ASTURIAS

Hallan durmiendo en un burguer a un menor que se marchó de casa sonámbulo

"Fueron siete horas de angustia", dice la madre del niño con síndrome de Asperger que desapareció en el barrio de Oviedo de Ventanielles a las seis de la mañana

Hallan durmiendo en un burguer a un menor que se marchó de casa sonámbulo.

Hallan durmiendo en un burguer a un menor que se marchó de casa sonámbulo.

Lucas Blanco

"Fueron casi siete horas de angustia pero, por suerte, todo se quedó en un susto". Son las palabras de alivio de una madre del

barrio de Ventanielles

que en torno a las 12.30 horas de este miércoles respiró profundamente tras hallar durmiendo en una hamburguesería del centro comercial Los Prados a su hijo, de 15 años y con síndrome de Asperger, que se había ido de casa a las seis de la madrugada tras levantarse sonámbulo de la cama. "Mamá, me asusté, me perdí y vine aquí a esperarte", le dijo a la progenitora cuando le despertó poniendo punto y final a una mañana de tensión tras remover Roma con Santiago. "Se volcó todo el mundo, la

 Policía Nacional,

la local y hasta el personal de TUA", indicó muy agradecida la mujer.

Todo apunta a que el joven se levantó de manera inconsciente a las seis de la mañana, cogiendo la puerta de casa y echándose a la calle. Según las indagaciones de la familia, fue en torno a las diez de la mañana cuando se despertó y comenzó a preguntar a la gente por la calle por dónde se iba al centro comercial de Teatinos. Deambuló por varias calles hasta llegar a las inmediaciones del campo de fútbol Manuel Díaz Vega, en el barrio de La Corredoria, donde unos vecinos le indicaron donde podía coger el autobús.

El niño se subió a un vehículo del servicio municipal de transporte público y se bajó en la plaza de las Palomas en cuyas inmediaciones se encuentra el puesto de trabajo de su madre, a la cual no logró sin embargo encontrar, pues en esos momentos ella estaba inmersa en su búsqueda. Como alternativa decidió ir hasta el centro comercial de Teatinos, un lugar al cual suele acudir con cierta frecuencia a merendar. Una vez allí, agotado por tanto trajín, el pequeño quedó recostado en un asiento, cayendo en un sueño profundo.

Sabedora de los puntos que suele frecuentar el pequeño, fue la propia madre la que consiguió localizarlo. "¿Estás bien, papi?", afirma que le dijo al menor, obteniendo rápidamente una respuesta más que satisfactoria. "Fue como una liberación de tensión", describe la progenitora.

Vuelta a casa

Inmediatamente, el menor y su mamá volvieron a casa, donde pudo dormir a pierna suelta durante buena parte de la tarde para compensar las horas de desvelo acumuladas desde altas horas de la madrugada. "La adolescencia suele ser difícil para los niños con su síndrome", explicó la madre, mucho más relajada, aunque convencida de que en las próximas noches no dormirá tan tranquila. "El susto no te lo quita nadie", suspira la mujer.