TEATRO

Carles Sans: "Hablar en el escenario era una espina que tenía clavada"

Tras 40 años sin abrir la boca con Tricicle, Carles Sans toma la palabra y debuta en solitario con 'Per fi sol!', donde saca punta a las numerosas anécdotas de su vida con Paco Mir y Joan Gracia, sus compañeros en el famoso grupo de humor gestual, y a sus manías particulares

Carles Sans, juega con el telón del Teatre Borrás, donde debutará en solitario el próximo día 17.

Carles Sans, juega con el telón del Teatre Borrás, donde debutará en solitario el próximo día 17. / JORDI COTRINA

Marta Cervera

¿Se siente a gusto trabajando en solitario?

Mejor de lo que pensaba. Da mucho respeto estar solo una hora y media en escena con Per fi sol! después de haber estado 40 años sin utilizar la voz. Al principio me obsesionaba con el tema del texto. Son muchos detalles los que hay que cuidar, hay cosas que no dominas y necesitas un tiempo para sentirte seguro. Carlos Latre me advirtió de que no disfrutaría hasta después de estar un año con el espectáculo, pero creo que tardaré menos.

Ya ha hecho algunas funciones, ¿satisfecho?

Llevo una docena y empiezo a sentirme mejor. Tener un material que funciona da mucha seguridad. Afortunadamente, la gente no para de reír y yo también disfruto. El tiempo pasa volando para mí y para ellos, buena señal.

¿Por qué recurrió a José Corbacho como director?

Tenemos mucha confianza y aprecio mutuos. Después de ver su monólogo Ante todo mucha calma le propuse trabajar conmigo. En Tricicle nos dirigíamos entre nosotros y pensé que me iría bien alguien como él, una mirada externa y fresca. Le ensené todo lo que había escrito y fue poniendo orden y orientando. El contacto con el público también ha ayudado a ver qué funciona y qué no.

José Corbacho (izquierda), director del espectáculo, y Carles Sans, en el Teatre Borràs.  

José Corbacho (izquierda), director del espectáculo, y Carles Sans, en el Teatre Borràs.   / JORDI COTRINA

¿Qué tono tiene su espectáculo?

Hago el humor que me gustaría ver como espectador. Sigo una línea Tricicle, aunque es un grupo irrepetible. Ahora incorporo el texto a mis recursos gestuales. A la gente le gusta cuando escenifico las situaciones y en el espectáculo represento a muchos personajes que he conocido porque cuando hablo de alguien necesito interpretarlo. Es algo que me sale. Hay monologuistas que explotan la grosería y lo hacen muy bien. A mí eso no me va. Lo que sí me gusta es hacer reír explicando situaciones peliagudas que he vivido y otras menos comprometidas como cuando el público, antes de que ser conocidos, nos identificaba como el gordito, el calvito y el guapo. Yo era el único al que no ponían diminutivos y claro, hago mucha broma con esto.

¿Qué pueden esperar los seguidores de Tricicle?

Disfrutarán porque explico muchas anécdotas nuestras. Utilizo recursos audiovisuales y hay cierta cronología, sobre todo al explicar nuestros principios. Yo era un chaval que estudiaba Derecho que un día anunció que lo dejaba todo para dedicarme al teatro. Eso permitió encontrarme con Joan y Paco.

¿Es cierto que quiso ligarse a las novias de sus compañeros cuando les conoció y que siente pánico a volar?

Todo lo que cuento tiene una base real. Pero cuando hablo de ellos no les utilizo como elemento para hacer reír. Bueno, menos en algún momento, como cuando digo que Paco no es el mejor bailarín del mundo, algo que tiene asumido. Mi fobia al avión es real. La he tenido toda la vida y ha provocado situaciones bastante curiosas. Y también nuestra gira a Japón da mucho juego porque nos pasó de todo.

Capitaliza la herencia de Tricicle.

Es que soy el único que quería seguir actuando. Yo donde mejor me lo paso es en escena. Tras las últimas funciones de Hits en el Coliseum, allí estábamos cuando llegó la pandemia, cada uno ha ido ocupado su espacio natural. Paco vive en Sevilla, dirige espectáculos y también sigue dibujando y Joan se ha centrado en la dirección artística de Lio, un cabaret famoso que hay en Ibiza que ahora está abriendo en Las Vegas y tiene planes para hacerse en otros lugares.

¿Ellos han visto el espectáculo?

No. Vendrán al estreno. Mejor así. Tras tantos años juntos, prefiero que no me influyan. ¿Sabes aquellas parejas que después de muchos años se conocen tanto que ya nada les sorprende? A veces necesitas a otra persona que te diga las cosas.

Podía haber hecho teatro de texto pero ha optado por algo muy personal. ¿Seguirá por esta vía?

Ya veremos. Este espectáculo es un regalo que me he hecho a mí mismo. No me veía en casa preguntando: "¿Qué hay para comer?". Me había quedado con la espina clavada poder hablar encima de un escenario. Cuando inicié los estudios en el Institut del Teatre empecé como actor de texto.

¿Qué fue lo primero que interpretó?

El director Jordi Mesalles me ofreció una sustitución de Pep Anton Muñoz para hacer El mal de la juventut con Mercè Arànega, un texto bastante pesado. Después hice de protagonista de un espectáculo que era un vodevil con el grupo El Teatrí, con Joan Vives como director de orquesta y yo cantando. Vamos, que iba por la vía de actor convencional, vaya.

¿Y no estuvo tentado de recuperar esa senda después de Tricicle?

Estuve mirando textos y hablando con gente pero mi mujer me sugirió que escribiera mis propias historias porque la gente se parte de risa cuando las explico en la sobremesa. Hace años Buenafuente me dijo que debería probar como monologuista. Entonces pensé ¿pero si es todo lo contrario de lo que hago?

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