Opinión | CULTURA

Las listas del filósofo

Yo habría querido ser filósofo, uno que lo pensara todo y a cuyo sistema mis lectores se pudieran remitir para entender sus dudas y problemas

Imagen de una biblioteca en Irlanda.

Imagen de una biblioteca en Irlanda. / Unplash

Siempre he tenido la ambición de ser filósofo y disponer de un sistema de mi invención. Para el obtuso funcionamiento de mi cabeza, el hecho de ser filósofo supone un asunto muy serio, consiste en una alta categoría de la inteligencia teórica y práctica. Los filósofos son quienes tienen el don de pensar sobre todo lo habido y por haber, explicárnoslo (a veces de una forma esotérica) y dejarnos satisfechos en el mundo, al menos durante el tiempo de la lectura de sus obras.

Yo habría querido ser un filósofo de ese tipo, uno que lo pensara todo y a cuyo sistema mis lectores se pudieran remitir para entender sus dudas y problemas, un filósofo con una obra descomunal y a la vez acogedora, como un palacio confortable (valga el oxímoron), con su Ética, su Estética, su Política, su Física, su Metafísica, su Poética: la intemerata de lo reflexivo.

Allí estaría más o menos todo: si no de forma detallada, a grandes rasgos, que es como solemos hablar los filósofos, porque el pensamiento abstrae y generaliza. ¿El sentido de la existencia?: a mi sistema me remito. ¿El más allá del mundo?: en mi sistema se dice a qué atenernos. ¿El problema de la libertad?: ya he argumentado en mi sistema lo que debemos hacer. ¿El amor y sus obstáculos?: en mi sistema hay recetas para dar y vender. ¿La tentación del abismo?: acude a mi sistema y sabrás de abismos y de tentaciones.

Ahora bien, mientras culmino el sistema -estoy en ello-, me entretengo haciendo listas, que a su modo también constituyen un sistema para entender y explicar el universo. Mis listas, mis censos, mis inventarios, instituyen un orden, aunque sea el modesto orden doméstico de la lista de la compra: el método para atender nuestras necesidades del día.

En mis libretas de trabajo elaboro listados de listas. Listas de títulos para libros futuros. Listas de temas para futuros libros. Listas de libros que debo leer de forma inmediata. Listas de libros que no debería haber leído jamás. Listas de viajes inaplazables. Listas de restaurantes imprescindibles. Listas de tareas urgentes. Listas de trabajos postergables. Listas de amores furibundos. Listas de amores apacibles. Listas de nombres que me hubiera gustado tener. Listas de nombres de los que me he librado. Listas dolorosas de amigos muertos. Listas venturosas de amigos vivos. Listas de motivos para ser felices. Listas de motivos para la desdicha. Listas de costumbres medicinales. Listas de hábitos fúnebres. Listas de palabras resplandecientes. Listas de palabras innombrables.

Como comprenderán, en mi lista de profesiones salutíferas para el desarrollo del planeta, los filósofos ocupan un lugar destacado, en especial los filósofos amigos de las listas