DE CAMINO A TURÍN (II)

La desconocida conexión de España con Albania: ¿por qué nos votan siempre en Eurovisión?

El 'boom' hispánico se desató en los 90, tras el fin de la dictadura de Enver Hoxha: desde entonces, en el país de las águilas triunfan el Real Madrid, Julio Iglesias y Dulcinea del Toboso, la que algunos incluso aseguran que nació allí

España es el cuarto país mejor valorado en los 18 años que Albania lleva participando en Eurovisión.

España es el cuarto país mejor valorado en los 18 años que Albania lleva participando en Eurovisión. / ILUSTRACIÓN: P. DEL CORRAL

Pedro del Corral

Pedro del Corral

La idea de Ruth Lorenzo era llevar un enorme diamante a Eurovisión. Quería introducirse en él para que la lluvia a la que cantaba le cayese directamente en el pelo. Su pretensión era, cuanto menos, rompedora… sobre todo, teniendo presente las sobrias puestas en escena que España había protagonizado en los últimos años. Sin embargo, poco de aquel boceto se pudo llevar a cabo. Así que la artista decidió apostar todo a su voz: con la particular garra que la caracteriza, cantó Dancing In The Rain a pleno pulmón en un B&W Hallerne (Dinamarca) que no pudo resistirse ante su potencia vocal. La canción no partía como favorita... pero, al menos, el ridículo esta vez no estaba asegurado. Lo curioso llegó durante los votos, cuando acumuló 74.

De ellos, 12 procedían de un sólo territorio (el máximo que un país puede dar a otro). Lo normal es que estos hubiesen venido de Portugal o Francia. O, incluso, de Reino Unido dado el éxito que acumuló allí gracias a The X Factor. La realidad es que estos llegaron de la mano de Albania. En aquel momento, se puso sobre la mesa una tendencia que había pasado desapercibida hasta entonces: el país balcánico es uno de nuestros grandes apoyos en el certamen y no nos habíamos dado cuenta.

La tierra de las águilas lleva 18 ediciones presentando canciones al famoso concurso. Nunca lo ha ganado, aunque sí ha saboreado las mieles tras alcanzar un quinto puesto en 2012 con Rona Nishliu. Si bien su paso ha sido bastante irregular, ha sabido marcar la diferencia con propuestas contemporáneas salpicadas con su característico folclore. Quizá, por ello, se han clasificado para la final el 58,82% de sus candidaturas. Entre sus mayores pilares se encuentran Macedonia del Norte, Grecia, Montenegro, Suiza y Croacia. España no. Tal vez porque aquí aún se sigue sintiendo como un destino lejano geográfica y culturalmente.

Un cliché que se desvirtúa fácil con el siguiente dato: nuestro país es el cuarto mejor valorado en la historia de Albania en el festival. 55 votos frente a los 14 de Italia y los 18 de Reino Unido en el mismo periodo de tiempo. Empata con Francia y sólo es superada por Portugal. Además, de estos cinco, es el que nos ha dado la mayor cantidad de puntos en 2006 (6), 2007 (12), 2013 (6) y 2014 (12).

El furor que provocamos allí no se queda en el papel. Como curiosidad, sus ciudadanos han compartido en numerosas ocasiones un meme en el que se ve un mapa donde Albania ocupa el lugar de Portugal. Más allá de la broma, la relación entre ambas regiones viene de lejos. Y de ahí el cariño con el que nos tratan en Eurovisión. La conexión comenzó con Alfonso V de Aragón. “Este rey firmó el acuerdo de Gaeta en 1452, por el cual el héroe nacional albanés se convirtió en su vasallo e instaló una guarnición militar catalano-aragonesa”, explica Anastasi Prodani, profesora de castellano en la Universidad de Tirana.

Habla de Skanderbeg, el aristócrata que detuvo el ataque del Imperio Otomano, retrasando la ocupación del Adriático varias décadas. Tras su muerte, su mujer se dirigió al reino de Nápoles y falleció en el monasterio de la Santísima Trinidad de Valencia.

La plaza principal de Tirana está presidida por una estatua de Skanderbeg, el héroe nacional de Albania.

