ENTREVISTA

Los Punsetes: "Ahora es más progresista ser políticamente correcto que incorrecto, que es el discurso de la ultraderecha"

La banda con las letras más corrosivas del panorama nacional publica su primer disco de grandes éxitos cuando cumplen 18 años de andadura. Unos clásicos del indie que siguen tan fieles al 'underground' y a cierto espíritu punk como el primer día.

Los Punsetes, en su mayoría de edad como grupo.

Los Punsetes, en su mayoría de edad como grupo. / Sergio Albert

Jacobo de Arce

Jacobo de Arce

La pandemia y sus confinamientos, con aquellos encierros eternos y el paso lento de las horas en casa, dieron para mucho arte y, en particular, para mucha música. El aburrimiento y la angustia pueden ser importantes motores creativos. Solo hay que recordar ejemplos abrumadores como el de Taylor Swift, la gran estajanovista musical del Covid capaz de grabar cuatro álbumes en apenas un año, pero también esas miles de ventanas con música de instagram contribuyendo a una gran serenata global, por momentos agotadora.

No ha sido ese el caso de Los Punsetes, que cierran estos días el paréntesis pandémico con un nuevo disco… de grandes éxitos. Ariadna Paniagua y Manu Sánchez, voz y guitarra/compositor de la banda respectivamente, esquivan la mirada interrogante del periodista en una terraza madrileña. “No ha sido una pandemia muy creativa, es cierto [risas]. Para mí de hecho ha sido bastante anticreativa –explica Manu–. Creo que nos pasó lo que contaba Nacho Vegas en el programa de Vigalondo: necesitas que te pasen cosas para escribir, la interacción humana es muy importante. Estar metido en casa no ayuda mucho”. “Además tampoco pudimos seguir el mismo ritmo de ensayos que teníamos”, añade Ariadna. “Y hemos estado currando todos mucho. Yo estaba en casa pero preparando siete rodajes y ocupándome de un montón de cosas más”, parece disculparse su compañero.

En realidad, la historia no es exactamente así. En junio del año pasado la banda publicó un EP con tres canciones nuevas, Todo el mundo quiere hacerte daño. Y el día que se realiza esta entrevista Los Punsetes están a punto de partir hacia el El Puerto de Santa María para grabar nuevo material en el estudio de Paco Loco. Ahora sí. Año y pico después de los confinamientos más duros, la banda madrileña que mejor encarna la supervivencia del indie guitarrero y ligeramente punk de principios de los 2000s ha encontrado por fin la inspiración necesaria para componer material suficiente para un nuevo álbum. Tienen listas 14 canciones, y dicen que han dejado fuera otras 25.

¿Por qué, entonces, lo de lanzar ahora este recopilatorio? ¿Tocaba quizá celebrar los 18 años que cumplen como banda? “En realidad no. Es una idea que me hacía gracia, y como nos acabábamos de cambiar a Sonido Muchacho [su actual discográfica] y tenemos buen rollo con todos los sellos anteriores, le dijimos a Luis [Fernández, jefe de Sonido Muchacho y a la vez bajista del grupo] que por qué no sacábamos esto como primer paso en el sello. Era lo más rápido. Aunque al final, por el tema de la pandemia, ha sido un infierno hacer el vinilo y se nos ha juntado todo”, explica Manu.

Lo cierto es que a Los Punsetes no les sobra el tiempo. Todos, salvo Luis, se conocieron estudiando Comunicación Audiovisual y tienen trabajos bastante exigentes en ese sector. Dos de ellos (Manu y Chema, el batería) son además padres. Con esas vidas, no es fácil ensayar, irse fuera a grabar o salir de gira. Y menos después del parón. “Es un esfuerzo titánico -dice Manu-, pero tenemos una respuesta tan buena de la gente que merece la pena”.

