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La música de 'Última noche en el Soho': 'Swinging London' en clave de psicodrama

La película de Edgar Wright rinde homenaje a divas del pop inglés de los 60 como Sandie Shaw, Petula Clark, Cilla Black y Dusty Springfield

Eloise (Thomasin McKenzie), perdida en su mundo de canciones pop en 'Última noche en el Soho'.

Eloise (Thomasin McKenzie), perdida en su mundo de canciones pop en 'Última noche en el Soho'. / CAPTURA VÍDEO

Rafael Tapounet

Edgar Wright le fascinaba el uso que Quentin Tarantino había hecho de la canción Hold Tight!, del grupo inglés de los años 60 Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich, en una escena de Death Proof (2007). Hablando un día de ello, Tarantino le preguntó a Wright si conocía una canción del quinteto llamada Last Night In Soho, que en 1968 supuso su última entrada en las listas de éxitos. Y añadió: “Es la mejor canción para los títulos de crédito de una película que se ha hecho nunca”. Al escucharla, Wright sintió una epifanía y no solo se apropió de la idea para su nuevo proyecto (después de pedirle permiso al director de Pulp Fiction) sino que decidió rebautizar la película con el título de la canción.

Escrita por Ken Howard y Alan Blaikley, el dúo compositor que suministraba los hits a Dave Dee, Dozy, Beaky, Mich & Tich, Last Night In Soho es un tenso psicodrama que relata la historia de un exconvicto que trata de redimirse y acaba sucumbiendo a las tentaciones que ofrece la vida nocturna del Soho londinense. El pathos de la canción encaja como un guante en la película de Wright, un descenso a los infiernos desencadenado por la peligrosa atracción que las luces y los sonidos del Londres de mediados de los 60 ejercen sobre una estudiante de diseño llamada Eloise (Thomasin McKenzie).

La pasión sesentera de Eloise se pone de manifiesto ya en la primera escena del filme, en la que la joven aparece bailando en su cuarto A World Without Love, una estupenda composición de Lennon y McCartney (en realidad pertenece a este último, que la escribió a los 16 años) con la que el dúo Peter and Gordon alcanzó en 1964 el número uno en Gran Bretaña y Estados Unidos. Que McCartney, que en aquel tiempo mantenía una relación sentimental con la actriz Jane Asher, hermana del tal Peter, considerara que la canción no tenía entidad suficiente para ser grabada por los Beatles da buena medida de lo sobrado que iba el cuarteto de Liverpool.

Elegante melancolía

El sueño de Eloise de vivir en el corazón del Swinging London se canaliza en la película a través de Sandie (Anya Taylor-Joy), una cantante modelada a partir de las grandes divas del pop inglés de los 60 -Petula Clark, Cilla Black, Dusty Springfield, Sandie Shaw…- cuyo estilo dramático, elegante y melancólico impregna cada fotograma de Última noche en el Soho. La banda sonora de la película incluye dos canciones de Cilla Black, la chica del guardarropa del club The Cavern que llegó al estrellato apadrinada por los Beatles (You’re My World, versión del éxito italiano Il mio mondo, y Anyone Who Had A Heart, de Burt Bacharach y Hal David); otras dos de Sandie Shaw (la maravillosa (There’s) Always Something There To Remind Me, también de Bacharach y David, y la eurovisiva Puppet On A String, que la cantante odiaba con todas sus fuerzas); una de Dusty Springfield (Wishin' And Hopin', más Bacharach y David), y dos versiones diferentes de Downtown, el gran hit de Petula Clark, interpretadas con sorprendente solvencia por Anya Taylor-Joy.

El buen oído de Edgar Wright se aprecia también en el resto de los números elegidos para representar la fascinante vitalidad de la música que se escuchaba en los clubes del Soho en los años 60: el Heat Wave de Martha and The Vandellas pasado por el impetuoso filtro de los Who (los Who y la Motown: ¿existe una combinación más mod que esa?); la ampulosa y febril versión de Land Of 1.000 Dances de los Walker Brothers; el irresistible instrumental Beat Girl de The John Barry Orchestra; el hechizante Starstruck de los Kinks (otro retrato de un personaje abducido por “las brillantes luces de la ciudad”); el clásico del northern soul There’s A Ghost In My House, del canadiense R. Dean Taylor, y, por supuesto, la canción que da nombre a la protagonista, el Eloise de Barry Ryan, cima del pop barroco, melodramático y obsesivo.

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