La plaza principal de Tirana está presidida por una estatua de Skanderbeg, el héroe nacional de Albania. / ARCHIVO

Otro nexo se halla en los voluntarios albaneses que lucharon en nuestra Guerra Civil. Una referencia ignorada que inspiró una de las novelas más importantes del país: Hasta la vista, de Petro Marko. A la larga, ocurrió lo contrario: los españoles del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota encontraron en esta república el lugar ideal para seguir romantizando su lucha partisana. “Muchos trabajaron como profesores en el instituto Asim Vokshi y como locutores en Radio Tirana. Otros hacían lo propio en la única editorial como correctores estilísticos”, continúa Prodani.

Este lugar se mantuvo cerrado 41 años al resto del mundo como consecuencia de la dictadura comunista de Enver Hoxha. De ahí que haya sido un auténtico desconocido en el Viejo Continente. De hecho, por aquel entonces, los tres únicos territorios a los que no estaba permitida la entrada de españoles eran Albania, Corea del Norte y Mongolia Exterior.

El poder de Julio Iglesias


“La cultura hispana aumentó su popularidad al mismo tiempo que la crisis postcomunista avanzaba, una época en la que la gente pasaba horas delante de la televisión y la radio”, sostiene Miguel Roán, politólogo, escritor y experto en los Balcanes. El boom tuvo lugar gracias a la literatura y, por supuesto, las series. “Desde los 90 en adelante, se emitieron numerosas novelas latinoamericanas, como Rubí o Rebelde. Esto generó una aproximación colorista a España que todavía se mantiene”.

Parte de la culpa también la tuvo el fútbol, que movía a forofos del Real Madrid y del Barcelona por los miles de bares que discurren por las ciudades de Vlorë, Durrës, Berat, Shkodër, Sarandë, Gjirokastër… A día de hoy, lo sigue haciendo en masa. Casi igual que el cine de Pedro Almodóvar y la música de Julio Iglesias. Sus ritmos latinos se bailan en cualquier boda y no hay restaurante que no ponga una de sus canciones al día. Asimismo, conocen a Miguel de Cervantes, pues El Quijote se estudiaba como obra obligatoria en Bachillerato y, en ocasiones, hasta caía en los exámenes de Selectividad.

El amor hacia este libro es tan grande que sus ciudadanos dicen que Dulcinea era de Ulcinj, una ciudad que hoy pertenece a Montenegro. Incluso, aseguran que su creador estuvo allí cautivo y se enamoró de una joven que después inspiraría a este personaje.

En cuanto al teatro, Fortunata y Jacinta era una de las habituales del Teatro Nacional y de la Academia de Bellas Artes. Sin olvidar el enorme éxito que La casa de Bernarda Alba alcanza cada vez que se programa, ya que la protagonista recuerda bastante a la mujer albanesa. Respecto a la gastronomía, a pesar de su cercanía a Italia, ésta se asemeja más a la española. Es una mezcla entre Oriente y Occidente que se refleja en platos casi idénticos como la fabada, el arroz con leche o la morcilla con arroz.

Rita Ora, Dua Lipa, Ava Max…


No hay duda de que la cultura constituye uno de sus grandes pilares. Es una forma de expresar quiénes son y de desterrar los prejuicios que, a lo largo de varias décadas, han recaído injustamente sobre ellos. Por eso, su entrada en Eurovisión fue acogida con tanto fervor. “La dictadura nos dejó aislados y pobres. Éramos los grandes desconocidos de Europa. Hemos tenido que luchar en todos los sentidos para recuperarnos”, asegura Roni Klein, precursor del festival en Albania. “Es una grandísima plataforma para mostrar nuestra identidad. Tenemos mucho que ofrecer a la escena musical del continente”.

Basta con echar un vistazo a algunos de los grandes nombres de hoy para percatarse. Todas ellas de familia albanesa: Rita Ora, Dua Lipa, Ava Max, Bebe Rexha, Eleni Foureria, Ermonela Jaho, Elhaida Dani…

La república debutó en el certamen con Anzeja Shahini y The Image Of You. La cantante fue escogida a través del Festivali i Këngës, un concurso similar al San Remo italiano que se celebra cada diciembre desde 1962. Desde 2004, es el medio oficial para escoger al representante de Eurovisión.

“Nos tomamos muy en serio esta oportunidad. Trabajamos con tanta antelación para intentar sacar lo mejor de nosotros, sin esperar a ver qué hacen otras delegaciones”, añade Klein, que pone énfasis en un dato final. “Competimos siempre con temas escritos y producidos por artistas nacionales. Lo hacemos así porque es una manera de demostrar nuestra originalidad. Algo que también pasa con España… Y eso nos encanta”.