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Glenn Close: "Hay tanta necesidad de contenido que siempre se cuela algo original"

La actriz de 'Atracción fatal' y 'Las amistades peligrosas' regresa a la televisión como agente encubierta del Mossad en la segunda temporada de 'Teherán'

Glenn Close.

Glenn Close.

Juan Manuel Freire

Primera serie israelí en hacerse con el Emmy Internacional a mejor drama, Teherán (Apple TV+, segunda temporada desde el viernes, día 6) nunca fue una serie de baja intensidad, pero solo crece en fuerza y magnetismo con el fichaje de Glenn Close como Marjan Montazemi, renombrada psicóloga y agente encubierta del Mossad a la que toca supervisar a la heroína Tamar (Niv Sultan). Hablamos con la actriz de Atracción fatal sobre su nuevo triple salto mortal (aprendió persa solo para el papel) y cómo ve la tele de hoy y mañana. 

¿Cómo fue a parar a Teherán

A mi agente le llegó la oferta desde la nada. Sinceramente, no estaba muy familiarizada con Fauda [la serie que propulsó a Moshe Zonder, cocreador de Teherán], pero leí los guiones de esta y me parecieron excelentes. Me parecía la serie apropiada para volver a la televisión. 

 ¿Le interesan habitualmente los thrillers de espionaje?

Sí, sí, siempre me han encantado esta clase de intrigas. De hecho, la serie a la que más enganchado esta temporada es Slow Horses, de la que me fascina el personaje de Gary Oldman.  

 Al parecer, el personaje de Teherán fue escrito específicamente para usted. ¿Lo sintió así cuando leyó los guiones? ¿Pensó "oh, claramente este es mi territorio"? 

En realidad no lo vi tan claro. Y, de hecho, ¡me llevó mucho trabajo! Leí muchos libros sobre la relación entre Israel e Irán. Pero lo más difícil fue aprender persa, porque se suponía que mi personaje debía hablar perfectamente el idioma. Dos coaches de idioma intentaban a cada momento que no metiera la pata. 

Este es solo su tercer papel regular en una serie después de The Shield y Daños y perjuicios. En los tiempos en que se sumó a la primera, en 2005, no era tan común ver a estrellas de cine haciendo televisión. ¿Por qué le pareció interesante dar ese paso?

Básicamente fue porque me gustaba la serie. Es cierto que en aquella época no estaba tan bien visto como ahora hacer tele. Pero es un recelo solo propio de Hollywood. Ya por entonces solía poner como ejemplo a los actores británicos: lo mismo encabezaban una gran película que hacían un pequeño papel en una sitcom. Si para ellos no era un problema, ¿por qué debía serlo para nosotros? 

El tiempo le ha dado la razón, desde luego. Usted siempre escogió bien, porque su siguiente serie fue Daños y perjuicios, avanzada a su tiempo en cuanto a complejidad narrativa y moral. 

Estoy muy orgullosa de esa serie. Los guiones eran de otro nivel. Increíblemente bien escritos. Nunca me permitieron escribir una historia pasada para el personaje [la despiadada abogada Patty Hewes], algo que me gusta hacer. Debía vivir siempre en el momento. Pero les pedí que todo lo que hiciera el personaje, por favor, tuviera consecuencias. Que la historia fuera coherente. Y lo hicieron durante cinco años de escritura. 

A los actores ingleses no les molestaba hacer una gran película y después una 'sitcom': ¿por qué debía ser distinto para los estadounidenses?

¿Cómo el paisaje de las series ahora mismo? A la vez que existe una sobreoferta de calidad, todo parece estar virando hacia las franquicias, las marcas reconocibles, las historias basadas en hechos reales… ¿Faltan ideas realmente originales? 

Hay un montón de ideas, creo. Hay tanta necesidad de contenido que siempre se colará algo interesante y original, aunque solo sea por llenar espacio (ríe). Para un actor, esto es algo fantástico, porque tienes mucho más entre lo que elegir. Realmente hay mucho. 

Hablando de propiedades intelectuales: ¿participará de algún modo en la serie que se prepara en torno a Atracción fatal?

No me han pedido que participe. Pero sí que me encontré con Joshua Jackson [que será el protagonista masculino de la serie] y le pedí que, por favor, hicieran justicia a la historia de mi personaje; que explicaran por qué se comportaba como se comportaba. Espero que lo hagan. 

La película de Adrian Lyne era tan turbadora y provocadora que quizá hoy en día no se podría hacer para cine. Posiblemente en televisión algo de esa turbiedad sobreviva. 

Era realmente turbadora. Y yo hacía de una mujer que había sufrido abusos de niña a manos de su padre. Esa es la raíz de su comportamiento. No era una villana. El final original resultaba mucho más interesante: se acababa suicidando, pero lo cambiaron para convertirla en una psicópata. Cambiar el final hizo que fuera el éxito que fue. El público podía relajarse porque el mal había sido vencido. En la versión original ella no era destruida, sino que se autodestruía. 

La industria televisiva se ha vuelto más global que nunca. ¿Qué objetivo se ha propuesto después de aprender persa?

Bueno, ahora voy a hacer una película en Finlandia, donde nunca he estado. Pero por suerte, no he de aprender finlandés. Para mí cualquier trabajo es difícil. La mayoría significan irse de casa y siempre he de sopesar mucho si vale la pena hacerlo: si la historia y el equipo tienen valor suficiente para dejarlo todo.