CINE

'Lamb': en busca de un nuevo mito islandés

Hablamos con el cineasta Valdimar Jóhannsson sobre su aplaudido debut en el largo, desde el viernes en salas tras arrasar en el festival de Sitges (mejor película, mejor actriz y director revelación)

Hilmir Snær Guðnason y Noomi Rapace en ’Lamb’.

Hilmir Snær Guðnason y Noomi Rapace en ’Lamb’. / ARCHIVO

Juan Manuel Freire

¿Podemos considerar Lamb una nueva y rara adición a la escueta tradición del cine islandés de terror? No según su director, Valdimar Jóhannsson, quien se resiste a aplicar esa etiqueta genérica a su triunfal debut (mejor película, mejor actriz y director revelación en el último Sitges): "Para mí es un drama familiar, una película sobre la pérdida y el amor", explica. "Es una historia clásica con un giro surrealista. Tiene elementos asociables al terror, pero en nuestra cabeza estábamos haciendo un filme de autor”. Tampoco es que el género esté reñido con la autoría, pero no entramos a discutir con Valdimar sobre ello: tenemos poco tiempo; él es demasiado simpático, y su película, demasiado buena. 

Además, Valdimar tiene un poco de razón. Lamb no es la clase de perturbador folk horrorque su distribuidora estadounidense, la über cool A24, había vendido con un tráiler reminiscente de hits de la casa como La bruja y Midsommar. Es un drama familiar, ciertamente, como también una deliciosa comedia minimalista, a menudo, gracias sobre todo a la radiante presencia de la heroína titular, de la que conviene explicar poco. Hay que entrar a ver Lamb, desde este viernes por fin en salas, todo lo limpios posible de información argumental. Es la historia de un matrimonio de granjeros, Maria (Noomi Rapace) e Ingvar (Hilmir Snær Guðnason), enfrentados a una pérdida insondable y salvados por un descubrimiento inexplicable. Hasta aquí vamos a leer.

Según Jóhannsson, el cruce de tonos "ya estaba en el guion", pero también fue el resultado de suertes halladas por el camino. "De dar con la localización adecuada y de actores con los que quería colaborar. Puedes prepararlo todo mucho, pero después la película nace en el momento de rodar, de estar todos juntos en un mismo lugar. Todos los actores me ayudaron mucho a superar las dudas de una primera película. Además, se entregaron por completo a los roles". ¿Es cierto que Rapace ya estaba ayudando a parir a una oveja en el primer día de rodaje? "Totalmente cierto. Es una valiente".

Mano a mano con Sjón

La conexión con La bruja va más allá de una distribuidora o cierto elemento ganadero. El director de aquella, Robert Eggers, y nuestro entrevistado comparten a un excelso colaborador, el escritor (de letras de Björk, entre mil cosas) Sjón, quien pasó cinco años elucubrando sobre Lamb con Jóhanssson y ha ayudado a Eggers a escribir la aventura vikinga The Northman (con Björk en el reparto). "Conocí a Eggers a través de Sjón, tomamos un café juntos", cuenta Jóhannsson. "También conocí a sus hermanos. Tan majos todos. Él es un director increíble, además".

¿Hemos dicho cinco años trabajando con Sjón? Así es: lo bueno se hace esperar. "Al principio del proceso, me dediqué a crear una especie de libro con pinturas, fotos y dibujos que daban una idea de lo que sería la película. Mis productores me presentaron a Sjón, a él le gustó mi libro y empezamos a quedar una vez a la semana durante mucho tiempo. Hablábamos a fondo de cada escena, analizábamos imágenes… Cinco años después hicimos un tratamiento. Cuando los productores quedaron contentos, Sjón tomó las riendas y escribió una primera versión". 

Como sabrán los lectores de sus libros El zorro árticoo Maravillas del crepúsculo(ambos editados en España por Nórdica), Sjón es un experto en la cultura folclórica islandesa. "Pero aunque usamos elementos de esa tradición, como el hecho de que algo inaudito suceda en Navidad, tampoco nos queríamos basar en exceso en el reciclaje de otras ideas. Nuestro proyecto era crear un nuevo mito, un nuevo cuento". Jóhannsson había mostrado interés por los cuentos de hadas con su corto Dolor, basado en un relato popular reelaborado cruelmente por Wilhelm Grimm. Corto que, por cierto, tiene un apropiado cameo en Lamb.

La orientación de Béla Tarr

Entre los productores ejecutivos de Lamb encontramos al dios del cine de autor Béla Tarr, principal ayuda de Jóhannsson después de Sjón. "Fue mi mentor cuando estudié en el programa de doctorado Film Factory [fundado por Tarr en la Sarajevo Film Academy]. Cuando empecé ya había empezado a trabajar en Lamb. Tarr me ayudó muchísimo, me dio infinitos consejos. Está en los créditos como agradecimiento a todo el tiempo que invirtió en ayudarme con la película".

Como Tarr, su ahijado se resiste a deletrear un significado o varios para su obra. Es de los que prefiere "dejar al público hacerse su teoría". Pero el mensaje final de Lamb parece claro: con la naturaleza no se juega. "Hablamos de muchos temas cuando escribimos el guion", dice Jóhannsson. "Y, desde luego, nuestra relación con la naturaleza, o cómo la tratamos, era uno de los temas esenciales. En nuestra película, la naturaleza no es un paisaje, sino casi como otro personaje con voz propia".

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