FUTURA LEY AUDIOVISUAL

El audiovisual catalán se encomienda a la cuota de 6% para salir del pozo

Inmerso en una grave crisis, el sector confía en que las plataformas de ‘streaming’ apuesten por la producción nueva en catalán y no en la simple ampliación de su catálogo con obras y doblajes ya existentes

Rodaje de ’La vampira de Barcelona’, ganadora del último premio Gaudí a mejor película catalana.

Rodaje de ’La vampira de Barcelona’, ganadora del último premio Gaudí a mejor película catalana.

Julián García - Quim Casas

A partir de 2022, las grandes plataformas de ‘streaming’ estarán obligadas a ofrecer al menos el 6% de su catálogo de producciones en catalán, gallego o euskera. Es uno de los puntos fuertes de la nueva Ley General de Comunicación Audiovisual, exigencia inflexible de Esquerra Republicana para votar a favor de los Presupuestos Generales del Estado. Dicho así, 6%, no parece demasiado, pero es una cifra de aúpa, pues significa que una de cada cinco producciones europeas (series o películas) que las plataformas de ‘streaming’ ofrezcan en España deberán ser en catalán, gallego o euskera.

¿De dónde sale ese ya totémico porcentaje del 6%? La Unión Europea obliga a las grandes plataformas a que un mínimo del 30% de su catálogo esté compuesto por producción hecha en el continente. De ese porcentaje, y en el caso concreto de España, la mitad debe ser en cualquiera de las lenguas del Estado, esto es, un 15% del total del catálogo. El acuerdo entre ERC y PSOE establece que, de ese 15%, un mínimo del 40% debe reservarse para el catalán, el euskera y el gallego, lo cual da como cifra final ese 6% del total, quedando el resto, hasta llegar al 15%, para el castellano.

Dudas sobre cómo se articula la ley

El sector audiovisual catalán, inmerso en una grave crisis económica y productiva que ha obligado a muchos de sus creadores y técnicos a emigrar a Madrid, donde abunda el trabajo gracias a las plataformas de streaming allí instaladas, observa la nueva ley con una mezcla de excitación y prudencia. "Aparentemente, es una buena noticia, pero falta saber cómo se materializa. Estamos muy expectantes", asegura la directora Judith Colell, presidenta desde junio de la Acadèmia del Cinema Català. En opinión de la cineasta, "es una gran oportunidad para que la industria catalana pueda recobrar el músculo que ha perdido durante estos últimos años, pero habrá que ver de qué modo se articula la nueva ley, porque hay puntos clave todavía sin definir".

"Aparentemente, es una buena noticia, pero falta saber cómo se materializa. Estamos muy expectantes"

Judith Colell

— Judith Colell, presidenta de la Acadèmia del Cinema Català

Se refiere, fundamentalmente, a si ese 6% se aplica a nueva producción, lo cual sería una noticia magnífica para una industria lastrada por la falta de financiación; a una ampliación del catálogo de las plataformas a través del aprovechamiento de productos ya existentes, como las series de TV-3, À Punt e IB-3, o de doblajes o subtítulos realizados ya previamente; o, en una tercera opción, a la suma de A+B. Ahora mismo, se trata de una duda clave que carece de respuesta, pues es un aspecto que se deberá regular a la espera de directrices de la Comisión Europea, según fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, de quien depende la futura Ley General de Comunicación Audiovisual.

