GUERRA RUSIA-UCRANIA

La guerra dispara el precio del trigo y anticipa una nueva subida del pan

Las harineras de la provincia aseguran que tienen el suministro garantizado hasta verano pero desconocen a qué importe deberán pagarlo

Instalaciones de la fábrica de Harinas Andrés Serrano, en Elche.

Instalaciones de la fábrica de Harinas Andrés Serrano, en Elche.

David Navarro

La industria harinera vive su particular tormenta perfecta. Tras meses sufriendo la escalada de

precios

provocada por la mala cosecha cerealista en Estados Unidos, la

invasión rusa de Ucrania

amenaza ahora con sacar del mercado al primer y cuarto exportador mundial de trigo, respectivamente, lo que ha disparado aún más la cotización de este alimento y anticipa nuevas subidas en las panaderías, donde el coste medio de una barra ya se había encarecido entre cinco y siete céntimos, antes del estallido del conflicto. 

Así lo confirman desde dos de las principales harineras de la provincia -la ilicitana Harinas Andrés Serrano y la alicantina Harinas Bufort-, que, eso sí, descartan que pueda haber problemas de suministro a corto plazo, aunque reconocen que son incapaces de calcular el precio al que finalmente deberán pagar el grano ni qué ocurrirá si el conflicto se prolonga.

De momento, la situación es bastante compleja. Como explica el propietario de Harinas Bufort, José Luis Bufort, aunque en su caso tan sólo el 30% del trigo que consumen procede del extranjero, frente a un 70% de producción nacional, el precio viene igualmente marcado por las cotizaciones que marcan los mercados especializados de Chicago y de París, "con independencia de que se haya comprado en Albacete".

En el caso del mercado francés, el Matif, sólo desde el pasado 11 de febrero la tonelada ha subido de 268 a 322 euros, lo que supone un incremento del 20% en poco más de dos semanas, según los datos facilitados por Juan Orts, el gerente de Harinas Andrés Serrano. Pero desde el pasado verano, cuando el precio rondaba los 220 euros, el incremento ya supera el 45%.

Competencia con las granjas

"La guerra ha sido la gota que colma el vaso en un año que ha sido muy difícil. Justo cuando parecía que los precios empezaban a normalizarse, tras la subida que se produjo después del verano, llega esto", se lamenta Bufort. Como señala el empresario, el inicio de la escalada se produjo cuando las malas condiciones climatológicas mermaron la cosecha de maíz en

Estados Unidos

, lo que arrastró el precio del resto de cereales, ya que los fabricantes de piensos tuvieron que echar mano de otras producciones para suministrar el alimento necesario a las granjas.

Una carestía a la que, como también recuerdan los empresarios, hay que sumar el resto de costes, como el

transporte

o la

energía

, que también afectaron a este sector. Ahora la guerra ha agudizado esta situación al impactar de lleno en otros dos grandes productores mundiales:

Ucrania

, que exporta 24 de las 32 millones de toneladas que produce, y

Rusia

, que también vende al exterior casi la mitad de su cosecha de 76 millones de toneladas. A esto hay que sumar que la inestabilidad en el Mar Negro también podría afectar al tráfico marítimo desde los puertos de otros países del Este con importantes producciones.

De momento, las harineras alicantinas tranquilizan a sus clientes y aseguran que tienen el suministro garantizado para los próximos meses -al menos, hasta el verano- gracias a los

contratos

que ya tienen cerrados con distintos proveedores. "El trigo físicamente está, otra cosa es el precio al que tendremos que pagarlo", insiste Bufort.

Está por ver qué ocurrirá a partir de esa fecha, ya que si el conflicto se prolonga es probable que no pueda salir adelante la cosecha en Ucrania y que las sanciones contra Rusia dificulten también las exportaciones de este país. Por si fuera poco, la sequía en España tampoco augura nada bueno en el mercado interior.

Pan más caro

Como es lógico, la subida del trigo se ha trasladado al precio final de la harina, que se ha encarecido alrededor de un 25% en este tiempo, según los productores, que señalan el estrechamiento de los márgenes que han sufrido. Los grandes damnificados han sido las panificadoras y los hornos tradicionales, que también han visto subir sus costes y, a su vez, se han visto obligados a repercutirlo, al menos en parte, al consumidor final.

Así, según apunta el presidente de la Asociación Provincial de Panadería y Pastelería de Alicante

, Trinitario Muñoz, la barra de pan se ha encarecido de media entre cinco y siete céntimos, y eso antes del estallido de la guerra y de las nuevas subidas del precio del trigo. "La situación es delicada, porque los clientes se quejan cuando subes el precio, pero no nos queda otra", señala Muñoz, que explica que los panaderos están ahora a la expectativa de ver cuánto les repercute el nuevo encarecimiento de la materia prima, porque lo que tampoco desean es encadenar varias subidas, lo que provoca mayores protestas. Eso sí, de momento este encarecimiento no se ha traducido en un menor consumo. “Hablamos de un producto de primera necesidad, lo que hace que la demanda se mantenga”, explica el presidente de los panaderos.

Repercusiones en la industria del dulce y de la alimentación infantil

Aunque el mayor impacto de la subida del trigo será para las panificadoras que producen para las cadenas de supermercados y para los hornos tradicionales, las harineras también cuentan entre sus clientes con otro tipo de clientes industriales que se verán igualmente afectados. Así, el gerente de Harinas Andrés Serrano señala que entre sus compradores también hay fábricas de golosinas, que utilizan la harina sobre todo para algunas gominolas, o algunas industrias de alimentación infantil. Harinas Andrés Serrano suma una producción de 35 millones de kilos al año y cuenta con instalaciones en Elche, Orihuela y Cartagena, que suman unos 65 empleados. Por su parte, Harinas Bufort distribuye unos 12 millones de kilos anuales. La firma está en pleno traslado de su producción desde el barrio alicantino de Benalua a sus nuevas instalaciones en el municipio de Mutxamel –donde también se ha trasladado su vecina Harinas Cloquell- y Albacete.