MÚSICA

26 años de 'Devil Came to Me' de Dover: la intrahistoria de cómo un disco de rock alternativo se hizo 'mainstream'

El disco de la banda madrileña, editado por Subterfuge, llegó a vender 700.000 copias y fue un fenómeno sin parangón. "Fue algo insólito", recuerda Julio Ruiz

Durante el proceso de creación llegaron a plantearse unir en una sola canción partes de los temas 'Serenade' y 'Devil...'

Los miembros de Dover, en una imagen del año 1997, cuando sacaron su disco más exitoso.

Los miembros de Dover, en una imagen del año 1997, cuando sacaron su disco más exitoso. / CARLOS CARRIÓN / SUBTERFUGE

Roberto Bécares

Roberto Bécares

Era principios de 1997. En la 2 de TVE se estrenaba 'Saber y Ganar' con Jordi Hurtado al frente. EEUU lanzaba el transbordador Discovery para arreglar el telescopio espacial Hubble. ETA asesinaba al magistrado del Tribunal Supremo Rafael Martínez. Y Tom Cruise enamoraba en los cines a propios y extraños con su 'Jerry McGuirre'. Era principios de 1997, decíamos, y en Radio 3 comenzaba a sonar esto: 

"Devil come to me / he said / 'I know what you need' / Devil came to me / and he said / 'You just follow me'...". 

El grupo se llamaba Dover, como una marca de ropa de Barcelona. La madre de Amparo y Cristina Llanos tenía una tienda en Majadahonda -llamada Mariana, por Mariana Pineda- en la que ambas ayudaban. De la etiqueta de una cazadora "chulísima" sobrevino el nombre de una banda que consiguió un hito imposible hasta entonces: que un grupo de música independiente se convirtiera en 'mainstream'. 

Su disco, 'Devil came to me', el segundo de la banda tras 'Sister', que apenas vendió 5.000 copias, puso de acuerdo a amantes de diferentes estilos musicales y pegó un pelotazo inédito en las tiendas de discos. 500.000 copias vendidas en pocos meses. Cinco discos de platino. Premio Ondas al Mejor Grupo Revelación. 15 de meses de una gira de locura. 

Los fans enloquecían. Tiraban las vallas en los conciertos. Se subían al escenario. Se quedaban horas esperando en los camerinos para tener un autógrafo. Las hermanas recibían toneladas de cartas. Cientos. Miles. Algunas de ellas de presos que les daban las gracias por su música. Era una época, además, donde no existía la viralización, solo el boca a boca, lo que convierte el éxito en más meritorio aún. 

"Es que era la mezcla perfecta. Un disco de rock con muchos componentes de pop en estructuras y una actitud muy punk. Ese momento de comunión es muy complicado lograrlo; no ha vuelto a pasar hasta ahora con una propuesta tan radical", explica Carlos Galán, CEO y Fundador de Subterfuge Records. 

"...This is the end / but I'm not surprised, You will burn in hell Do you know, know why?..."

Desde una pequeña oficina de la calle Augusto Figueroa, cuando Chueca era un barrio depauperado, no lo que es ahora, en un cuarto piso sin ascensor, Galán, Gema del Valle y Mikel Sagüés pusieron en el mapa al grupo desde una discográfica independiente. 

Habían empezado repartiendo discos en una mochila, editando un fanzine musicocultural. Se ganaban un dinero extra haciendo de extras en películas, incluso. Eran jóvenes, pero no inexpertos. Ya se sabían manejar en los medios, en un mundillo donde las grandes discográficas pisaban fuerte y dejaban poco espacio a los humildes. 

Tres años antes, habían editado el disco 'Chup, Chup' de Australian Blonde, con el que vendieron 20.000 discos, gracias en parte a la canción elegida para la Banda Sonora de 'Historias del Kronen', la película que reflejaba el espíritu canalla del Madrid de los 90 inspirada en la novela del mismo nombre de José Ángel Mañas.

Pero lo de Dover fue otra historia totalmente distinta. "Fue muy bestia, el verdadero éxito de Subterfuge no es ya aquel éxito de Dover, sino sobrevivir a ese éxito, que conlleva muchas presiones y muchas cosas y, si sabes surfear esa ola, estás vivo", recuerda Gema sobre un disco que ha trascendido generaciones. 