"Si ese 6% solo acaba sirviendo para ampliar catálogo, será positivo para la lengua. Pero sería preferible que ese 6% significara sobre todo nueva producción, pues no solo ayudaría a la lengua, sino también a la industria", apunta Colell. "Es crucial para el sector que haya producción en catalán. Ayudaría muchísimo a nuestra industria para volver a ser uno de los grandes centros de creación de España, como lo había sido siempre hasta que TV-3 dejó de ser una gran geneadora de contenidos. No todo tiene que hacerse en Madrid, por muy fuerte y absorbente que sea ahora su tejido industrial. Solo confío en que no lleguemos tarde», avisa la directora, que recuerda que el número de películas que aspiran a los premios Gaudí ha ido reduciéndose en los últimos años. Si en 2016 se presentaron 12 en catalán, en esta edición solo habrá cinco. Otro dato apuntala el grave estancamiento: en 2019, las producciones hechas en Catalunya supusieron solo el 31% del total de las del Estado (84 de 265), cuando una década antes, en 2010, representaban el 50%. "Es clave recobrar poderío, porque el audiovisual es un sector estratégico en lo cultural y en lo económico", sentencia Colell. No en vano, se trata de una industria que, según datos del Consell de l’Audiovisual de Catalunya, factura al año 3.869 millones de euros y genera 14.102 puestos de trabajo.

Raquítica presencia del catalán en 'streaming'

En la actualidad, el catalán (en versión original, doblado o subtitulado) tiene una presencia raquítica, casi testimonial, en las grandes plataformas de streaming, a años luz de los porcentajes acordados del 6%: Netflix ofrece apenas 29 títulos de su vasto catálogo disponible en España; Amazon Prime Video, 113; Apple TV+, 52; Disney+, 39; y HBO Max, atención, solo uno. Únicamente Filmin, con sede en Barcelona y otra sensibilidad, supera con creces el cupo del 6%, pues ofrece casi 2.000 obras audiovisuales en catalán, que vendría a ser el 19% de su catálogo.

Para el secretario de Política Lingüística de la Generalitat, Francesc Xavier Vila, la futura presencia del 6% de contenidos en catalán "es una medida positiva, pero insuficiente". El sociolingüista considera que, en efecto, la mejora "será inmediata, porque la presencia del catalán es ahora mismo muy pequeña, salvo en Filmin y, en menor proporción pero con una alta incidencia en audiencia, en Movistar+", pero al mismo tiempo observa que "la oferta en catalán deberá competir con un mar de contenidos inmensamente superior en otras lenguas".

En cualquier caso, para Vila, ese 6% "ayudará a la industria propia y en catalán, garantizando su presencia. Y será un paso más hacia la normalidad, porque no podemos olvidar que, para que se pueda hacer un uso normal de la lengua, es necesario que lo sea en todos los ámbitos, también en el del audiovisual y el del entretenimiento, que ahora mismo no lo es: no hay suficiente diversidad de contenidos en catalán ni se conocen lo bastante los que hay, ni dónde están". En este sentido, a nadie se le escapa que una lengua que no está presente en el actual universo audiovisual pierde visibilidad y peso, una cuestión harto alarmante en un momento en que el uso social del catalán está sufriendo un acelerado proceso de regresión.

"El 6% ayudará a la industria propia y en catalán, garantizando su presencia. Será un paso más hacia la normalidad"

Francesc Xavier Vila

— Francesc Xavier Vila, secretario de Política Lingüística de la Generalitat

Plataformas a la expectativa

Las plataformas están a la expectativa, esperando ver cómo se articula definitivamente la nueva ley. Contactados por este diario, Netflix –que el pasado mes de mayo presentó su primera película doblada al catalán, la comedia de animación ‘La família Mitchell contra les màquines’– declina de momento cualquier declaración a la espera del borrador oficial de la ley; Lo mismo que la Asociación Española de Video On Demand (AEVOD), cuyo presidente, José Antonio Luna Aragón, prefiere "no hacer ninguna valoración". En Filmin también se inclinan por no comentar nada sobre la propuesta de ley del audiovisual y las cuotas que supuestamente marcará esta ley, aunque remiten a una breve declaración de De Luna Aragón, ligado también a Filmin: “No podemos manifestarnos en un sentido u otro hasta conocer los términos exactos del acuerdo o la redacción de la ley. En todo caso, cabe recordar que en Filmin más del 25% del catálogo está disponible en alguna de las lenguas cooficiales del Estado”.

