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Críticas de discos: Damon Albarn, Alfred García, Mazoni, Terrace Martin, Courtney Barnett y El Pony Pisador
El cantante de Blur y Gorillaz entrega un álbum intimista inspirado en sus estancias en Islandia. Un lanzamiento que aderezamos con el r'n'b arriesgado de Terrace Martin, las exquisitas canciones rock de Courtney Barnett, el folk marinero de El pony pisador, el pop Styles de Alfred García y los temas beethovianos de Mazoni
J. Bianciotto | P. del Corral | R. Tapounet | R. Roca
Después de la ironía
En contraste con sus enemigos íntimos de Oasis, Damon Albarn es uno de los actores de aquel noventero Brit-pop que más se ha alejado de su yo más distinguible, no ya solo en términos de lenguaje musical, sino de su propia actitud como músico. El Albarn distanciado e irónico, capaz de convertirse luego graciosamente en la caricatura de Gorillaz, se sitúa muy lejos del creador hipersensible, humanista, presto a disertar en torno a la naturaleza, el paso del tiempo y la muerte, que observamos en esta nueva obra a su nombre titulada The Nearer The Fountain, More Pure The Stream Flows.
Ya en aquellos años 90, en tiempos de Blur, Damon Albarn comenzó a frecuentar Islandia, acaso buscando aisladas inmensidades en las que refugiarse del ruido, y un tiempo después estableció allí una segunda residencia. Sus planicies heladas, el océano de plomo y los relieves volcánicos le han suministrado el incentivo plástico, espiritual incluso, para elaborar este álbum, al que la pandemia añadió otra capa de extremismo existencial. ¿Estamos ante otra obra introspectiva propiciada por el covid-19? Hay algo de eso ahí, si bien el proyecto discográfico venía de antes, y el álbum, aunque rico en brumas paisajísticas, transcurre por diversos parajes y trasciende el ensimismamiento.
Abre el disco el tema titular, referencia al poema Amor y memoria, del inglés John Clare (1793-1864), en el que Albarn expresa el duelo por una pérdida entre reflejos de una gloria pasada, entonando la letra dolida sobre una superficie electroacústica, con cuerdas neoclásicas y el grano aportado por el órgano. Se respiran las ausencias: el hercúleo batería Tony Allen, cómplice en The Good, The Bad & The Queen, falleció el año pasado.
El álbum avanza a partir de ahí entre las tenues marejadas instrumentales, no lejos de los archipiélagos frecuentados por el señor Robert Wyatt, y las incursiones en un aventurado cabaret del crepúsculo: ahí están Royal Morning Blue, una pieza intranquila, con un punto de serena apocalipsis, y la hermosa The Tower of Montevideo. El uso del saxo transfiere aires de decadencia, pero también de inestabilidad: los soplidos free y las disonancias de Combustion y Polaris.
Albarn no se contenta con entregarnos una secuencia lineal de música majestuosa, lánguida o abismal, según cánones ordinarios, sino que se aventura en vocabularios originales y ondulantes, sin caer en el esteticismo y dejando que se insinúe su instinto pop. Si su anterior obra en solitario, Everyday Robots (2014), representaba un paso adelante en su inventiva adulta, esta amplía la medida y se las tiene con materiales narrativos que fácilmente podrían resultar pretenciosos. Aquí transmiten un aplomo perturbador, sugiriendo un acercamiento a esas fuentes redentoras a la que alude el título del álbum. Jordi Bianciotto
'The Nearer The Fountain, More Pure The Stream Flows'
Damon Albarn
Transgressive-PIAS
Pop-Experimental
★★★★
R&B conceptual
Vivimos pegados a las máquinas, falta amor, sobra odio. Si no fuera por el componente tecnológico, podría ser la sinopsis del What’s Going On de Marvin Gaye. Martin, hoy por hoy el puente más sólido entre el jazz y el hip-hop, pinta su fresco de la vida afroamericana en el siglo XXI en un disco más o menos conceptual y repleto de colaboraciones estelares como las de Kendrik Lamar, Celeste, Leon Bridges o Kamasi Washington, que a pesar de su sonido hi-tech tiene un aire añejo. No hay grandes hits, pero sí hallazgos singulares, como la conmovedora Leimert Park. Roger Roca.
'Drones'
Terrace Martin
Sound of Crenshaw
R&B
★★★
Ecos de triunfo
A 1997 le falta algo. Suena a Alfred García, no hay duda... pero se le escapa ese puntito evolutivo que se esperaba del joven catalán. De hecho, parece que quisiera abarcar demasiado sin centrar el tiro del álbum. Aún así, es de agradecer la cuidadísima producción en temas como Mi canción, Toro de cristal o Someday. Se nota que está experimentando, aunque le falta sacarse al Harry Styles y al Leiva que lleva dentro para sonar realmente a él. - Pedro del Corral
'1997'
Alfred García
Universal
Pop
★★★
Celebrar lo cotidiano
La cantautora australiana tiene el don de hacer que una canción sobre la conveniencia de cambiar las sábanas (Rae Street) suene no solo relevante sino hasta necesaria. Es un talento poco usual que en su tercer elepé Barnett exprime sin aparente esfuerzo para entregar una colección de canciones más austeras y contenidas que las de sus discos anteriores, pero que sirven de manera ejemplar a su propósito de dirigir la atención del oyente hacia las pequeñas cosas de la vida cotidiana que merecen ser celebradas. Rafael Tapounet
'Things Take Time, Take Time'
Courtney Barnett
Milk! / Marathon Artists
Rock
★★★★
Cantos marineros
Abrir fuego con L' abordatge, una larga y cinematográfica composición propia que suena como un outtake de Mar i cel, tal vez pueda dar una idea equivocada del contenido de un disco estimulante que se hace fuerte en las estupendas versiones de cantos marineros tradicionales como John Kanaka, Bully in the Alley, Pay Me My Money Down o ese Wellerman que hace unos meses arrasó en Tik Tok y que se cierra con una inesperada pero solvente incursión en territorio jamaicano (Whip Jamboree). ¡Arriba esas jarras! R. T.
'It's Never Too Late For Sea Shanties'
El Pony Pisador
Guspira Records
Folk
★★★
Inspiración beethoviana
Buscando siempre nuevos encuadres para su arte musical, Jaume Pla construye ahora un flamante cancionero partiendo de samples e ideas melódicas de Beethoven. Muestras de sonatas, cuartetos de cuerda y sinfonías reviven como material genético de artefactos catedralicios, en forma de riffs orquestales o de filigranas electrónicas. Una obra audaz y sin fisuras, que conecta con la memoria del compositor alemán sin dejar de ser Mazoni al 100%, con su soltura pop y su arañazo primario. J. B.
'Ludwig'
Mazoni
Bankrobber
Pop
★★★★
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