"El otro día una amiga me pasó un vídeo de un bar donde había gente de veinte años y estaban todos cantando 'Serenade'. Se la sabían. Me emocionó", afirma Amparo Llanos, ahora en un periodo de retiro, leyendo, "aprendiendo", viviendo la vida después de sacar dos discos en su nuevo proyecto musical, New Day, tras la disolución de Dover en 2016. 

"Es que 'Devil came to me' es un disco que ha envejecido de la hostia", añade Galán. "Mi hijo tiene 19 años y es uno de sus discos preferidos y no porque sea la discográfica de su padre".

Es la historia de 'Devil Come to Me' la historia del prueba-error y de la recompensa a unos inicios de talento y de trabajo. A tener un objetivo claro.

Era finales de 1996. Ni las dos hermanas ni Jesús Antúnez (batería) ni Álvaro Díez (bajo) habían quedado contentos con el disco anterior, su estreno, Sister, editado con la discográfica Everlasting-Caroline. 

"...Devil came to me He said, "I know what you need" Devil came to me And he said, "Yeah, you belong to me..."

No era el resultado deseado cuando montaron la banda tres años antes -Cristina tenía solo 17 años, Amparo diez más- inspirada en el sonido Seattle, con Nirvana como referencia principal, y también de grupos de mujeres artistas, como Come, The Hall o la propia Courtney Love.

Carlos Galán y Gemma del Valle, en la oficina de Subterfuge en el año 2014. 

Carlos Galán y Gemma del Valle, en la oficina de Subterfuge en el año 2014.  / LUIS RUBIO

"Me habían dicho que tenían un buen directo, pero no les había prestado atención. Me llamó Jesús, el batería, y me comentó que tenían canciones nuevas. Que querían hacer algo con nosotros. En plan muy humilde", rememora Galán. 

La maqueta del 'Loly Jackson' encantó en la discográfica y ya de entrada la metieron en el recopilatorio 'Stereoparty'. "Cuando escuchamos la maqueta dijimos '¿pero qué maravilla es esta?'. Nosotros en esa época éramos conocidos porque trabajábamos bien el lanzamiento de los artistas, nos conocían como grandes comunicadores", añade Gema.

"Entró de última hora, pero nos gustó tanto que la pusimos abriendo ese disco", asegura el líder de Subterfuge, donde no dudaron en hacerles un contrato para en enero entrar en los estudios Infinity a grabar el disco. Era lo que las hermanas habían soñado. Sólo había un problema. "No se lo dijimos entonces, pero nos faltaban cuatro o cinco canciones", recuerda Amparo. 

Era un viernes de antes de Navidad. Estaban en el estudio de siempre, el de Ventorro del Cano, un polígono perdido en la M-40, a la altura de Alcorcón, donde los cuatro componentes del grupo se sentían muy cómodos. Era su segundo hogar. 

Cristina tenía la "estrofa y el puente" de lo que luego sería Serenade y "yo tenía también lo mismo del que sería 'Devil Come to Me'. Intentamos hacer algo con las dos partes juntas, pero no funcionaba", desvela Amparo. 

"...This is the end / but I'm not surprised / You will burn in hell / Do you know, know why?..."

Quedaron en llevarse cada una su parte a casa "a ver que se nos ocurría". "Yo me quedé en el local. Al día siguiente, cuando quedamos, Cris me puso una grabadora cantando en acústico el estribillo y se me pusieron los vellos de punta. Era lo más maravilloso que había escuchado nunca. Nos pusimos a ensayar 'Serenade'".

Pero Amparo también había hecho los deberes. "Se me había ocurrido el estribillo y el riff de guitarra para 'Devil...'. The moon was red and the night... nos pusimos ese sábado por la noche y el domingo todo el día a ensayar. Vino un amigo nuestro, Manolo, se la tocamos, y miraba a todos lados, con cara de alucine, nos daba un gustazo...", se emociona la artista sobre la elaboración de dos himnos que siguen sonando hoy en día en la radio y que acumulan ambos más 15 millones de reproducciones en Spotify.

