COMUNIDAD VALENCIANA

"Llamé cinco veces al 112 alertando de que la balsa iba a reventar y no vino nadie"

El agua embalsada en un solar sin evacuación en Torrent causa graves daños en dos viviendas al tumbar los muros y arrasar las parcelas

Las lluvias causan graves destrozos en dos viviendas de El Vedat.

Las lluvias causan graves destrozos en dos viviendas de El Vedat. / J.M. LÓPEZ

"En cuanto empezó el granizo y vimos cómo empezaba a llover, nos subimos a mi suegra a la segunda planta del chalé. Y menos mal. Veíamos cómo se llenaba por minutos el solar de la calle de atrás y que el agua no tenía salida. Es evidente que aquello iba a reventar. Y al final, reventó".

Lo explica Dori, vecina del número 13 de la calle Velázquez, en las faldas del Vedat, en 

Torrent,

cuya casa, "que tiene cerca de cien años", ha sufrido estragos, al igual que la de sus vecinos del número 15, tras ser arrasadas ambas parcelas por un auténtico mar de agua: cerca de un millón de litros acumulados en el solar ubicado en la parte trasera, que cayeron sobre ellos al ceder la presión de los muros que la contenían.

El agua, convertida en un repentino río descontrolado, buscó un cauce: reventó el muro trasero del número 15, después hizo añicos la medianera entre ambos chalés, se llevó por delante parte de las escaleras de la vivienda y el jardín del 13, arrancó de sus cimientos una caseta de aperos, la estrelló contra la pared frontal de esa casa y la cabaña se llevó por delante la puerta y el muro, que acabaron incrustados sobre los dos vehículos de Dori y de su marido.

"El estruendo fue brutal", explica la pareja. El marido de Dori llamó por primera vez a Emergencias a las 8.37 horas del sábado. Les advirtió del riesgo. Le dijeron que iría alguien, pero nadie acudió. El nivel continuó subiendo. A los 220 litros por metro cuadrado que cayeron esa mañana en esa zona se le iban sumando cientos de miles de litros que descendían a toda velocidad por la ladera del monte, parte de los cuales siguieron su curso por la calle Purísima –la paralela por encima de Velázquez–, aunque la mayoría acabaron entrando en la parcela del número 12 de Purísima porque en ese tramo de la calle el peralte es más bajo y se embalsa.

A la de las 8.37 le siguieron otras cuatro llamadas más, con idéntico resultado. Las cuatro primeras para advertir de la inminencia del desastre; la última, a las 10.12 horas, para informar de que ya se había producido. "Si hubieran venido los bomberos, se podría haber achicado a tiempo, aunque solo hubiera sido parcialmente, y evitar lo que ha ocurrido. Por fortuna, no ha habido desgracias personales, pero solo porque ha habido suerte", lamenta Dori, mientras ella, su marido y sus vecinos siguen acarreando escombros y enseres destrozados por la riada. La caseta y parte del muro siguen incrustados en el coche. "No nos atrevemos a tocarlo. Solo falta que la cabaña acabe en mitad de la carretera y haya una desgracia", concluye la mujer.