Frente a la brocha gorda de ‘Broker’ y ‘Un petit frère’, ‘Close’ exhibe un trazo preciso y finísimo. Cuarta aspirante a la Palma de Oro presentada este viernes, el nuevo largometraje del belga Lukas Dhont nos presenta una amistad tan intensa entre dos chavales preadolescentes que, cuando uno de ellos decide romperla por miedo al bullying y la exclusión social, el otro se quita la vida; y a partir de entonces la película se dedica a observar a un niño confrontado con un dolor y una culpa que no tiene la madurez suficiente para entender. En el proceso, ‘Close’ permite ser interpretada como una alegoría sobre la angustia que la homosexualidad adolescente puede provocar, pero resulta especialmente cautivadora por lo que dice acerca de la amistad y sobre todo de la soledad. Con su primera película, ‘Girl’, Dhont ganó el premio a la mejor ópera prima en este festival; con la segunda, no es descartable que toque el cielo.