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El método Baby Led Weaning (BLW)

El BLW se recomienda a partir de los 6 meses, pero siempre y cuando el bebé pueda mantenerse en posición sentada.

El método Baby Led Weaning (BLW)

El método Baby Led Weaning (BLW)

Dr. Ferran Cachadiña, pediatra y director asistencial de Clínica Corachan.

La alimentación del bebé autorregulada por él mismo. Así se podría definir el Baby Led Weaning (BWL). “Con este método, se permite al bebé alimentarse de forma autónoma desde el inicio de la introducción de la alimentación complementaria, con alimentos que no sean leche”, explica el doctor Ferran Cachadiña, pediatra y director asistencial de

Clínica Corachan

. “Con este método, se le ofrecen al bebé alimentos blandos que pueda coger con la mano para llevárselos a la boca, masticarlos (con las encías si aún no tiene dientes) y después tragárselos”, añade el especialista.

El concepto es novedoso y en cierto modo revolucionario frente a la alimentación tradicional del bebé guiada por el adulto. 

El término, Baby Led Weaning, se le atribuye a Gill Rapley, autora británica que escribió su libro sobre este método en el 2009, dando así nombre a una tendencia en la crianza. Con el tiempo, el BLW se ha ido haciendo cada vez más conocido, pero su recomendación por parte de pediatras, y su seguimiento y aceptación entre padres y cuidadores es muy variable. 

Tal como explica el Dr. Cachadiña “a partir de los 6 meses y hasta el año de vida, la leche materna o fórmula artificial continúa siendo la principal fuente de nutrientes proporcionada a los bebés. La introducción de los alimentos a partir de los 6 meses complementa la leche y tiene como objetivo incrementar el aporte de determinados nutrientes como el hierro y preparar al bebé para la transición a la dieta variada familiar”. 

El BLW se recomienda a partir de los 6 meses, pero siempre y cuando el bebé pueda mantenerse en posición sentada, sea capaz de alargar la mano para coger lo que le interesa y llevárselo a la boca, tenga capacidad de masticar (aunque sea sin dientes) y haya perdido el reflejo de extrusión, que consiste en que expulsa con su lengua hacia fuera cualquier cosa que se introduce en su boca. Porque el método precisa un determinado estado madurativo a nivel psicomotor que algunos niños adquieren un poco más tarde de los 6 meses. De ahí que el pediatra Ferran Cachadiña indique que “se debe respetar esta maduración psicomotriz y adaptar la forma en que alimentamos al bebé”. 

Ventajas del método BLW

Una de las principales ventajas de aplicar el sistema BLW es que se le da al bebé la oportunidad de explorar una mayor variedad de sabores y texturas y se le facilita así la aceptación de alimentos más diversos. Además, previene la sobrealimentación, ya que enfatiza que sea el bebé quién se lleve la comida a la boca y le permite regular mejor la cantidad de alimento que ingiere. También contribuye al desarrollo de las habilidades motoras del bebé y a su adaptación a sabores de ‘comida real’.

Ventajas para los padres, también hay. De entrada, anima a padres y cuidadores a compartir con sus hijos comidas saludables, comiendo lo mismo todos juntos, enseñando con su ejemplo y disfrutando del momento de comer. Y, a la vez ahorra tiempo y esfuerzo a los cuidadores, puesto que toda la familia come lo mismo.

En cuanto a la salud, hay dos beneficios importantes: se promueve el respeto a las señales de hambre y saciedad y estimula la creación de mejores hábitos alimentarios, con lo que previene el sobrepeso y la obesidad infantil.

Alimentos iniciales

No existe una evidencia clara que sugiera como preciso iniciar la aplicación del método con unos alimentos determinados y no otros, pero en general –precisa el pediatra de Clínica Corachan- “se empieza con frutas como el plátano, la pera o la sandía, verduras como el calabacín o la calabaza, o tubérculos como la patata o el boniato. Se elige primordialmente el producto fresco de proximidad y, en cuanto al método de cocción, es variado pero siempre saludable (vapor, horno, hervido)”. 

