Educación

El "limbo" legal de la venta de trabajos de fin de grado de universidad: desde 400 euros por 30 páginas

Páginas webs y particulares publicitan la realización de estos documentos desde 7 a 13 euros la página

Las universidades emplean herramientas para detectar los plagios o estas prácticas y los alumnos lo califican de "práctica injusta"

Una mujer, en un aula universitaria.

Una mujer, en un aula universitaria. / Ferran Nadeu

A. Vicente

"Realizamos tu TFG y te lo entregamos listo para aprobar"; "Compra tu TFG o TFM"; o "Realizamos trabajos libres de plagio". Estas son solo algunas frases reclamo que se pueden encontrar en decenas de páginas web que se ofrecen a realizar los Trabajos de Fin de Grado o Fin de Máster de los alumnos que han llegado a este momento final de sus estudios. Todo por un módico precio que va desde los 400 euros y puede llegar a rondar los 1.000 euros, según el número de páginas que tenga ese trabajo que es obligatorio entregar para conseguir la titulación. Pero, ¿es legal? Las universidades consideran que estas empresas "juegan" en un "limbo" en el que se bordea la legalidad.

Entregar el Trabajo Fin de Grado o Fin de Máster es uno de los momentos cruciales en los estudios de los alumnos. Pasar esta prueba hará que consigan la titulación del grado que cursan por lo que la presión es mucha cuando llega este momento. Este tipo de trabajo supone una evaluación final que marcará el futuro y un gran esfuerzo de trabajo para lograrlo. Y más si el estudiante está inmerso en el mundo laborar para pagar sus estudios.

Hay muchas circunstancias que pueden llevar a un alumno a tomar el camino de que sean otros los que redacten su TFG o TFM y garantizarse probablemente un aprobado, según las fuentes consultadas por este diario; una "picaresca" que no es nueva de ahora aunque sí esa proliferación en las redes de esta actividad. "En la universidad se oye hablar del tema, personas que conocen a otras que pueden hacer los trabajos", explicó a este diario una de las alumnas que no quiere dar su nombre. Pero no solo se pueden encontrar en la red o por el boca a boca anuncios de particulares que se ofrecen a realizar esos trabajos por otros.

Buceando en la red se pueden localizar decenas de páginas que se han especializado en este sentido y ofrecen llamativos anuncios a los alumnos: "¿Quieres más tiempo libre? Te ayudamos", reza una de ellas. Porque cuando se hace una búsqueda en internet sí aparecen al poner la palabra "comprar" o vender" pero luego muchas lo cambian por "asesorar" o "ayudar". Aunque al final, los alumnos no suelen ser quien redactan las líneas de los trabajos en este caso.

Jóvenes en una biblioteca de la provincia ante horas de estudios y trabajos.

Jóvenes en una biblioteca de la provincia ante horas de estudios y trabajos. / AXEL ÁLVAREZ

¿Cuánto puede costarle a un alumno conseguir uno de estos trabajos terminados? Las tarifas son difíciles de encontrar en muchas de estas páginas web que, a través de formularios, preguntan a los interesados todo tipo de cuestiones sobre qué tipo de proyecto quieren. Dependiendo de las páginas que contenga o la rama de estudios, los precios varían desde los 7 euros por página para un Grado de Educación, por ejemplo, a los 13 por folio si es de Ciencias de la Salud o Ingenierías en el caso de los Trabajos Fin de Grado (TFG); para lo de máster (TFM), pueden ir de los 8 a los 14 por página. Así, según fuentes consultadas por este diario, supondría un gasto que podría ir desde los 400 euros a rondar los 1.000.

Según fuentes educativas, un "buen" TFG debería tener unas 30 páginas, aunque depende mucho de las materias o la titulación. Porque no es lo mismo hacer uno de historia o humanidades "que pueden tener entre 80 o 100 páginas" a uno más técnico. Con todo no es normal "que tenga más de 100 o 120 páginas".

El funcionamiento de estas páginas es siempre el mismo. Se rellena un formulario con todos los datos y estas empresas incluso ofrecen "tutores" para hacer seguimiento del proceso hasta el trabajo final que paga el alumno. Pero hay másgarantizan que pasarán el software antiplagio que utilizan las universidades para detectar que en esos proyectos no hay frases o párrafos enteros copiados de otros trabajos. Con todo, garantizan también la confidencialidad al estudiante y que cumplirán todos los requisitos que tienen que tener estos trabajos, desde la biblografía a referencias.

Medidas en la universidad

¿Hay forma de luchar contra esta práctica desde las universidades? Los centros docentes ponen todos los medios posibles para que la enseñanza de los alumnos sea completa y poder detectar casos de plagio o copia entre aquellos que utilizan la "picaresca" para llegar por el camino más corto. Alguna universidad ha hecho alguna queja formal sobre estas prácticas aunque la situación de estas empresas es "alegal".