La producción independiente

Desde PROA (Productors Audiovisuals Federats), la postura es necesariamente cauta. Su presidente, Jordi Oliva, comenta que se sienten “satisfechos de que se haya contemplado la demanda” que llevan tiempo realizando en torno a las lenguas cooficiales, pero con mucha prudencia: “No sabemos qué se dedicará en la ley a la producción independiente, que es nuestro caballo de batalla. Nosotros seguimos insistiendo a los partidos políticos en que la ley debe reflejar el papel de los productores independientes, ya que, en su primer redactado, abre la puerta a una posible financiación a grupos con capital extranjero, y esto no puede ser”. Para Oliva, los productores independientes catalanes (o gallegos o vascos) son los "garantes de la diversidad cultural en cuanto a contenidos, lengua e industria", que es lo que pretende la normativa de la Unión Europea.

"La ley debe reflejar el papel de los productores independientes"

Jordi Oliva

— Jordi Oliva, presidente de PROA

Pero todo sigue siendo una incógnita, porque aún no se ha tenido acceso al redactado definitivo y hay serias dudas. Por ejemplo, un año podría ser que el 6% fuera integro a una o dos producciones en euskera o gallego, o se repartiera no de manera equitativa. Oliva insiste en lo largo y complejo del proceso legislativo. El anteproyecto de ley redactado por el Gobierno pasará al Consejo de Ministros, luego irá al Congreso y, tras la presentación de enmiendas, acabará en el Senado. “No hay tiempo material para aprobarlo antes de acabar este año, y la Unión Europea pidió que estuviera listo en 2018”, se queja Oliva.

"Todo esto parte de un déficit democrático. Las lenguas que deben protegerse son estas, y no el castellano, que nunca ha estado en peligro"

Lluís Miñarro

— Lluís Miñarro, productor

Todas las partes implicadas están pues a la espera de los que el Gobierno decida redactar, aunque ya se han hecho notar las voces discrepantes. Para el productor Lluís Miñarro, este 6%, siendo bueno para la industria catalana, es del todo insuficiente: “Ya sabemos que luchamos contracorriente y que al final acabaremos todos hablando en inglés. En mi opinión, el 30% de contenido europeo no es suficiente, debería ser el 50%”. Y si hablamos de este porcentaje para las lenguas cooficiales, Miñarro añade que “para una industria tocada como la nuestra totalmente insuficiente, son migajas. La hegemonía de los poderosos acabará con la diversidad. Todo esto parte de un déficit democrático. Las lenguas que deben protegerse son estas, y no el castellano, que nunca ha estado en peligro”.

Salvaguardar la lengua

Belén Funes, directora de ‘La hija de un ladrón’, película del 2019 recompensada con el Goya a la mejor dirección novel y los Gaudí a la mejor película de habla no catalana, dirección y guion, ve por el momento cosas buenas y cosas menos buenas: “Que exista la voluntad de proteger la diversidad cultural y lingüística del Estado con cuotas específicas es siempre una buena noticia. Salvaguardar la lengua es importante, de la misma forma que lo es defender el relato, el imaginario y la historia local de personas en un territorio”.

"Quiero que podamos seguir explicando historias en otras lenguas que no sean el castellano"

Belén Funes

— Belén Funes, directora

En sintonía con lo expuesto por Miñarro, Funes añade: “Quiero que podamos seguir explicando historias en otras lenguas que no sean el castellano y aprender a diferenciar qué lenguas están desprotegidas y cuáles gozan de salud excelente”. Para Funes es importante defender las ficciones propias frente a la maquinaría hollywoodiense y dejar de imitar cinematografías transoceánicas, aunque es más crítica con el tema del doblaje: “Quiero ser muy tajante: cuando veo una película rusa quiero ver a gente hablando en ruso. Esa es una magnífica forma de cuidar la cultura y los idiomas”.