CINE ESPAÑOL

La cuarta noche que Almodóvar se fue de vacío de los Goya

Dos años después de la gran noche de 'Dolor y gloria', la larga historia de desencuentros entre la Academia y el cineasta vivió un nuevo episodio con los cero premios para 'Madres paralelas'

El director Pedro Almódovar y la actriz Penélope Cruz.

El director Pedro Almódovar y la actriz Penélope Cruz.

Julián García

La noche del 25 de enero de 2020, 'Dolor y gloria' se llevaba siete premios Goya, entre ellos el de mejor película, guion y, por supuesto, dirección para Pedro Almodóvar. El reconocimiento, casi la reverencia, de la Academia de Cine hacia aquel emotivo viaje semiautobiográfico que era ‘Dolor y gloria’ parecía sellar viejas heridas abiertas desde que 'La ley del deseo' se quedó sin siquiera una nominación en 1987. Este sábado, sin embargo, la larga y fogosa historia de encuentros y desencuentros entre la Academia y el genio manchego vivió un nuevo episodio, pues ‘Madres paralelas’, que optaba a ocho premios, se marchó de vacío. Ese guarismo, cero, volvió, como antaño, a dejar un poso raro en el ambiente.

No era la primera vez que Almodóvar se va sin nada de unos premios de la Academia de Cine. Ya le había ocurrido en 1989 con ‘¡Átame!’, en 1995 con ‘La flor de mi secreto’ y en 2004 con ‘La mala educación’. En esta edición de los Goya, y a pesar del frondoso precedente de ‘Dolor y gloria’, las ocho nominaciones para ‘Madre paralelas’, en comparación con las intimidantes 20 de ‘El buen patrón’, ya hicieron arquear la ceja a más de uno; suspicacia acrecentada por el hecho de que fue la película de Fernando León de Aranoa, y no la de Almodóvar, la elegida para representar a España en los Oscar.

Esta misma semana, el productor Agustín Almodóvar, hermano del cineasta, había puesto en cuestión, precisamente, la forma de elección de la película para los Oscar por parte de la Academia, apuntando que “el sistema debería ser más objetivo y transparente” y lamentando que ‘Madres paralelas’ era “la película que esperaban en Hollywood”. En este sentido, el gélido cero de los Goya contrasta con la fervorosa recepción de crítica y público que la película ha tenido fuera de España, incluido, por supuesto, el premio Volpi del festival de Venecia a la mejor interpretación para Penélope Cruz, las dos nominaciones para los Oscar (para la actriz y el compositor Alberto Iglesias) y la candidatura a mejor película internacional en los César y los Bafta. El propio Agustín Almodóvar, justo al acabar la ceremonia, compartió en su cuenta de Twitter una foto reveladora: las tres actrices nominadas, y sin premio final, Penélope, Aitana Sanchez Gijón y Milena Smit, arropaban a un Almodóvar sentado aún en su asiento de platea, los ojos ocultos tras sus inseparables gafas de sol.

En cualquier caso, zaherido o no por la Academia, siempre dio la impresión de que Pedro Almodóvar estaba este sábado con la cabeza en otro sitio. Se llegó a especular con la posibilidad de que el cineasta se ausentara de la gala, pero finalmente llegó al Palau de les Arts de Valencia acompañado por Penélope Cruz para entregar el primer Goya Internacional a Cate Blanchett. “Soy un poco reacio a las ceremonias porque en seguida me duele la cabeza y tengo que estar siempre con gafas, pero creo las galas donde se premian películas son más necesarias que nunca”, dijo en la alfombra roja. Luego, en el estrado, se le vio rendido a la evanescente actriz australiana, llegando a animar a la gente, con un travieso gesto destrangis, a levantarse y ovacionar a la homenajeada, con quien comparte su nuevo y anhelado, proyecto: la adaptación de ‘Manual para mujeres de la limpieza’, de Lucia Berlin. La pulsión creativa parece estar hoy, para Almodóvar, por encima de otras cuitas.