"Utilizamos una herramienta digital para verificar si hay plagio, no solo para los trabajos de Fin de Grado o Máster sino también para las asignaturas o trabajos"

El vicerrector de Estudios de Calidad y Lenguas de la Universidad de Alicante (UA), Francisco Torres, explicó a este diario que es un "tema delicado" por esa situación. Así indicó que la legislación universitaria establece que el TFG o TFM tiene que "ser original e inédito, creado por el propio estudiante y demostrar que se han adquirido los conocimientos necesarios". Pero es complicado saber si un alumno ha redactado él mismo o no ese proyecto solo con leer las páginas que ha hecho.

Para empezar, los centros universitarios utilizan una herramienta digital para "verificar si hay plagio", no solo para los trabajos de Fin de Grado o Máster sino también para las asignaturas o trabajos durante el curso, explicó el jefe de estudios del Campus de Alcoy de la UPV, Miguel Reig. Esa plataforma que la universidad tiene como servicio externo "funciona también como repositorio", es decir, se suben "todos los trabajos". Por tanto, si hay un TFG de 2018 y se sube otro con párrafos iguales años más tarde se puede detectar.

Una estudiantes ante apuntes y esquemas de estudio.

Una estudiantes ante apuntes y esquemas de estudio. / AXEL ÁLVAREZ

Reig apuntó que en la universidad a la que pertenece llevan 7 años controlando esta cuestión y, además, como ocurre en otras universidades, los alumnos cuentan con un tutor asignado que es el que, mientras se realiza el trabajo, se encarga de aconsejar sobre cada parte, como la bibliografía, pero también corrige errores o propone cambios para hacer un proyecto "redondo".

Así que la herramienta que pueden usar los tribunales y profesores es la que les da la legislación. El vicerrector de Estudios de Calidad y Lenguas de la Universidad de Alicante (UA) explicó que el Real Decreto 288/2021 del 28 de septiembre establece que "la defensa del trabajo tiene que ser en acto público" algo que no existía recogido antes aunque sí se realizaba en algunas universidades desde que se instauraron los Grados Universitarios. Porque la cantidad de alumnos que tienen algunas titulaciones, hasta 400 por ejemplo a final de los estudios, hacía imposible que se hiciera una defensa pública de todos los trabajos.

"Se hace difícil que un alumno pueda defender un trabajo si no lo ha hecho él"

Por su parte, Reig explicó que "desde que hay Grados, en la Universidad Politécnica es obligatoria la defensa presencial o por plataforma 'online'" desde hace años. "El alumno tiene que hablar y defender" el proyecto que ha hecho de cualquier titulación.

"Un tribunal podrá preguntar al alumnado por cualquier cuestión que considere" y que se recoja en el trabajo entregado. Y ahí es donde los estudiantes que no conozcan a fondo lo escrito pueden dudar o no saber contestar, indicó Torres. "Se hace difícil que un alumno pueda defender un trabajo si no lo ha hecho él" y los profesores pueden detectarlo. Con todo, los estudiantes se enfrentan a no aprobar este TFG o TFM y, por tanto, no conseguir la titulación. O incluso, podrían recibir una sanción dependiendo de la gravedad.

El vicerrector de la UA indicó que este tipo de prácticas "nos hacen daño a las universidades pero también a la sociedad" y "atenta contra un pilar básico como es la educación", indicó Torres. Porque además, acaba con "la igualdad de oportunidades".

La opinión de los alumnos

Pero, ¿qué opinan de esta práctica el resto de alumnos que dedican tiempo a realizar estos trabajos de final de estudios? Pues para empezar lo consideran algo "injusto". El secretario general del Consejo de Estudiantes de la UA, Ginés Sola, indicó que este tipo de prácticas "nacieron a raíz de la pandemia y cuando las evaluaciones eran 'online'".

"A los que sí echamos muchas horas es algo que no nos gusta. Es injusto"

Un modo de llegar al final de los estudios que "a los que sí echamos muchas horas no nos gusta nada". Pero además "no es justo" porque "quizá el que recurre a ello incluso saque más nota aunque los conocimientos que tenga no sean los que debería tener".

Un grupo de alumnos en la universidad en una imagen de archivo.

Un grupo de alumnos en la universidad en una imagen de archivo. / ÁLEX DOMÍNGUEZ

Sola indicó que, si se aprueba, aquellos que eligen este método salen con la titulación como otro estudiante pero "cuando llegan a una empresa que les elige por ello, puede que no lleguen al nivel y eso puede afectar a todos los demás" y también a "la de la universidad" al no cumplir las expectativas. Con todo alegó que hay que diferenciar: "No estamos en contra de las academias que sí hacen bien su papel para ayudar o reforzar a los estudiantes que están realizando esos trabajos". Porque no se trata de la misma práctica.

Con todo, este "atajo" que eligen tomar algunos estudiantes para terminar su Grado o Máster "no es algo generalizado", afirman a este diario fuentes docentes. Y lo comparan como cuando un alumno decide copiar en una examen por cualquier método: es una elección de unos pocos ante el buen hacer general.