Al fin de semana siguiente tenían concierto en una sala pequeña de Valladolid, llamada curiosamente Subterfugio. A Amparo se le rompió una cuerda y entre que se pusieron a cambiarla, Cristina se puso a improvisar una canción en acústico. Sola. Fue un éxito. Cuando acabó el concierto, la abordaron sus compañeros de banda:

- ¿Pero, te acordarás de la canción?

Y vaya si se acordaba. De ahí salió 'Nightmare', y algo parecido ocurrió con Sick Girl. Cristina, que todavía vivía con sus padres en Boadilla del Monte, la compuso, la grabó a los pocos días, y se la puso a su hermana en el teléfono. "Salieron cuatro canciones en menos de 15 días. Ya estábamos para grabar", recuerda Amparo. 

Fue grabarlo, publicarlo -un 21 de abril- y se prendió la mecha, una "mecha que duró 15 meses", recuerda Galán. Dice Julio Ruiz, maestro del periodismo musical, presentador del programa Disco Grande de Radio 3, que no tiene una canción preferida del disco porque "era redondo, de arriba abajo". 

"...I lied for you, I lied for you I lied for you, I lied for you..."

"Su éxito fue algo insólito. El disco del diablo dio con la fórmula perfecta de elaborar canciones que conjugaran el fraseo pop con las guitarras encendidas del rock. Dieron con la tecla, evidentemente nadie te regala nada, pero hubo una serie de circunstancias, la suerte, el momento ", recuerda el legendario presentador radiofónico, que ya los conocía de antes incluso de su primer disco.

De hecho, ya había pinchado antes del año 94 las primeras maquetas del grupo en su programa -Jesús, el batería, le llevó la cinta al periódico Información en el que trabajaba- porque "tenían las mejores coordenadas musicales". No era la primera vez, sin embargo, que la voz de Cristina aparecía en Radio 3. Con unos 15 años, como oyente, llamó un día a un programa de la casa y tocó una canción de Nirvana al teléfono. "Aquella joya está en la hemeroteca de Radio 3". 

Lo cierto es que entre los fanáticos de la escena 'indie' ya había cierto runrun con el grupo antes de la publicación del disco, con la salida del single 'Loli Jackson'. 

De hecho, el 16 de noviembre del 96, Sexy Sadie, entonces ya una banda consagrada dentro del rock alternativo, tocaba en la Sala Sol dentro de un concierto montado por Subterfuge y al que habían invitado también a Dover. La sala tenía capacidad para 600 personas, pero la cola daba la vuelta a la manzana. 

"...The moon was red and the night became my friend / And the stars were evil and they said, "Like you were"/ Moon was red and the night became my friend/ And the stars were evil and they said, "Hey, like you were"/ This is just the end/ You will burn in hell / Tell us if you're scared...".

"¡Había más de 6.000 personas fuera! Luego, con el tiempo, nos dimos cuenta de que habían venido a ver a Dover", señala Galán, que como el resto coincide en que el Festimad de aquel 2 de mayo de 1997, pocos días después de sacar el disco, marcó un antes y un después. 

Dover tocaba a las cinco de la tarde, en el segundo escenario. Estaban ilusionados. Amparo le soltó a un amigo que, como era Madrid, igual "con un poco de suerte vienen 200 personas". Por la mañana estuvieron ensayando, algo que no dejaban de hacer nunca, en cada parón de la posterior gira, del resto de sus discos, lloviera, hiciera bochorno o nevara. "Son muy trabajadoras, unas currantas", destaca Gemma, de Subterfuge. "Todo lo que consiguieron se lo curraron", ratifica Julio Ruiz.  

"Si quieres subirte a un escenario te lo tienes que trabajar", señala Amparo, que tras acabar el ensayo aquel 2 de mayo por la mañana metió las cosas en su Pegueot 206, un coche que, pese al éxito posterior, siguió usando un tiempo largo. 

"...Devil came to me /And he said / "I know what you need / Devil came to me /And he said / "What you need is me...".

