ISLAS BALEARES

Los vecinos de Palma, sobre descubrir los secretos de sus barrios a los turistas: "Si se ponen de moda, será un desastre"

Ciudadanos de barrios del ensanche y la periferia rechazan la idea de visibilizar entre los turistas sus rincones favoritos con una nueva guía turística

“Entregar al turismo los lugares escondidos de Palma no me parece nada bien. Precisamente buscamos esos rinconcitos nuestros para evitar las aglomeraciones", resume un vecino

Palma de Mallorca.

Palma de Mallorca. / EFE

M. Elena Vallés

"Que no nos molesten", "no quiero dar más publicidad a mi barrio, cuando una zona se pone de moda, ya sabemos que es un desastre para los vecinos", "“me parece increíble que el Ayuntamiento recurra a los ciudadanos para 'turistificar' zonas que aún no están explotadas cuando es lo único que nos queda”. Esta última opinión es de la estudiante Marga Barcones, vecina de Palma que rechaza la propuesta de de recoger en una guía turística los rincones secretos que los propios ciudadanos hayan aportado a partir de una encuesta sobre sus barrios. Esta alumna recala muchas mañanas en La Casita del Reloj del complejo de ocio del barrio. Es un bar donde la vida pasa con parsimonia si se compara con la frenética actividad que impera en algunas de las terrazas de moda del centro de Ciutat.

“Estoy decepcionada, todas estas investigaciones, si se me permite la palabra, para saber los lugares más escondidos de Palma para entregárselos al turismo no me parece nada bien. Precisamente buscamos esos rinconcitos nuestros para evitar las aglomeraciones. Siento que cada vez más se nos está abandonando a los residentes, que todo se va al turismo. Todo son facilidades para ellos, mientras los de aquí estamos cada vez más desamparados. Es una estampa que ha salido a la luz con esta crisis que ha venido”, sostiene la estudiante, que no contestará a la encuesta que ya ha habilitado la concejalía de Turismo en la web tupalmafavorita.com. Barcones toma un café junto a un amigo de su misma edad, Andreu Artigues, también vecino del barrio. “Palma se está masificando y encareciendo. La llegada de los extranjeros a determinados barrios está haciendo subir los precios y nosotros no podemos pagar 800 euros o más por un piso. No tenemos oportunidades”, lamenta. “No estoy en contra del turismo, pero es cierto que se está intensificando y estamos padeciendo las consecuencias. Necesitamos atesorar al menos nuestros lugares secretos del barrio, que son nuestra identidad”, comenta.

Daniela Vidal está de visita por el barrio de Blanquerna. No desea desvelar su distrito de residencia, pero opina sobre esta medida que le parece “horrible”. “Me gusta mi barrio, tiene gracia y algunos defectos, pero ha empeorado por el exceso de construcciones y te aseguro que los lugares secretos no se los diría nunca a Cort para esa guía turística porque me van a sobrar los turistas en manada”, señala. “Me muero de pena cuando veo que todo está enfocado al turismo, deberíamos recuperar la industria que existía antes del cambio de modelo económico”, opina. “Iniciativas como esta encuesta y posterior guía es la destrucción que pagamos con nuestros impuestos”, espeta.

Rosa García pasea por el Parc de ses Fonts, el rincón predilecto de su barrio, Camp Redó. Es de los vecinos que siente desagrado por incluir en una guía turística los tranquilos y muchas veces desconocidos espacios de los barrios de la periferia. “Mira, que no nos molesten, y menos aún con el peligro de la covid. Y si me pones en un extremo, te contesto: que vengan a ver las viviendas de Corea de aquí al lado, donde yo vivo, y los turistas podrán ver que sólo limpian por la Catedral y sus aledaños”, cuenta. En la vía central del parque, con una de las sombras más codiciadas del distrito en verano por su pérgola abovedada cubierta de vegetación, se encuentran Rosa Jiménez y Marta Rosada. No acaban de entender la propuesta del Ayuntamiento. “En los meses de buen tiempo el parque ya está lleno, no hay ningún banco libre. Ya viene gente de otros barrios, sólo nos faltaba que viniera más gente”, denuncian. Otra vecina que atraviesa el parque no quiere dar su nombre, “porque voy a ser muy rotunda”: “No quiero dar más publicidad a mi barrio porque cuando una zona se pone de moda es un desastre para los vecinos. Ya hemos visto lo que ha pasado con otras zonas”, manifiesta.

