CATALUÑA

Los 5 desafíos del 'otoño caliente' del Govern de Pere Aragonès

Con la crisis de fondo, el nuevo Executiu monocolor atisba ya las dificultades que le vienen por delante, empezando por la propia aprobación de unos presupuestos

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, posa con su nuevo Govern.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, posa con su nuevo Govern. / EP

Xabi Barrena

El nuevo Govern, tras la toma de posesión del martes, empezó este miércoles (12 de octubre, fiesta nacional española) a trabajar. La reunión del Consell Executiu, centrada ya en la adaptación del plan de Govern al nuevo reparte de funciones y, sobre todo, a la situación de crisis se alargó más de lo esperado, apuntaron fuentes del Palau de la Generalitat, por la locuacidad (en el buen sentido del término) de todos los nuevos 'consellers'. A buen seguro se pusieron sobre la mesa los principales retos del nuevo Executiu. Estos son los de cariz más político, porque el reto en mayúsculas es, sin duda, capear la crisis.

Presupuestos de la Generalitat

 alta inflació

Pere Aragonès

 para este otoño y, tras seis semanas de crisis abierta en el Govern, ha vuelto a situarse en lo más alto de la lista de prioridades del ‘president’. 

El grueso de las cuentas ya ha sido trazado por el ‘exconseller’ Jaume Giró y el propio Pere Aragonès. Unos presupuestos que, por cierto, riegan generosamente aquellas porciones del territorio bajo alcaldía de Junts. Más que las de ERC.

Los republicanos quieren emplear esa baza como un elemento de presión más, fortalecer el debate interno posconvergente e insuflar ánimo a ese 42% de militantes que abogaron por mantenerse en el Govern.

En Junts, el sector ‘borrasista’ trata de mediar para que se cumpla su profecía, es decir, que se están poniendo los cimientos de un nuevo tripartito. Para ello es imprescindible arrojar a ERC a los brazos del PSC. Y ERC lo sabe y huye como gato escaldado.

El sábado, Oriol Junqueras dijo que con el PSC, ni a la vuelta de la esquina. Aragonès, el martes, no fue tan tajante. En las próximas semanas verá si hay una primera fisura en la bicefalia republicana o bien, tan solo, el uso de matices según el cargo de cada uno.

El desenlace, si ERC logra aprobar las cuentas o bien se va a una prórroga, se producirá a menos de medio año de las elecciones municipales. Por tanto, ahí confluirán la presión de los alcaldes de Junts que tratan de garantizarse una reelección, los miedos de ERC de fotografiarse con el PSC 

poco antes de la campaña donde quieren arrebatar parte del poder metropolitano al propio PSC y la nostalgia de Junts ante la que puede ser su última estadía bajo el foco mediático antes de caer en el desértico olvido de la oposición.

La mesa de diálogo

Cataluña y el Estado le quedan dos meses y medio de vida antes de extinguirse o, como mínimo, hibernar. El electoral año 2023, en el que ERC se juega ser o no el partido hegemónico y el PSOE su continuidad en la Moncloa hacen que el 31 de diciembre se desvanezca este foro.

En la mente de los republicanos está, en un futuro, reabrirla o crear una segunda edición, pero hasta que esa nueva ventana se genere, ERC prioriza la practicidad. A sabiendas de que el abordaje del ejercicio del derecho a la autodeterminación en la mesa es una quimera, anteponen los logros en materia de desjudicialización o lo que ellos bautizaron como la 'agenda anti-represiva'. Y, novedad con respecto a las dos últimas reuniones de la mesa, el Govern enviará una delegación completa. Ahora sí, todos los 'consellers' comulgan con este foro.

Dos puntos tiene esa agenda. La primera es la finalización de los procesos judiciales abiertos al Govern y ‘sottogoverno’ catalán del 2017. Ahí entran desde el juicio recién celebrado al que fuera presidente del Parlament, Roger Torrent, y su mesa como las causas abiertas aun por el 1-O, como las de Josep Maria Jové y Lluís Salvadó.

El segundo punto es la reforma del delito de sedición del código penal. Europa ya ha emitido varios mensajes (también judiciales) de que la tipificación de ese delito en España es propia de otro siglo. Un delito cuyo castigo en España frena el retorno, por ejemplo, de la secretaria general del partido republicano, Marta Rovira. Pere Aragonès ha aseverado varias veces que antes de emprender otro embate contra el Estado hay que rescatar a todas las piezas que aún se hallan bajo las garras de la justicia. ‘No dejar a nadie atrás’, como el cuerpo de marines de los Estados Unidos.

La búsqueda de alianzas

 falta de apoyo parlamentario amplia tarea de seducción, negociación y pacto.  vía canadiense,medidas de carácter económico

La principal duda es si en los meses venideros antes de las próximas elecciones, que parece difícil que no sean anticipadas, si bien no inmediatas, los republicanos lograrán que los posconvergentes suavicen su oposición que se antoja de acoso y derribo. Y es que cualquier opción de Junts por sobrevivir a la travesía en el desierto a la que ellos mismos se han expuesto pasa por vencer a ERC en las urnas.

Competencias y traspasos

 investidura y dos presupuestosreforma laboras presupuestos del 2019mesa de diálogo el uso del catalán en el audiovisual.

En las reuniones de la Comisión Bilateral celebradas (dos) los avances han sido mínimos. No ya en asuntos tan trascendentes y golosos mediáticamente, como el traspaso de Rodalies, o el propio traspaso de la gestión del aeropuerto de El Prat, si no en otros menos aparentes, como las competencias en Salvamento Marítimo.

Y de fondo, el eterno déficit inversor del Estado en Cataluña al que se suma, para más inri, el nulo índice de ejecución de las obras que se presupuestan. En la reunión de este miércoles se debatió sobre ese 16% de ejecución de este 2022, al que se suma el 36% del 2021.

La vía canadiense

Aragonès un ‘estado mayor’Junts proponga mandato del 1-O. mayoría parlamentaria que les dé cobertura.mayoría más amplia,de los ‘comuns’ola institucional y ciudadana delante del PSOEel PP ni está ni se le espera

Establecido el objetivo en un referéndum pactado, piensan en el Palau de la Generalitat, ya no cabe crear ningún ‘estado mayor’ que actúe a hurtadillas del Estado pues ya no se rema hacia un acto unilateral. La dirección recae en el ‘president’ y, por tanto, la vía canadiense, que deberá implicar necesariamente algún nombramiento se impulsará desde el propio Executiu.