Para ellos estar allí, y tocar entre Latino Diablo y Morphin, a los que admiraban, era ya un éxito. "Cuando salimos nos quedamos alucinados, nada más salir estaba lleno, pero a medida que avanzaba el concierto venía más gente, algunos se metían en el lago, se caían por acercarse al escenario... fue algo increíble". 

Algunos se metían en el lago, se caían por acercarse al escenario...fue increíble

Fue tan loco que como no tocaban con claqueta para marcar el ritmo y llevados por la excitación, iban por encima del tiempo de la canción. "Fíjate que la canción de 'Devil' es ya rápida, pero era tan emocionante que la tocábamos más rápido aún". Tras bajarse del escenario, les abordó la primera ola. Llegaron las masivas entrevistas con los medios generalistas, y los ofrecimientos de managers. Todos querían gestionar su gira. Se quedaron con Carlos Mariño: "Era un hombre tranquilo. Nos gustó".

Un momento de una actuación de Dover a finales de los 90.

Un momento de una actuación de Dover a finales de los 90. / SUBTERFUGE

Tras el concierto dan una entrevista que todavía puede verse en Youtube. "Cantamos en inglés porque nos sale, es lo natural, no es forzado, es la música que hemos escuchado, y entonces te pones a componer y te sale", afirmaba Cristina. "El tema del disco no es el diablo, es el sentimiento de culpabilidad... es fantástico... son todo canciones metáfora", se aturullaba un poco al explicarse fruto de la bisoñez.  

Acababa de darse el pistoletazo de salida al mayor fenómeno de la música alternativa jamás visto en nuestro país. Solo comparable a lo ocurrido en los últimos años con Vetusta Morla, dos de cuyos componentes, curiosamente, estuvieron en el concierto que la banda dio ese año en Tres Cantos, en aquella gira loca que les llevó por multitud de rincones de España. 

"Hablando con ellos un día nos enteramos que se habían subido al escenario y se habían tirado desde allí", recuerda Amparo sobre una gira que de algún modo provocó "una subversión absoluta" de lo que era "natural" hasta entonces. "Es que los chicos subían al escenario se acercaban a Cristina, le daban un beso en la mejilla y se tiraban del escenario. Era todo muy espontáneo".

Lo habitual era hasta entonces que las chicas subieran a dar un beso al rockero de turno. En vez de las groupies, eran los groupies. Dover cambió incluso eso en medio de la llamada tercera ola del feminismo tras "la década reaccionaria de los 80. Aquello se mantuvo varios años", recuerda la guitarra de la banda. 

"Verlas tocar es una de las mejores experiencias de mi vida. La energía y el sentimiento de toda una generación estaba encapsulada en esas canciones. Esa rabia y ese demonio eran la rabia y los demonios de toda una generación", afirma Gema, que aquel año estaba tan "obsesionada" con lo que estaba pasando que se acostaba todas las noches escuchando en su cabeza las canciones del 'Devil...'. En el mismo orden que en el disco.

Los integrantes de Dover, en una imagen promocional de aquel disco. 

Los integrantes de Dover, en una imagen promocional de aquel disco.  / SUBTERFUGE

"Es que habían llegado a un público de distintas edades y capas de la población en una época sin internet, lo que tenía un mérito enorme", cuenta Gema, que alucinaba cuando le llamaban desde una distribuidora del País Vasco, por ejemplo, y le pedían 20.000 copias de una tacada. "¿Pero esto qué es?", se preguntaba día tras día, porque además la ola iba subiendo. 

A la tienda de la madre de las compositoras del grupo, a Majadahonda, les llegaban los fans para que les firmaran autógrafos. Las clientas no entendían nada. "Era una ola que a medida que pasaban las semanas se multiplicaban por cinco. Ya no solo hablo de ventas, sino del boca a boca, de todo los acontecimientos", aprecia Amparo sobre un disco del que vendieron al menos 700.000 discos, aunque ella sostiene que se fueron al millón de copias. "Es que fíjate, me subo a un taxi y me siguen reconociendo. Todos los taxistas conocen el 'Devil came to me'".

