OBITUARIO

Ouka Leele, historia de dos ciudades

La fotógrafa icónica de la movida madrileña, con permiso de Alberto García-Alix y Miguel Trillo, falleció el martes a los 64 años

Barcelona y su contracultura tuvieron un papel importante en sus inicios artísticos

Sus imágenes en blanco y negro coloreadas a mano atraparon el ‘zeitgeist’ de los burbujuantes años 80 en Madrid e introdujeron el surrealismo en la era posmoderna

La fótógrafa Ouka Leele y una de sus obras.

La fótógrafa Ouka Leele y una de sus obras.

Ramón Vendrell

El caso de Ouka Leele (Ouka Lele hasta 1999; más adelante se aclarará el misterio de las es) explica una parte de la historia de dos ciudades, Madrid y Barcelona, en las décadas de 1970 y 1980. Como Ceesepe, el Hortelano y Alberto García-Alixcompinches suyos en la llamada Cascorro Factory, célula de cultura underground en el Madrid tardofranquista y de cuando no se sabía muy bien qué pasaría una vez muerto el sátrapa, y como Pedro Almodóvar, electrón libre capitalino de origen manchego, Ouka Leele mantuvo en los años 70 una relación estrecha e incluso de dependencia con la capital catalana. No en balde era Barcelona faro de la contracultura española.

Su primera exposición se estrenó en la galería Espectrum de Barcelona antes de viajar a la sala Redor de Madrid, en los bajos del mítico local El Sol, y en la revista editada en Barcelona por Juan José Fernández Starreverso gamberro y avispado de Ajoblancolograría sus primeros impactos populares, por ejemplo con las portadas de los números 43, 46, 48 y 52, fechados en 1979 y 1980.

No solo eso: Ouka Leele vivió unos cuatro años en Barcelona desde agosto de 1978, durante los que trabó intensa relación con los miembros del Rrollo Emascarado, esto es, los kamikazes artistas de cómic Nazario, Mariscal, Pepichek, Pàmies y compañía, con cuartel general en un piso de la calle del Comercio.

Auge y letargo

Lo que pasó después en las dos ciudades no tiene una explicación única, si bien sin duda la llegada del PSOE a la alcaldía de Madrid y al Gobierno y la de Jordi Pujol a la presidencia de la Generalitat forman parte de la ecuación. El hecho es que Madrid se vino arriba con la movida en los primeros años 80 y Barcelona entró en letargo. Fue la generación de Ouka Leele la que sentó las bases del auge de Madrid, propulsado por los más jóvenes grupos musicales que no hace falta recitar.     

Bárbara Allende Gil de Biedma falleció el martes en un hospital de Madrid a los 64 años. Era sobrina del poeta Jaime Gil de Biedma, aunque esto no signifique nada en la Comunidad de Madrid sin clases sociales de Isabel Díaz Ayuso. También historietista y poeta, se inició en la fotografía en Photocentro, espacio impulsado por el también fallecido Pablo Pérez Mínguez, que junto con Ouka Leele, García-Alix y Miguel Trillo formaría la poderosa división fotográfica de la movida.

El nombre artístico: Allende Gil de Biedma tomó prestado el seudónimo Ouka Lele en 1979 de un cómic del Hortelano en el que había una estrella llamada Ouka Leele. Al principio le borró una e pero a partir de 1999 la recuperó. Amén de sintonizar con los burbujeantes tiempos, lo que hizo Ouka Leele con sus fotografías en blanco y negro coloreadas a mano fue llevar el surrealismo a la era posmoderna.

Discos y una superproducción

Premio Nacional de Fotografía en 2005 y Medalla de Plata de la Comunidad de Madrid, Ouka Leele recibió el pasado 15 de mayo la Medalla de Madrid que concede el ayuntamiento de la capital, entre otras muchas distinciones.

Creaciones de Ouka Leele ilustraron en los años 80 portadas de discos de Ilegales (Ilegales), Los Burros (Rebuznos de amor), Danza Invisible (el single Tiempo de amor) y Peor Imposible (Passion), entre otros artistas. Expuso en numerosos países y tiene obra en instituciones como el Museo Reina Sofía, la Fundación la Caixa y la Colección Arco, sin olvidar que el Archivo Lafuente adquirió recientemente un buen lote de su obra. Ejemplo del estatus que alcanzó es la imagen Rappelle-toi Bárbara, superproducción que representa el mito de Atalanta e Hipómenes y para cuya realización logró permiso para detener el tráfico en la plaza de la Cibeles de Madrid.

Un figura 'insustituible'

La noticia del fallecimiento de Ouka Leele pilló a Chus Burés a punto de inaugurar su exposición Frágil en el Centro de Arte de Alcobendas. "La tristeza nos ha invadido al enterarnos de su muerte. Es una gran pérdida para el mundo del arte", recordaba el diseñador de joyas, que fue amigo y compartió con Leele muchos momentos de la célebre movida madrileña. "Yo conocí a Bárbara en Barcelona, cuando vivía con El Hortelano y con Ceesepe. Pero profundizamos nuestra relación en los 80, cuando me trasladé a Madrid. De hecho, trabajamos juntos en un proyecto llamado 16 miradas al reloj, con el que lanzamos cien unidades especiales. Entre nosotros siempre existió una relación de admiración mutua. A ella le encantaban mis joyas y a mí me encantaban sus obras", recordaba.

El comisario de arte Guillermo Espinosa, responsable de la exposición de Burés, defendía el importante rol que Leele tuvo en la escena artística española. "Bárbara aportó una frescura inusitada a la fotografía de su época. Probablemente, heredada de su mentor Pablo Pérez-Mínguez, que revolucionó el arte. Ella fue una de sus mejores alumnas, porque supo encontrar una voz aventajada y singular. En especial, en la mezcla de lo técnico y lo manual. Era una poeta cuando utilizaba la cámara, el lápiz o el pincel. Sus dibujos de flores así lo atestiguan".

Para Espinosa, la fotógrafa es insustituible por muchas razones, "pero principalmente porque su ojo era de una extraordinaria pureza a la hora de enfrentarse a las persona que retrataba. Ella sabía cómo desnudarse en cada una de las imágenes que pensaba y terminaba por producir. Tardaremos años en encontrar voces tan singulares y personales en la fotografía española. Por desgracia, estamos perdiendo a una generación insustituible que se está yendo muy pronto. Es una pena que haya fallecido de una forma tan súbita, sin darnos tiempo a encajarlo", se lamentaba.