CANARIAS

El cambio climático cambia el océano canario

El proyecto CanBio pone los cimiento de un futuro observatorio del estado del mar

Un delfín sale a la superficie en el océano Atlántico, cerca de la costa canaria.

Un delfín sale a la superficie en el océano Atlántico, cerca de la costa canaria.

Verónica Pavés

El aumento de temperaturas pondrá en riesgo el delicado equilibrio en el que se encuentra el océano canario, lo que podría convertirle en un enemigo en la lucha contra el cambio climático. A día de hoy, el Atlántico que rodea la Macaronesia absorbe más dióxido de carbono que el que expulsa, pese a actuar como sumidero o como fuente de emisiones dependiendo de la estación en la que se encuentre. Sin embargo, una modificación en los termómetros marinos puede ocasionar que el carbono que absorbe anualmente no sea suficiente como para paliar la gran cantidad de emisiones que expulse.

Para describir el estado actual del océano canario, los investigadores del proyecto CanBio, financiado por Loro Parque Fundación y el Gobierno de Canarias, han estado recopilando durante los tres últimos años. "Hay mucho dióxido de carbono a la atmósfera y se está produciendo una transferencia a los océanos, lo que afecta a los equilibrios químicos y los organismos", advirtió Magdalena Santana, catedrática de la facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). De ahí que Javier Almunia, coordinador del proyecto CanBio y director de Loro Parque Fundación insistiera en que "nos enfrentamos a cambios y, por eso, no solo debemos reducir las emisiones, sino eliminar parte del CO2 para poder regresar a las condiciones en las que nos encontrábamos hace una década".

En esta tarea, es clave lograr que el océano siga funcionando como un sumidero de carbono. Con la instalación de una red de monitorización de la acidificación y la temperatura del agua en los barcos comerciales que se desplazan todas las semanas hasta la Península, los científicos han recabado suficientes datos como para establecer unos valores que sirvan de base para entender mejor cómo funciona el ecosistema marino canario y de la Macaronesia en general. De forma paralela, se han identificado los lugares más fríos donde, previsiblemente, "la fauna se refugiará" cuando el océano sea inhabitable.

Los resultados preliminares del estudio se presentaron en la tarde de ayer en el Parlamento de Canarias, en un acto presidido por el presidente de la cámara, Gustavo Matos y al que asistieron, además de Javier Almunia y Magdalena Santana; el consejero de Transición Ecológica del Gobierno de Canarias, José Antonio Valbuena; el profesor de la Facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad de La Laguna (ULL), Fernando Rosa, y la alumna del Grado de Periodismo de la ULL, Desiree Salazar.

A través de este trabajo de investigación -en el que participan investigadores de las dos universidades canarias- se está midiendo tanto la temperatura media del océano Atlántico, la acidificación que sufre debido al aumento de las concentraciones de dióxido de carbono, al tiempo que se monitorizan las especies y el efecto del ruido generado por la actividad humana en los ecosistemas marinos.

"Es un estudio del cambio global", insiste Javier Almunia, que incide en que este estudio no solo quiere conocer el impacto del cambio climático en el Archipiélago, sino también cómo influye en la "salud de los ecosistemas" la acción humana. Las boyas se instalaron en 2020 en la Bahía de Gando, en Gran Canaria y en el Mar de las Calmas, en el Hierro. Dos lugares opuestos en lo que se refiere a tráfico marino y que los investigadores quieren "comparar" no solo para entender el daño que puede hacer la contaminación acústica al medio marino, sino también para intentar de establecer unos modelos "base". La idea es instalar más boyas en los lugares con más turismo vinculado al mar.