BALEARES

Puente "terrorífico" en un barrio de Palma: sexo, droga, peleas y gritos

La asociación de vecinos 'Barri Cívic' de Santa Catalina exigen el cierre de las discotecas y locales de la zona

Zona de bares en el barrio de Santa Catalina, Palma.

Zona de bares en el barrio de Santa Catalina, Palma. / GUILLEM BOSCH

J.B.

La asociación de vecinos 'Barri Cívic' del barrio Santa Catalina en Palma, de la que forma parte la zona declarada Bien de Interés Cultural, han denunciado una vez más "lo repetido hasta la saciedad respecto al incivismo que se ha apoderado del barrio". El fin de semana del puente de la Asunción ha sido "especialmente terrorífico" en es Jonquet. Los residentes soportaron gritos, peleas, sexo en la vía pública y el consumo drogas durante las tres noches y madrugadas, además de mucho alcohol que ha dejado un rastro de suciedad en la calle.

Por este motivo, la asociación exige al ayuntamiento de Palma "el cierre inmediato de las discotecas Luna y Sabotaje, así como de todos los locales nocturnos que ejercen de discoteca, tales como el Brooklyn, Kaelum, Ventura y Molly Malone, entre otros, que provocan grandes concentraciones de personas bebiendo y gritando en las calles. Generan un grave problema de salud pública, claramente incompatible con un barrio residencial que clama Silenci, Respecte, Civisme", tal como dice el lema de la campaña que iniciaron hace un año.

Sobre lo sucedido este fin de semana en la plaza del Vapor, la calle Sant Magí y las estrechas vías del entorno, la entidad detalló en una nota de prensa que "cientos de personas" se congregaron en el área y armaron tal desmadre que los residentes más cercanos tuvieron que llamar a la policía. "Acudió a dispersar a la multitud la madrugada del domingo. Sin embargo, la situación se repitió la madrugada del lunes, esta vez sin presencia policial, por lo que los afectados hemos soportado otra jornada sin poder conciliar el sueño", detallaron.

Además del escándalo, critican que "las calles han amanecido con orines en numerosos rincones, botellas de cristal rotas por el suelo y otros restos de botellón, e incluso los habitantes de un piso han encontrado una compresa usada pegada a su ventana".

Concluyen desde Barri Cívic que "tener policía en cada esquina no es sostenible. No podemos estar pagando con los impuestos municipales a una policía para que haga un servicio de vigilancia generado por discotecas y negocios privados, que deberían estar en zonas del extrarradio no habitadas, es decir, en zonas habilitadas como polígonos de ocio".