CINE

'Cyrano': el clásico romántico renace en clave de musical

Joe Wright, director de 'Orgullo y prejuicio', adapta la obra de Edmond Rostand en un suntuoso musical protagonizado por Peter Dinklage y Haley Bennett

Peter Dinklage, en un fotograma de 'Cyrano', de Joe Wright.

Peter Dinklage, en un fotograma de 'Cyrano', de Joe Wright. / UNIVERSAL PICTURES INTERNATIONAL

Beatriz Martínez

El director Joe Wright siempre había tenido una relación muy especial con la obra de Edmond Rostand Cyrano de Bergerac. Cuando era adolescente, vio la película de Jean-Paul Rappeneau interpretada por Gérard Depardieu y se sintió interpelado por ella. En ese momento se sentía igual que el personaje, en su caso porque tenía dislexia y sobrepeso. Quería ser amado por aquellos que él amaba y, si no lo conseguía, se sentía muy herido por todas las inseguridades que acumulaba. "Parecía que esa historia me hablaba directamente a mí", cuenta Joe Wright en una charla que mantenemos a través de Zoom. 

En 2018 asistió a una pequeña función de una nueva versión teatral de Cyrano en Chester, Connecticut. La dirigía Erica Schmidt y la protagonizaba su marido, Peter Dinklage, y la reciente novia de Wright, Haley Bennett. Quedó muy impresionado con sus interpretaciones y decidió que quería hacer una película basada en esa obra. Las dos parejas comenzaron a trabajar, Wright y Schmidt en el guion y Dinklage y Bennett en sus respectivas encarnaciones de Cyrano y Roxanne.

"Desde el principio tuve claro de qué forma quería enfocar la película. Como en la obra, Cyrano no tendría la nariz que le había caracterizado en nuestro imaginario hasta el momento. Y, además, quería descontextualizarla de cualquier época y espacio, como si se tratara de un periodo de fantasía y que todo se impregnara de esa sensación etérea, casi como si fuera un cuento de hadas. Quería jugar con el concepto de abstracción". 

ECLOSIÓN DEL MUSICAL

Es la primera vez que Joe Wright aborda una película musical, precisamente en un año en el que el género ha vivido un nuevo resurgir, de la adaptación de Steven Spielberg de West Side Story a Tick Tick… Boom! de Lin-Manuel Miranda. Joe Wright piensa que, tras la pandemia, el público necesita escapismo, pero también películas que conecten con sus propias vidas. Espectáculo y emoción. Reconoce que no es un género que le apasione (cita Cabaret y Bailar en la oscuridad como sus preferidas) y que a veces le parece demasiado artificial. Él ha apostado por el naturalismo. Por eso, uno de los mayores retos a los que se enfrentó fue que los actores cantaran en directo frente a la cámara, para que se pudieran sentir sus respiraciones, sus imperfecciones. "Quería que fuera algo muy emocional y aspirar a cierto nivel de intimidad. Desde luego, fue un reto, tanto para mí como para los actores, porque si no funcionaba la propuesta, toda ella se venía abajo". 

El director debutó en el largometraje con la adaptación de Jane Austen Orgullo y prejuicio (2005), que le valió un reconocimiento inmediato. Siempre ha sabido cómo dar un toque de modernidad al material de época y las historias icónicas de la literatura para darles un nuevo sentido, algo que también demostró en Expiación, más allá de la pasión, sobre la obra de Ian McEwan, y más tarde en Anna Karenina, de Tolstoi, las tres protagonizadas por Keira Knightley. ¿Podríamos considerar Cyrano como parte de una tetralogía? "Sí, creo que hay algo que las conecta. Son adaptaciones muy personales en las que he intentado apelar a un cierto grado de inocencia. ¿Se puede alcanzar en estos días? La gente piensa que el cinismo y la ironía son el monopolio de la verdad. Se creen más inteligentes así. Pero yo creo en la inteligencia emocional, que es algo innato y mucho más puro"

Reivindicación de la diferencia

Wright quería abordar este Cyrano desde la reivindicación de la diferencia. Por eso, más allá de todo su dispositivo, la película habla de la conexión entre las personas. "Hemos vivido momentos muy duros durante la pandemia. Una experiencia de aislamiento compartida. Así que quería hacer una película sobre los vínculos humanos, lo difícil que es conseguirlos y lo importantes que son. Pero ya era una idea que me rondaba antes de la crisis sanitaria del covid, porque cuando veía a Donald Trump o a Boris Johnson levantando barreras entre nosotros, intentando separarnos, me ponía enfermo. Se han dedicado a expandir un mensaje de odio, despreciando y estigmatizando a los ciudadanos por sus diferencias. Por eso me parecía importante abordar este tema y hacer una película en la que el aspecto físico no importara". 

Desde que inició su carrera, Joe Wright se ha caracterizado por la elegancia en la puesta en escena de cada una de sus películas, en las que siempre hay planos secuencia de una exquisita composición formal. Por supuesto, en Cyrano también. "Yo creo que los planos-secuencia siempre deben tener un sentido. Yo los utilizo para crear una experiencia inmersiva. Por ejemplo, una de las secuencias más largas es el duelo en las escaleras entre Cyrano y diez hombres a los que termina venciendo. Si la hubiera montado con muchos cortes, no se apreciarían las habilidades del personaje. Así, creo que la sensación de verosimilitud es mucho mayor". 

Para él, trabajar con Peter Dinklage ha sido un regalo. "Es extraordinario, un increíble profesional con unas habilidades poco frecuentes. Y con Haley… ya sabes [se refiere a que es su mujer], la conozco muy bien y sé cuando se siente incómoda y cuando confortable. Tiene algo muy tierno y emocional que encajaba a la perfección con nuestra Roxanne". Reconoce que, si la película se hubiera estrenado directamente en una plataforma, la habría hecho de otra manera. Su Cyrano es para ver en cine. "Está demostrado que, cuando ves una película rodeado de gente, los corazones se sincronizan. ¿Y qué hay más bonito que eso después de haber estado tanto tiempo separados?".