LOS PREMIOS DEL CINE ESPAÑOL

¿Adónde van a parar los 'cabezones' que reciben los ganadores de un Goya?

Roberto Álamo intentó vender en Wallapop la estatuilla como mejor actor de reparto en 2013 por ‘La gran familia española'

Antonio Banderas, Laia Marull y Roberto Álamo con su Goya.

Antonio Banderas, Laia Marull y Roberto Álamo con su Goya. / ARCHIVO

Mireya Roca

El Palau de Les Arts de València será el escenario de la 36º edición de los premios Goya 2022, que tendrá lugar el próximo 12 de febrero. La maquinaria ya está en marcha para que en la gran gala del cines español los premiados alcen, con la mejor de sus sonrisas y el correspondiente discurso, la preciada estatuilla, el busto del pintor Francisco de Goya, de bronce y casi tres kilos de peso. Antes de 1990, pesaba 15 kilos y era una escultura desmontable que venía acompañada de una insignia de los Goya, que podía quitarse y usarse como pin.

Los llamados cabezones se fabrican cada año con carácter exclusivo por parte de la Academia y, pese al reconocimiento que supone recibirlo, algunos de los laureados no han dudado de desprenderse de ellos.

Sin duda, uno de los casos más sorprendentes es el del actor Roberto Álamo, que hace unos días confesó que había puesto a la venta su primer Goya. Tras ganar la estatuilla como mejor actor de reparto en 2013 por La gran familia española, el intérprete pasó nueve meses sin trabajo y decidió publicar un anuncio en una conocida plataforma de compra y venta para conseguir algún ingreso. “Lo puse delante de un fondo rojo de terciopelo para venderlo en Wallapop, pero menos mal que no lo vendí”, relató en el programa El Hormiguero (Antena 3).

Además de esta solución desesperada, Álamo también llegó a enviar su currículo para trabajar en la hostelería como camarero, algo que ya había hecho de joven cuando estudiaba. Después de aquella época baja, ganó otro Goya como mejor actor principal por el filme Que Dios nos perdone en 2016 y ya no ha vuelto a sufrir estrecheces económicas.

Los Bajo Ulloa, en bancarrota

Pero Álamo no es el primer artista que intenta comercializar su Goya. Los hermanos Juanma y Eduardo Bajo Ulloa intentaron también vender en diciembre de 2016 en una tienda de segunda mano de Vitoria la estatuilla que recibieron como ganadores del Goya al mejor guion original en 1992 por la cinta Alas de mariposa.

Según confirmaron por aquel entonces varios medios, el cabezón permaneció durante meses en el escaparate de una tienda de compraventa con un precio de 4.999 euros. Cuando se conoció la noticia, Juanma se encontraba en bancarrota.

En realidad no existe ninguna ley que prohíba obsequiar, vender, destruir o subastar el cotizado galardón. De hecho, algo parecido ocurrió con los Oscar, hasta que la Academia de Hollywood se pronunció y ahora obliga por contrato a que los ganadores que quieran vender la estatuilla dorada se la ofrezcan primero a esta institución por una cantidad simbólica.

Exhibidos

Un caso muy distinto es el de Antonio Banderas, que el pasado mes de marzo decidió exponer sus tres premios Goya en el restaurante del Teatro Soho Caixabank, Tercer Acto. Los tres galardones estaban dentro de una urna de cristal y el primero que aparecía es precisamente la estatuilla que Banderas recibió en los Goya 2020, por su papel como director de cine en Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar.

Junto a este galardón, también se mostraron el Goya de Honor que el intérprete recibió en reconocimiento a su trayectoria en la edición de 2015, un momento crucial de su vida en el que había dejado de vivir en Hollywood para pasar largas temporadas en su Málaga natal. Mientras que la tercera estatuilla es la primera que obtuvo en 2010 por su labor como productor del corto de animación La dama y la muerte, una cinta andaluza que además fue nominada al Oscar en esta categoría.

Por otro lado, su colega, el actor lucense Luis Tosar depositó los tres Goya que recibió por Celda 2011, Te doy mis ojos y Los lunes al sol en casa de sus padres. De hecho, todos los premios que ha conseguido a lo largo de su prolífica carrera están expuestos en el salón de su familia.

Otra actriz que también obsequió el cotizado premio premio a sus padres es Marta Etura, que consiguió el cabezón por su interpretación en Celda 211.

Simpatía por el vecino

La decisión de Álex de la Iglesia resulta algo más inusual, pues el cineasta decidió regalar el Goya que ganó en 1996 a la mejor dirección por El día de la bestia a un vecino. Mientras que Laia Marull, ganadora de tres Goya (mejor actriz revelación 2001 por Fugitivas; Mejor actriz en 2004 por Te doy mis ojos, y mejor actriz de reparto en 2010 por Pa negre) ha afirmado en más de una ocasión que las tiene en una estantería, una mirando a la otra, "a ver qué se dicen".

Para terminar, Quim Gutiérrez, ganador de un Goya al mejor actor revelación por Azul oscuro casi negro, ha preferido también exponer la estatuilla en su casa, al igual que Manuela Velasco, que la puso sobre la chimenea del salón, "donde lo pueden ver bien mis amigos", dijo la actriz que se llevó el Goya en 2007 por su interpretación en REC.