Fieles a sí mismos

Hubo un momento, allá por 2010, cuando Los Punsetes publicaron su segundo disco y les llamaban para tocar en todos los festivales, en que la posibilidad de que vivieran de la música casi se hizo realidad. Pero la idea no les acabó de convencer. “En realidad, cuando sacamos el primer disco ya teníamos casi 30 años. Todos habíamos acabado la carrera y estábamos trabajando -explica Manu-. A mí todavía me flipa cuando veo a gente que está ahí en el ajo y solo vive de esto, como Luis. Yo concibo la música como parte de mi identidad B, y está bien así. Me permite tenerlo como una cosa muy pura”. “Además, en realidad nunca lo hemos petado -añade Ariadna-. Nuestro crecimiento ha sido muy gradual”.

Gradual y, sobre todo, sin bandazos. Los Punsetes es una banda de cuarentones que permanecen estrictamente fieles al sonido que practicaban cuando empezaron. “Chema y Jorge [el otro guitarrista y compositor del grupo] son los principales guardianes de las esencias. Pero todos somos muy indies. Muy puretitas”, dice Manu. Eso les ha hecho impermeables, hasta ahora, a tendencias que sí están impregnando a bandas no muy alejadas de ellos, como la ola neofolk. O al fenómeno urban, lo que escuchan los que vienen detrás. Manu y Ariadna cuentan que fueron a un concierto de los traperos Kinder Malo y Pimp Flaco, a los que admiran, y no entendieron nada de lo que pasaba allí. “Fue guay. Como cuando la gente veía en su día a los Pistols y flipaba”.

Ahora hablamos menos del amor y de nosotros mismos, y más de lo que nos rodea”

Ese sonido característico, la fórmula Punsetes, es ya un clásico: un pop apoyado en guitarras ruidosas que preside la voz hierática, por momentos militar, de Ariadna. Y unas letras que están entre las más lúcidas y divertidas que se escriben en este país. Caricaturas mordaces del mundo en que vivimos y de las relaciones que nos unen, llenas de autoflagelación, malentendidos y rencores. Aunque admiten que ahí, en las letras, sí que han cambiado algo las cosas. “Ahora hablamos menos del amor y de nosotros mismos, y más de lo que nos rodea”, apunta la cantante. De hecho, dicen que su próximo disco será más político.

El texto importa

Lo que sí que permanece inalterable es el mimo que ponen en los textos. Lo explica Manu: “Soy ambicioso con las letras, me las tomo muy en serio. Decía Godard que para él un travelling era una cuestión sagrada. Pues para mí una métrica es una cuestión sagrada. Que no tenga versos cojos, ni cosas por el morro… Me gusta que sean letras guays. Y me exige mucha concentración”. Él se atribuye las letras más disparatadas, las que no tienen “nada que ver con nada”, y a Jorge las que tienen una pátina más intelectual y están trabajadas sobre más referencias.

Esas letras de ambición punk, en las que “mierda” es la palabra más repetida y casi una bandera del grupo, son el mejor antídoto contra la lírica cursi y los ripios a los que están abonados tantos músicos españoles de su generación. Muchas están en este recopilatorio, que lleva por título España necesita conocer y que cuenta con una portada de Joaquín Reyes y gráfica de la también música Caliza. En él no han querido incluir solamente hits. También hay canciones como Estrella distante, “que no es un hit pero todos somos conscientes de que es una de las mejores canciones que hemos hecho. O Maricas…”, dice Manu. “¡Maricas es un hit!”, rebate Ari. “Bueno, es verdad. Ojo con Maricas -acepta el músico-. Es la canción de la que ha hecho versiones todo el mundo: Hidrogenesse, Joe Crepúsculo, Pimp Flaco… Si no la tocamos, la gente se cabrea”.

Lo cierto es que todas sus canciones más emblemáticas están en el disco. También Opinión de mierda, un tema que sigue siendo el que más reproducciones tiene en Spotify, pero al que algunos en la banda le han cogido cierta manía.Opinión de mierda es una canción que funciona mejor como meme que en un concierto. Cuando la tocas, la gente se pone contenta (dicen ‘¡eh, Opinión de mierda!') y ya está. Sin embargo, hay otras con las que pasan muchas más cosas mientras las tocas. Es una canción muy graciosa conceptualmente, pero musicalmente no es tan buena como otras”.

