Rodrigo Cuevas estrena, en Asturias, la pandereta más grande de España

El polifacético artista asturiano Rodrigo Cuevas estrenó la pandereta más grande de España, un instrumento musical de dos metros de diámetro, en el pueblo de Trabáu, en el municipio de Degaña, en una nueva edición de 'Música y tradición' en la Guarida del Cunqueiru. Una de las grandes atracciones de la jornada, en la que participaron más de 400 personas, fue la inauguración de 'A Panderetúa di Trabáu', la pandereta más grande de España

, tal y como señalaron sus autores, los artesanos Víctor García y Rosa Cunqueira, referentes en el trabajo cunqueiro y del folklore tradicional.

La pandereta tiene más de dos metros de altura. Los artesanos que la construyeron afirmaron que "está hecha de madera de nogal y es más bien una escultura porque queda fija sobre una peana al aire libre. Las ruxideiras, de metal, tienen unos 40 centímetros de diámetro y, en cuanto al parche, por sus dimensiones era imposible poner la piel de un animal y se optó por utilizar una lona con una impresión que imita la piel y que en el centro lleva nuestro logotipo". La idea surgió "no solo porque nosotros las hacemos y las vendemos, sino también para convertirla en un elemento social y un símbolo cultural con muchas connotaciones".

Los artesanos Víctor García y Rosa Cunqueira hicieron entrega al artista asturiano Rodrigo Cuevas de su premio 'A Ruxideira d’Ouru', galardón que otorgan a hombres y mujeres implicados en la defensa del folclore y las tradiciones en Asturias. Para Cuevas, que fue el primero en hacer sonar, el pasado sábado, la enorme pandereta acompañando al baile, este galardón es muy especial. "Para mí, que esta xente se acordara de mí ye un honor. Trabáu ye un llugar muy importante pa la tradición y pa la música tradicional, donde siempre te sientes queríu".

Se celebró también un 'concechu' de participación abierta sobre la 'pandereta, instrumento y símbolo cultural', donde una de las grandes protagonistas fue Mariluz del Corralín, madre de Rosa Cunqueira, y quien, entre otras cosas, afirmó que "la pandereta es mi vida, es algo especial. Yo puedo estar triste, pero cojo la pandereta y me pongo a cantar. Es muy sano". También intervinieron, entre otros, Xosé Antón Ambás y Ramsés Ilesies.

La música, el baile, el sonido de las panderetas, los reencuentros entre amigos, el buen humor y todos los sones habidos y por haber se hicieron notar ayer en Trabáu, convirtiéndose en un éxito de asistencia un encuentro que atrajo a 400 personas a ese rincón del Suroccidente. Como el propio Víctor García decía ayer, "quién iba a pensar que a este pueblín, donde apenas vivimos 20 todo el año, ha venido toda esta gente nos emociona y nos llena de orgullo".