Joana Pues está jubilada, pasea con su nieta del brazo por s'Escorxador. “Prefiero que no vengan. Turistas por aquí no. Ya hay demasiados. Y ésta no ha de ser una zona turística, por favor. Que se queden por la parte del muelle que da al mar, pero por aquí no. Quiero pasear cómoda por estas calles”, suspira.

Otros ciudadanos verían con buenos ojos la visita de turistas a su barrio. Magdalena Garcies, pensionista, no tiene problemas en que sea así siempre y cuando “venga al barrio un turismo de calidad, no queremos turistas de borrachera porque nos traería más un perjuicio que un beneficio, y ahora Blanquerna me gusta mucho, quiero que se mantenga lo más curioso posible”, expresa. “Me parecería perfecto porque los turistas no se han de quedar siempre en el centro, yo he viajado mucho y me gusta ver lugares que no son los típicos, pero creo que esta zona [Parc de ses Fonts] no captaría a los turistas por sus características. Quizá sí el barrio de la plaza de Toros”, opina Esteban Santos, “jubilado, mallorquín de León”.

Nael Falo es vecino de Pere Garau. “Sorpresa” y “perplejidad” son las palabras que emplea para referirse a esta nueva campaña turística del Ayuntamiento de Palma. “Esto es una extensión de las dinámicas negativas que ha generado el turismo en el casco antiguo. Es una especie de socialización de las mismas. Se ha visto claramente que generan un parque de atracciones. Sospecho que esta campaña tiene que ver con la avanzadilla del eje cívico de Nuredduna, que va a ser un centro comercial para los turistas”, advierte. “Son dos cosas que están relacionadas”, comenta. “En Nuredduna hay comercios chinos que tienen mucha amplitud y que son ideales para las franquicias. La gente del barrio se va a quedar sin 'parking', de pagar 24 euros al año pasarán a pagar 65 al mes, conozco ya a dos personas a las que se les va a subir el alquiler y hay un edificio de esa calle en la que ya hay alquileres a 1.400 euros y está lleno de alemanes. Esto va a ser un Santa Catalina 2 y esta campaña del Ayuntamiento va encaminada a esto”, denuncia.

“Es posible que algunos negocios estén contentos de esta llegada de turistas, pero para el vecino que vive en el barrio no es positivo, porque se resienten los pocos recursos que tienen”, apunta. “Ahora se quiere extender ese modelo del casco antiguo al resto de la ciudad empezando por las zonas cercanas, estamos padeciendo una dinámica gentrificadora muy preocupante”, alerta.  

Ruth Miguel también reside en Pere Garau. Cuando llegó a la ciudad, hace más de once años, "aún se podía vivir en el centro de Palma. Pero se acabó pronto. Soy un caso típico: tuve que huir de allí, donde los alquileres eran abusivos y apenas había lugares de ocio no destinados al turismo". Llegó a Pere Garau hace cinco años. "Aquí ha nacido mi hijo. El barrio tiene problemas graves que han sido ignorados durante años. Curiosamente, ahora que abren un hotelito mono en Columnas, ponen unas macetas horteras en la plaza de Pere Garau y le dan un lavado de cara a algunas calles. Veremos si ahora que van a peatonalizar Nuredduna aprovechan y actúan también en otros ámbitos. Nos creemos que están arreglando el barrio para nosotros, pero es para ellos. El proceso es imparable; no tengo ninguna esperanza", espeta. "Subirá la vivienda y en lugar de un bar agradable donde tomarme una caña, abrirán un antro de té de burbujitas; en lugar de una mercería, veremos una tienda de gofres en forma de genitales. Tampoco puedo quejarme muy alto, porque yo no estoy, ni de lejos, entre las más vulnerables. Pero encima que no me pregunten en cuál de mis sitios preferidos quiero quedarme sin mesa. Conmigo que no cuenten; me parece de bastante mal gusto", responde ante el llamamiento del Ayuntamiento a los ciudadanos para responder a la encuesta de 'Tu Palma favorita'.

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