INTERPRETACIONES NATURALES

'Sis dies corrents' y 'Espíritu sagrado': milagros de actores no profesionales

Nacho Fernández, Valero Escolar y Mohamed Mellali son las estrellas de las dos películas y tienen en común que es la primera vez que se ponen delante de la cámara. El resultado es tan sorprendente que incluso han conseguido premios en festivales internacionales por su interpretación

Fotograma de la película ’Sis dies corrents’, de Neus Ballús, con los actores no profesionales Valero Escolar, Mohamed Mellali y Pep Serrà.

Fotograma de la película ’Sis dies corrents’, de Neus Ballús, con los actores no profesionales Valero Escolar, Mohamed Mellali y Pep Serrà.

Beatriz Martínez

En el pasado Festival de Locarno coincidieron dos películas españolas que tenían algo en común: no estaban protagonizadas por actores profesionales. Cada una tenía su identidad, su estilo y una metodología específica a la hora de trabajar con estos nuevos intérpretes, pero lo cierto es que tanto Sis díes corrents, de Neus Ballús como Espíritu sagrado, de Chema García Ibarra se caracterizan por el carisma de estas presencias reveladoras que sirven para dotar de autenticidad a la pantalla. 

Son muchas las películas y los directores que han preferido renunciar a los intérpretes formados en busca de mayor naturalismo y verdad. Desde Arantxa Echevarría en nuestro país con Carmen y Lola a prácticamente todas las películas de Sean Baker o hitos como Ciudad de Dios, de Fernando Meirelles. Su base se remontaría al neorrealismo italiano, a El ladrón de bicicletas, a Pier Paolo Pasolini y su querencia por los rostros reales en Accatone, a Satyajit Ray en Pather Panchali o a Robert Bresson. Precisamente, estos son algunos de los referentes para García Ibarra que marcaron su preferencia por las interpretaciones naturales, que están presentes desde su primer cortometraje, El ataque de los robots de Nebulosa-5, para el que utilizó a su primo José Manuel Ibarra como protagonista. Desde ese trabajo, el director ilicitano se dio cuenta de lo que estaba buscando para su cine: que la gente que apareciera frente a la cámara tuviera su propio acento, que se equivocara, que utilizara sus propias expresiones. 

Fotograma de la película 'Espíritu sagrado', con Nacho Fernández, el cuarto por la izquierda.

Fotograma de la película 'Espíritu sagrado', con Nacho Fernández, el cuarto por la izquierda. /

Nunca emplea la palabra casting cuando está buscando el elenco de sus proyectos. Por eso Nacho Fernándezel protagonista de Espíritu sagrado, no tuvo la impresión de que estuviera pasando por un proceso de selección. “Me llegó a través de un grupo de Whatsapp y buscaban un perfil parecido al mío. Como no se nombraba la palabra casting, pensé que buscaban figuración, total no perdía nada. Así que me volvieron a llamar y me pidieron un vídeo de un minuto en el que solo mirara a la cámara”, cuenta. En efecto, para García Ibarra esta era una de las pruebas de fuego, ya que piensa que, a partir de un minuto mirando fijamente a cámara, empieza a aparecer el verdadero yo a través de los gestos o los movimientos incómodos. 

A Nacho el director le dio a elegir: “¿Quieres el guion completo o el que solo aparece tu parte?”. Y decidió solo leer su parte, la de un aficionado a la ufología cuya sobrina ha desaparecido y piensa que algo inminente va a suceder, y que no sabe que a su alrededor se ha creado una red de tráfico de personas que se aprovecha de su ingenuidad. No vio la película completa hasta la premiere en el Festival de Sevilla y se quedó alucinado. “Con la boca abierta, porque me rompió los esquemas de todo lo que había hecho. ¡Yo pensaba que iba de una cosa y no, iba de otra! Un shock cerebral, una genialidad”. 

En el caso de Neus Ballús buscó a sus actores dentro del gremio de fontaneros. Estuvo trabajando con ellos durante tres años hasta que fue configurando un guion que tenía muy en cuenta la propia personalidad de las personas reales que iban a interpretar unos personajes que eran una versión exagerada de ellos mismos. La directora estuvo trabajando con Pep Sarrà y sobre todo con Valero Escolar Mohamed Mellali durante tres años. Su sistema de trabajo fue totalmente distinto, muy próximo al cine documental. Cada día de rodaje, iban a una dirección donde vivía gente real y se encontraban con una avería que tenían que arreglar y a partir de ahí, improvisaban. 

“Mi personaje es como una caricatura exagerada. Lo que sí que tengo en común es que no tengo filtro, soy muy bruto y eso me genera problemas, como le pasa a Valero en la película”, cuenta Valero en su visita a Madrid para presentar la película. “En mi caso, creo que soy un 90% yo mismo”, continúa Mohamed. “Soy tan tímido como parezco y solo pude trasmitir mis sentimientos a través de la voz en off que escribió la Neus a partir de nuestras charlas, en las que salieron muchas reflexiones sobre cómo me siento por ser inmigrante”. 

Valero y Mohamed alcanzaron un hito, ganar el premio de interpretación en Locarno. Pero a ellos, el que más ilusión les hace es el premio de la audiencia de la Seminci, porque antes que actores se consideran público.