Animales

Así es Dora, la cría de lince que enamora a los visitantes del zoo de Oviedo

El animal, que nació por sorpresa, se llama así "porque es muy exploradora", dicen los responsables de El Bosque

Así es Dora, la cría de lince que enamora a los visitantes del zoo de Oviedo.

Así es Dora, la cría de lince que enamora a los visitantes del zoo de Oviedo. / IRMA COLLIN

C. Jaquete

El zoo El Bosque de Oviedo tiene una nueva integrante muy especial que llama la atención de todos sus visitantes. Se trata de una cría de lince que nació por sorpresa hace dos meses en las instalaciones. Su nombre es Dora, una alusión al personaje de dibujos animados que se debe a que "es muy exploradora", asegura Gonzalo Rubio, responsable del núcleo zoológico, quien añade que "La gente se enamora nada más verla". Así fue, de hecho, en el caso de Ana Irimia, una turista de Madrid. "No sabíamos que estaba aquí. Fue una sorpresa muy bonita", afirma Irimia quien visitó el zoo con su hija Sofía y su marido Stefan Irimia.

Rubio descubrió a Dora el 13 de mayo, cuando fue por la mañana a dar de comer a los animales. Al llegar a la jaula de la pareja de linces, descubrió a la hembra, Katy, de tres años, corriendo asustada con una cría en la boca, que al parecer había dado a luz durante la noche. "No nos lo esperábamos, porque los linces en cautividad y con falta de intimidad no suelen reproducirse. Además, al ser una sola cría la barriga ni se le notaba", asegura Rubio. La reacción de la madre puso en peligro la vida de Dora. El cuidador señala que "Katy no entendía lo que había pasado", y fue entonces cuando los cuidadores del zoo decidieron que debían ocuparse ellos al cachorro.

Criar a un animal es toda una experiencia, tal y como afirma Rubio, "esperanzadora cuando los ves crecer". Pero el cuidado de un lince recién nacido no es fácil. Durante los primeros días él y su mujer se turnaban por las noches para levantarse cada tres horas a darle el biberón. Además, la pequeña Dora tuvo que estar durante un tiempo en una incubadora. Poco a poco los biberones fueron más espaciados y la cría dormía más de seguido. Actualmente "ya está destetada, y come todos los días medio kilo de carne de pollo y de conejo", dice Rubio. Dora ya pesa tres kilos y es del tamaño de un gato doméstico: seguirá creciendo hasta cumplir el año, pudiendo llegar alcanzar los treinta kilos. La madurez la alcanzará a los dos años.

Ahora mismo Dora no para de juguetear por todo el recinto, y aunque aún es algo patosa su madre siempre está pendiente de ella. Eso sí, no se reconocen como madre e hija: "Katy solo ve una cría vulnerable de su especie a la que proteger", explica Rubio. El padre no es tan cariñoso: "no le hace daño, pero le gruñe si se acerca", dice su cuidador.

La reinserción de Dora en el recinto de sus padres llevó un tiempo. "Primero la paseamos por fuera para que se fueran viendo: se acercaban y se rozaban la una con la otra a través de la valla. El recinto de los linces está dividido en dos, una zona interior y una exterior. Primero fue a la zona interior y poco a poco fue pasando al exterior", explica Rubio quien añade que "al mes ya la juntamos con su madre, y sin ningún problema".

Pese a la alegría que ha traído Dora, los responsables del zoo han decido que castrarán al padre para que no haya más crías, ya que se trata de lince euroasiático y esta especie no está en peligro extinción y "no tiene sentido seguir criando si no va ser para la reinserción", señala Rubio.

El zoo El Bosque no es simplemente un zoo: es un centro de recuperación de animales. El padre de Dora tiene ya seis años, llegó allí desde Murcia porque un particular lo tenía como mascota en su casa. Para que no estuviera solo otro centro envió a otro ejemplar, pero falleció hace un año. Fue entonces cuando llegó Katy, desde Alemania, para que se hicieran compañía. La pequeña Dora se quedará en Oviedo, y su cuidador asegura cuando sea un ejemplar adulto será mucho más manejable que sus progenitores ya que ha sido criada por humanos, aunque el carácter de esta especie por lo general es muy tranquilo. Este tipo de animales tiene una esperanza de vida de unos veinte años.

Actualmente si se visita el núcleo zoológico se puede ver a Dora jugando por todo el recinto, subiéndose a los árboles, y a veces sube tan alto que luego no sabe cómo bajar y tiene que ir su madre a socorrerla. También intenta escalar la valla, aunque Katy no duda en hacerla bajar. En cuanto ve a alguno de sus cuidadores Dora explota de alegría y en cuanto los ve dentro del recinto corre hacia ellos, busca caricias, ronronea como un gato y cozquea su pequeña cabeza contra los tobillos de sus criadores. Dora se hace querer y es ya uno de los grandes atractivos del Bosque, un zoo que ha recibido 25.000 visitas en lo que va de año, y que espera alcanzar las 40.000 antes de cerrar 2022.