ASTURIAS

“Queremos ser libres”, el grito de protesta de Leopoldo López en Oviedo

Leopoldo López, ayer, en el Aula Magna, con el público asistente detrás

Leopoldo López, ayer, en el Aula Magna, con el público asistente detrás / Irma Collín

Luis Suárez

«Queremos ser libres». Así inició el miércoles Leopoldo López, líder de la oposición venezolana y exiliado en España desde 2020, una conferencia en el Aula Magna del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo. Sin embargo, reconoció, «solos no podemos conseguirlo», por lo que rogó: «No nos dejen solos».

Su intervención estaba anunciada como una conferencia, pero al final resultó más próxima a una arenga de calle que a una exposición de catedrático.

«La libertad en Hispanoamérica: el caso de Venezuela» era el título propuesto para su alocución, que el líder del partido venezolano Voluntad Popular se las arregló para transformar en un emocionado llamamiento a colaborar con la oposición al régimen de Nicolás Maduro con la que se ganó enseguida a los presentes.

El Aula Magna estaba repleta y de ella emergían de vez en cuando gritos de «¡Viva Venezuela libre! El estrado estaba presidido por las enseñas venezolana y española. Las salvas de aplausos interrumpieron varias veces el discurso del ponente, vítores que, con los asistentes puestos en pie y batiendo palmas, elevaron la temperatura de la sala al término y el comienzo del acto, organizado por Sociedad Civil Oviedo 21, que el jueves hizo entrega a López del premio «Libertas».

«Venezuela es un país invadido por intereses extranjeros y tomado por una dictadura apoyada por países muy poderosos. Maduro recibe apoyo en todos los ámbitos: militar, financiero, diplomático y de inteligencia», enumeró López, que llegó a comparar la invasión rusa del territorio de Ucrania con lo que está haciendo el régimen madurista a su país. Retóricamente, se preguntó qué es lo que sostiene todavía la dictadura venezolana, y empezó: «Unos dicen que porque tiene el apoyo de los militares, otros que porque aun cuenta con sustento económico suficiente... pero yo digo que es porque dispone de un apoyo internacional más determinado que el apoyo que tenemos los que luchamos por la libertad en Venezuela. Le apoyan China, Rusia, Irán, Turquía, países muy poderosos». Fue entonces cuando, después de agradecer que España haya «acogido a tantos venezolanos con los brazos abiertos», reconoció que el objetivo de reconstruir un Estado en libertad no pueden alcanzarlo solos los venezolanos.

El ponente dedicó la primera parte de su intervención –que siguieron, entre otros, ediles y diputados autonómicos de Vox, el catedrático de Hacienda Pública Carlos Monasterio y la esposa del propio López, Lilian Tintori– a definir la palabra libertad. Y dijo que no supo lo que significaba hasta que entró en prisión. «Allí, en una celda con un candado como un ladrillo de grande, entendí lo que era, pero por lo que no era. Ése ha sido también el tránsito de mi país», donde aún se contabilizan, según sus cálculos, «300 presos políticos».

Fue este último asunto el que elevó la tensión en la sala cuando la conferencia ya tocaba a su fin. Un expreso venezolano residente en Asturias intentó recabar el apoyo de López a su tesis de que los presos políticos están «olvidados y necesitan ayuda real» y de que el régimen bolivariano los usa «como moneda de cambio», razones ambas por las que exigió que deje de negociarse con Maduro. La respuesta de López, conciliadora pero política, no convenció al espontáneo, que terminó con un amargo: «Estas disociado, brother».