Hablando de memes y letras, es inevitable preguntar por la que ha sido la más comentada en los últimos meses, el extraño arrebato lírico de Rosalía en Hentai. Recordemos: “Te quiero ride / como a mi bike / hazme un tape / modo Spike / yo la batí / hasta que se montó / segundo es chingarte / lo primero es Dios”. “Me parece de puta madre -responde Manu como un resorte-. ¡Es una letra sobre hacer una paja y la gente se enteró tres semanas después! Además, más por menos no lo ha tenido nadie. Un vídeo de 20 segundos, cantando a capela… A ver qué artista internacional se saca un single entero y un videoclip de 50.000 pavos y no tiene ni un cuarto de repercusión. Es increíble lo de Rosalía”.

El humor y sus límites

El humor es un elemento fundamental en un grupo que se bautizó jocosamente como un célebre divulgador televisivo y que en sus canciones se mete con todo y con todos, pero sobre todo consigo mismos. Alguna vez han parecido bordear algunos de esos límites del humor sobre los que tanto se viene hablando últimamente. ¿Ponen mucho cuidado en ello? “Nosotros no nos censuramos -responden-. Pero sí que pensamos muy bien lo que decimos. Y cuando decimos algo somos capaces de defenderlo”.

Soleá Morente grabó una versión flamenca de 'Me gusta que me pegues' y le dijimos que mejor no la sacara. Llevada a ese rollo más dolido, cambiaba de forma"

En España necesita conocer no han dejado de incluir Me gusta que me pegues, una canción que puede ser fácilmente malinterpretada. “Es una canción que escribí yo y es totalmente metafórica -dice Manu-. Si la cantara yo, no habría ninguna polémica. La polémica viene de que la cante Ari”. Pocas veces se lo han echado en cara. Tener un publico muy fiel y que les sabe leer perfectamente evita muchos malentendidos. “Pero te voy a contar una anécdota -continúa-. Soleá Morente grabó para uno de sus discos una versión de Me gusta que me pegues en plan flamenco. Cuando la escuchamos le dijimos: ‘mejor no la saques, porque esto da mal rollo’. Es una canción punk que Ariadna canta muy empoderada y no hay ningún tipo de duda, es muy en tu cara y desafiante. Pero si te la llevas a un rollo más dolido, ahí ya empieza a cambiar de forma. Como nosotros la hacemos, está claro por dónde va”.

Los Punsetes, de izda. a dcha.: Chema, Jorge, Ariadna, Luis y Manu.

Los Punsetes, de izda. a dcha.: Chema, Jorge, Ariadna, Luis y Manu. / Sergio Albert

Otro episodio polémico lo vivió el propio Manu con su proyecto musical en solitario, Antonna. La culpa la tuvo la canción Y además bastante fea, que ingresó en un vergonzante panteón de perlas machistas (no eran pocas) del indie patrio. En este caso, él no duda en el propósito de enmienda. “En el tema del machismo hemos vivido un cambio de paradigma, y yo creo que todos los días aprendo de este cambio”, dice. El mapa del lenguaje se ha ido moviendo, y eso para él es positivo. “Yo con la corrección política, en general, no tengo ningún problema. De hecho, ahora me parece más progresista ser políticamente correcto que políticamente incorrecto, que es el discurso de la ultraderecha y da un asco increíble”.

Los 18 años de Los Punsetes llegan como lo que son: una mayoría de edad cargada de madurez. Una atalaya confortable en la que se ríen de sus propios prejuicios y alaban la falta de ellos en otros artistas, como Rigoberta Bandini, para ellos la clara vencedora de Eurovisión y a la que ven con una proyección de vértigo. "Dentro de diez años la veremos haciendo cosas acojonantes y con muchísimo público”, pronostican. Ellos, mientras tanto, prefieren quedarse en su nicho underground. Ese que está dos escalones por debajo del éxito masivo y de vivir de la música, pero en el que se puede disfrutar de hacer y decir lo que les dé la real gana ante un público cómplice y entregado. Así era el espíritu del punk que les motivó siempre, y ese es el que han conseguido seguir manteniendo.

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