CATALUÑA

El largo adiós de Radio Liberty: un trabajador intenta rescatar del olvido las antenas de EEUU en Girona

A finales de los años 50 nace en Pals (Girona) Radio Liberty, un proyecto de EEUU para cruzar el telón de acero en la Guerra Fría.

Tras ocupar durante décadas el paisaje de la Costa Brava con sus altas antenas y sus instalaciones, se encuentra hoy en ruinas 

Antoni Bernabé, antiguo trabajador, se ha propuesto evitar que su legado quede en el olvido. 

Radio Liberty.

Radio Liberty. / DIARI DE GIRONA

Matías Crowder

Corren los años de la Guerra Fría. Europa se encuentra dividida por el mítico "Telón de acero" y tanto el Gobierno norteamericano como el soviético quieren dominar la transmisión de las consignas lanzadas a la población. Entonces se piensa en el poder absoluto del mensaje. Quien pueda emitirlo, y hacerlo llegar, gobernará el mundo. 

Instalada por el gobierno de Eisenhower, que consideró la playa de Pals (Girona) un emplazamiento idóneo para sus antenas de radio, la CIA financia la construcción de Radio Liberty con la idea de transmitir propaganda anticomunista a la URSS y los países del Este. Radio Liberty se convirtió así en Catalunya en referente de la propaganda anticomunista desde su nacimiento en 1955. Su fin era imponer el "modo de vida americano" en contraposición los regímenes comunistas. 

Conoció su época de apogeo cuando Pals aún era un pueblo lejano de la Costa Brava, y fue el epicentro de un sin fin de leyendas. Desde la última de sus emisiones en 2001 hasta la actualidad, sufriría un largo proceso de deterioro, desmantelamiento y total olvido. Antoni Bernabé, antiguo trabajador de la radio, vivió su proceso con la determinación de transmitir su historia. Creó un museo con piezas de la radio en su casa y, con el tiempo, gracias a la ayuda de antiguos compañeros logró una colección de imágenes que comparte en www.radioliberty.org  

Pals y “las antenas”

Antoni Bernabé (Barcelona 1961) empezó a trabajar en Radio Liberty en septiembre de 1989. Unos meses atrás se había enterado de que había unas plazas en transmisores. Acudió y tras una entrevista, un examen teórico y uno práctico, a los pocos días recibió una carta notificándole que no cumplía los requisitos. Seis meses después recibiría una llamada de que le cambiaría la vida. Si aún estaba interesado en una de las plaza, era suya. Antoni Bernabé dijo que sí sin hacer preguntas. Entonces pensó que era la oportunidad de su vida. 

Radio Liberty no era algo desconocido para él, ni para el pueblo de Pals, donde se encontraba. De hecho allí corrían todo tipo de rumores sobre las instalaciones: que si pronto cerrarían, que si eran lanzaderas de misiles, que a quien se jubilaba le ponían inyecciones para borrar la memoria, que no bajara a los sótanos que era por donde entraban los submarinos. El lugar era conocido como “los americanos” o “las antenas”.

Radio Liberty.

Radio Liberty. / DIARI DE GIRONA

Entonces la función de la radio era enviar mensajes detrás del Telón de Acero. “Los idiomas en que se transmitía no los entendíamos, como mucho por los traductores. Pero había varios minutos de noticias y luego otros programas, música, entrevistas, lo que se oía era como una radio comercial”, cuenta Bernabé. 

Entre los rumores que correrían en paralelo a la estación durante su existencia había uno que Antoni Bernabé cree cierto: el envío de información cifrada. Dice estar casi seguro, aunque no fuera testigo directo. “En plena guerra fría, a una pulsación de botón de una guerra nuclear, que la CIA se gaste tantos millones en una cadena de emisoras para adoctrinar al enemigo, cuando las comunicaciones no eran ni de lejos como las de ahora, es lo que me hace pensar en algo más que una radio. La mejor manera de enviar mensajes a los opositores era éste o las palomas mensajeras”.

Radio Liberty.

Radio Liberty. / DIARI DE GIRONA

Los programas se producían en Munich y Nueva York, se grababan en diferentes idiomas y se lanzaban por las antenas de Pals. Entonces todo lo que se retransmitía sobre España se traducía y enviaba al gobierno. Bernabé calcula que a partir de la muerte de Franco se dejó de hacer ya que a los pocos años se jubilaron los traductores y ya no habría nadie para dicha función.