"...This is the end but I'm not surprised You will burn in hell Do you know, know why? I lied for you, I lied for you I lied for you, I lied for you..."

Llamaban incluso a casa de sus padres para contratar conciertos desde todos los puntos de España. Cristina cogía a veces el teléfono. Cerraba acuerdos "al tuntun" por 100.000 o 200.000 pesetas, cuando podían pedir mucho más, muchísimo más. Y como había un acuerdo de por medio se plantaban allí por ese precio. "En Alfaz del Pi los contrataron por 100.000 pesetas y el tío metió lo que quiso de gente allí. Lo reventó. Al año siguiente le colocamos a Undrop por cuatro millones y fue un desastre", recuerda Galán. 

Otro concierto que marcó aquella gira fue el de Anoeta. Ahí los recuerdos difieren sobre la fecha entre los protagonistas, pero todos recuerdan que estaba a reventar. "La gente decía que no habían visto aquello nunca salvo con Mecano". Aquel viaje, de hecho, un hermano de Amparo y Cristina conducía la furgoneta. Al volver a casa, no salía de su asombro todavía contándoselo a su madre: "Mamá, es que la gente se vuelve loca, es que tiran hasta las vallas...". 

De repente, hasta el padre se convirtió en una suerte de asesor de imagen. Les ordenaba las pilas de cartas que les llegaban y les apuntaba notas. "Este pide foto". "Responder rápido". Y ellas trataban de responder. "Mi padre no cabía en si de gozo y yo trataba de contestarlas todas, iba con una carpetita para escribir"

"...The moon was red and the night became my friend / And the stars were evil and they said, "Like you were" / Moon was red and the night became my friend / And the stars were evil and they said, "Hey, like you were" / This is just the end / You will burn in hell / Tell us if you're scared".

"Se alinearon muchos factores para que aquello pasara, fue un fenómeno social, y mucha gente sigue pensando que aquello es imposible que vuelva a pasar", concede Amparo, que sitúa como clave de aquel disco "las guitarras desaforadas, fuera de plano" y la "personalidad de garra y fuerza con un sentimiento impresionante" en la voz de su hermana.

Ni los miembros de la banda ni en Subterfuge cambiaron su estilo de vida por aquel éxito, que trajo mucho dinero. "Es que nosotros no hacíamos música para ganar dinero, sino que ganábamos dinero para hacer discos", sostiene Gema, que asegura que tuvieron que tener los pies en el suelo. 

Dover, en una actuación en Galicia de la gira de 'Devil come to me'.

Dover, en una actuación en Galicia de la gira de 'Devil come to me'. / EPE

"Imagínate, es que todo el mundo te decía que eras un genio, que tenías un olfato de la leche". De hecho, en los años posteriores, cuando alguien quería entrar a una discográfica importante una de las preguntas obligadas era "¿Quién sacó el disco de Dover?". 

Las hermanas nunca fueron fetichistas por eso todos los Discos de Oro, de Platino, se los daban a sus padres para que los guardaran. "Les hacía mucha ilusión", afirma Amparo, que se considera afortunada de que "Dover tuviera una carrera más o menos larga, y sobre todo, que como compositoras hemos hecho siempre lo que queríamos [su hermana lleva años desconectada del mundo de la música], lo que nos daba la imaginación". 

"...Everybody say now I will take the lessons / That I forgot to learn at school / And they go like / "Everybody say you deserve what you get" / But no, I didn't mean to hurt..."

"A los diez años del Devil empezamos a probar otras cosas". Recuperaron la frescura. "Follow the lights (2006), por ejemplo, tuvo mucho éxito. Estuvimos dos años de gira", asegura la artista, que también recuerda con mucho cariño las giras por Latinoamérica y por el centro de Europa, donde consiguieron triunfar también, sobre todo con el disco 'I Was Dead for 7 Weeks in the City of Angels' (2006). 

Amparo afirma que ni ella ni su hermana eran muy de escuchar su propia música, de "volver atrás", por lo que ahora, asegura, cuando escucha las canciones "es como si estuviera viendo aquel momento". 

"...I lied for you / I lied for you / I lied for you / I lied for you."

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