Cachadiña también recomienda introducir un nuevo alimento cada 2 o 3 días porque en caso de reacción alérgica, facilitará la detección del alimento causante. Y se deben evitar el azúcar, los alimentos ultra-procesados, las espinacas y las acelgas, la sal, las algas, la carne de presa y, en general todo tipo de carnes poco hechas, el pescado de gran tamaño y los lácteos desnatados.  

La cantidad de alimento que ingiera realmente el bebé la determinará su apetito. Lo importante para padres y cuidadores es ofrecer alimentos saludables, con la conciencia tranquila de que la principal fuente de nutrientes a esta edad continúa siendo la leche materna o de fórmula. De todos modos, es importante que el pediatra realice el seguimiento del peso y la talla del bebé y, en caso de que el bebé se niegue a probar ningún alimento o bien, o además, haya un estancamiento ponderal, se debe consultar al pediatra. 

Respetar la saciedad

De todos modos, sea cual sea el método de alimentación (trozos o triturado), los expertos insisten en la recomendación de respetar las señales de saciedad del bebé y no dar más alimento cuando esto suceda. En caso contrario, si forzamos al niño a comer esas últimas cucharadas o trozos, le enseñamos a no respetar las señales de saciedad y, por lo tanto, a comer demasiado. 

Sobre el tema de la saciedad existen numerosos libros y algunos de ellos contienen recetas para que la dieta sea más variada, más apetecible y más sana. 

Cómo evitar el atragantamiento

Para realizar el BLW de forma segura y evitar el atragantamiento, se aconseja seguir una serie de pautas que expone el Dr. Cachadiña. Para empezar, es mejor iniciar el proceso con trozos grandes de alimento y que el adulto los pruebe primero para asegurarse de que su textura sea lo suficientemente blanda. También es básico cerciorarse de que el bebé está bien sentado, y en posición erguida. Nunca hay que dejar al bebé comiendo sin supervisión de un adulto y sería recomendable que los padres y cuidadores hicieran un curso de primeros auxilios. Sería para aportarles mayor tranquilidad, puesto que estudios recientes muestran que los bebés alimentados con BLW no sufren más episodios de atragantamiento que los bebés alimentados con alimentos triturados. Hay que evitar, eso sí, alimentos pequeños y duros, como frutos secos, uva, cerezas, zanahoria o manzana, y se recomienda ofrecer al bebé pequeñas cantidades de agua durante las comidas y continuar las tomas de leche materna (o fórmula artificial) para asegurar el aporte adecuado de calorías y nutrientes. 

 Algunos autores describen el BLW como una manera de incorporar al bebé a la comida familiar dándole a probar alimentos blandos “a trozos”, a la vez que se dan alimentos hervidos y triturados, con cuchara, en otros momentos del día (a la manera más “tradicional”). 

Paciencia

Habrá bebés que se resistan a probar ciertos alimentos. Se ha llegado a observar que en algún caso un alimento ha requerido hasta 15 intentos hasta su aceptación. Pero es importante no desistir, no abandonar el intento ante el rechazo de un alimento. Sin forzar, se debe volver a ofrecer, con paciencia.

El tiempo necesario en cada comida con el método BLW no es algo establecido ni fijo, depende del propio bebé. Se recomienda, simplemente, paciencia, no introducir comida en la boca del bebé y tener suficiente espacio para tolerar que la comida sea lanzada por el niño al suelo o a las paredes. 

Existen todavía pocos estudios científicos sobre el BLW, pero uno de ellos, realizado por investigadores de la Universidad de Glasgow, demostró que el BLW funciona con la mayoría de bebés, pero aquellos que tengan una maduración psicomotriz más lenta podrían sufrir problemas nutricionales y deberán alimentarse por métodos más tradicionales, como son los alimentos triturados, administrados en cuchara por un adulto. La conclusión final es que se recomienda una alimentación mixta, con alimentos triturados y también trozos de la dieta familiar. Y otro estudio de la Universidad de Nottingham sugiere que el BLW lleva a un menor porcentaje de obesidad infantil.  

No todos los bebés son iguales, ni lo son las preferencias y expectativas de padres y cuidadores. “El pediatra guiará y ayudará en esta interesante etapa de la introducción de la alimentación complementaria, aportando información y consejos para favorecer que sea saludable y bien aceptada”, concluye el pediatra de Clínica Corachan.