El largo adiós

Antoni Bernabé mantiene vivo el recuerdo de Radio Liberty, donde asegura haber pasado los doce mejores años de su vida. Él era de los pocos que esperaba a que llegara la hora para ir al trabajo, fuera el turno de mañana, tarde o noche. “Ya con menos de diez años, observaba desde casa de un familiar las antenas desafiando al viento de tramontana y yo sólo tenía ganas de trabajar dentro cuando fuera mayor, aún sin saber entonces lo que era”.

Tras la caída del muro de Berlín, en 1989, el nuevo contexto internacional hizo que la emisora perdiera progresivamente influencia hasta que dejó de emitir en mayo de 2001. España y EE.UU. acordaban el desmantelamiento de la estación, cuyo contrato de arrendamiento tenía vigencia hasta 2015. El primer paso para la desaparición fue la cesión de las instalaciones a RNE. Cinco años después el pueblo de Pals presenciaba la espectacular voladura de sus antenas. 

Las promesas cayeron en saco roto. Hoy, a tantos años del cierre, Bernabé aún se pregunta por el motivo real del cese de las emisiones. “Había muchas envidias por parte de La voz de América (radio americana con el mismo objetivo), ya que Radio Liberty tenía más audiencia”, apunta. “Quizás si Rusia siguiera como entonces las emisiones no habrían cesado, ya que Internet se puede bloquear, y para colocar un satélite hace falta una parabólica, fácil de detectar en tierra. Para hacer callar la onda corta, en cambio, hay que invadir o destruir el centro emisor”, reflexiona Antoni Bernabé. “Eso sí, con internet una radio realmente es antieconómica”.

Tras la clausura de Radio Liberty hubo varios proyectos para convertirla un museo. La burocracia política dejó todo en manos del olvido, que no hizo más que continuar aquel largo adiós de las promesas incumplidas. 

“Los saqueos empezaron en el minuto uno”, dice Bernabé. “Dentro había máquinas e instrumentos dignos de estar en museos. Estoy convencido de que todo fue a la chatarra, algunos debían lucrarse con el material, toneladas de cobre de la mejor calidad, contactos de oro o bañados en oro”. 

“Para las autoridades, Radio Liberty siempre ha sido un engendro del demonio, debido a que contó con la bendición de Franco, un dictador español”. Antoni Bernabé asegura que el equipo de gobierno municipal anterior a 2003 sólo deseaba su clausura para uso turístico de los terrenos. “Menos de un mes de haberse cerrado, los mapas locales ya incluían un campo de golf en los terrenos que habían ocupado las instalaciones”, asegura para probar su denuncia.

El museo

Entonces comenzó otra carrera, en paralelo, para detener ese tan anunciado e inminente adiós. O al menos para recordar la antigua radio. “El museo virtual comenzó con doce fotografías que se me estaban degradando en mis archivos, por lo que las escaneé. Fue en 2002, aproximadamente, y las subí a un servidor gratuito, sólo para que no se perdieran. Entonces puse un contador de visitas y observé que mucha gente miraba mis fotos. La neurona despertó y pedí fotos a quien sabía que tenía, las digitalicé y las subí. Empecé sin apartados, sin secciones, todo en una página, mientras comenzaba a coleccionar aparatos del museo en mi propia casa”.

Antoni Bernabé asegura que nunca ha recibido ayuda oficial. Sólo una vez sobre 2006, el alcalde de Pals se ofreció a colaborar con la mitad del coste del servidor o le ofreció que usara el del ayuntamiento, pero lo rechazó, ya que, según él, entonces ya no sería suya la página. 

Sobre el futuro del museo, Bernabé no es muy optimista. “Si se refiere a un espacio físico no creo que jamás prospere, la mentalidad de los políticos es dinero rápido y fácil, aunque sea a costa de vecinos molestos por los botellones que allí se realizan. En Suiza hay un museo de les comunicaciones, aquí podrían haber hecho uno, o de la Guerra Fría, o del arroz, de la cerámica, había sitio para cualquier museo. Quizás si esto hubiera estado en Barcelona o en Madrid, quizás entonces sí que habrían pensado algo, pero al estar en un pueblo, ya no interesa”.

Ahora que el ayuntamiento y el Ministerio para la Transición Ecológica piensan en demolerlo, Antoni Bernabé, el superviviente de aquella época, piensa que ese era su verdadero propósito desde el primer minuto: “Quieren recuperar la zona para edificar, por eso dejaron que se destruyera y lo saquearan, así tenían justificación para demolerlo”. 

Como reflexión final, Bernabé comenta que, a pesar de que a poca gente le gustaban, era un hecho demostrado que cuando las antenas se veían por la televisión o en cualquier publicación, todos sabían que se estaba hablando de Pals. “Las antenas y la radio eran parte de nosotros”.

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