CONTRA LAS AVALANCHAS

La 'Madrugá' de Sevilla impone la ley seca: café y churros sí, pero nada más

El Ayuntamiento de Sevilla abre la mano el día grande de la Semana Santa para calmar a la hostelería en año electoral pero sigue prohibiendo de forma total la venta de alcohol para evitar disturbios

La Virgen de la Esperanza de Triana entra en su barrio, en la Semana Santa en Sevilla 2022.

La Virgen de la Esperanza de Triana entra en su barrio, en la Semana Santa en Sevilla 2022. / Joaquin Corchero / Europa Press

La ‘Madrugá’ de la Semana Santa de Sevilla trae algunas novedades. Este año, el Ayuntamiento hispalense ha llegado a un acuerdo con los hosteleros que permitirá que haya establecimientos abiertos para vender café y churros pero nada de alcohol. Se abre un poco la mano tras seis años de cerrojazo total a los bares del centro para evitar altercados.

Los sucesos de 2000 cambiaron para siempre la forma de entender la noche del Jueves al Viernes Santo y en general la Semana Santa. Las fuerzas y cuerpos de seguridad siempre han dejado claro que el alcohol es el peor enemigo del orden público y no ayuda nada a contener carreritas, avalanchas o gritos capaces de generar el pánico en mitad de una importante concentración de personas en calles concretas del centro de la ciudad. En 2017, de nuevo se sucedieron escenas dramáticas de angustia, cuando un grupo se dedicó a vociferar “Alá es Grande” o “Viva ETA”, desencadenando avalanchas para huir de nada, determinaron las investigaciones posteriores, pero que se saldaron con 17 heridos leves y uno grave. Los atentados de París o Bruselas, en 2015 y 2016, estaban muy presentes y la histeria se desató con el temor a un atentado yihadista. Esas estampidas tuvieron sus consecuencias y se extremaron desde entonces las precauciones, poniendo por ejemplo límites a los aforos en las calles y prohibiendo que los bares se mantuvieran abiertos. En realidad, durante años abrían incumpliendo sus licencias, que acaban a las tres de la mañana, y se había la vista gorda. Ya no.

Normalidad "poco a poco"

Para esta primavera el Ayuntamiento de Sevilla ha llegado a un acuerdo con los hosteleros. En 2018 y 2019 se extremaron las precauciones. En 2020 y 2021 vino la pandemia. El año pasado se flexibilizó algo los planes de seguridad y este año se camina para ir recuperando la normalidad "poco a poco", explica el Ayuntamiento hispalense.

Los bares y restaurantes que se ubiquen en las calles del centro de la ciudad, incluidas en el plan de seguridad de Semana Santa, tendrán que cerrar a la una y media de la madrugada. Es una hora y media antes de lo que fijan sus licencias, aunque es media hora más que lo pactado hace un año. La “gran novedad”, según destacó el alcalde, Antonio Muñoz (PSOE), es que se permitirán excepciones y podrán permanecer abiertos los locales que sirvan café, churros o pastelería. Es un ejemplo, también por ejemplo tostadas o montaditos. La clave es nada de alcohol. Una resolución municipal pondrá las condiciones y afectará a todos los locales que las cumplan independientemente de lo que digan sus licencias para el resto de días del año. El resto de bares podrán reabrir a las seis de la mañana. Serán cuatro horas y medias de cierre total.

Seguridad privada para Semana Santa

¿Y el resto de bares que estén fuera de esta ‘almendra’ de la ciudad por donde procesionan las principales hermandades de la Semana Santa? Pues en general tendrán que acogerse a lo que digan sus licencias de forma ordinaria aunque igualmente hay excepciones. Por ejemplo aquellos que se ubiquen cerca de la hermandad del Silencio tendrán que cerrar a la una, como el año pasado. Habrá también cerrojazo total para los establecimientos que tengan licencia de ocio nocturno, por ejemplo bares de copas o discotecas.

Los bares del centro que quieran convertirse en cafeterías por una noche tendrán que garantizar que todos los clientes están dentro del local, cumpliendo el aforo, y deberán además contratar un servicio de seguridad privada. No cualquiera, avisa el Ayuntamiento, sino personal de una empresa de seguridad privada debidamente autorizada e inscrita en el Registro General de Empresas de Seguridad del Ministerio del Interior.

Si es de fuera y quiere tomar ese café de madrugada debe buscar esos locales que sean autorizados en las calles Álvarez Quintero, Argote de Molina, Placentines, Bilbao, Plaza Nueva, la Campana o en la Avenida de la Constitución. Por todas esas calles discurren hermandades y la mayoría forman parte de la llamada carrera oficial, de paso obligado para todas las cofradías.

Campaña municipal

Desde el sector hostelero admiten que tampoco creen que haya una avalancha de solicitudes para abrir. Indican que sin poder vender alcohol y teniendo que contratar seguridad privada no resulta demasiado rentable abrir el negocio una noche que acaba generando más problemas que beneficios. En realidad la polémica es más entre los partidos políticos que entre los hosteleros.

El Ayuntamiento ha abierto algo la mano después de que la precampaña de las municipales haya hecho su mella. El candidato del PP, José Luis Sanz, aseguró que aboliría la ‘ley seca’ en la 'Madrugá' de Sevilla convencido de que perjudica a los hosteleros cuando el problema, explicó, está en las botellonas, gente que se compra sus botellas de alcohol y beben en la calle. Eso ya está absolutamente prohibido en la ley, que impide el consumo de alcohol en la vía pública, con especial vigilancia esa larga noche en Sevilla.

Ahora el gran problema es la falta de servicios públicos. Al no haber bares abiertos solo quedan los WC instalados de forma provisional por el ayuntamiento. Se podrán más servicios públicos, para evitar el que empieza a ser un gran problema: la peste a orín en muchas calles del centro que hace que caminar a la mañana siguiente sea insoportable. Esos inodoros públicos sí que estarán abiertos sin interrupciones.

La seguridad y la vigilancia de las calles de Sevilla se extremó desde que en el año 2000 unos altercados, que aún hoy no están del todo claros, pusieron en jaque la seguridad de la ciudad. La proximidad de la película “Nadie conoce a nadie”, donde los juegos de rol acaban convirtiendo la noche en escenario de crímenes. La explosión de una tubería o un delicuente habitual portando un cuchillo son algunas de las hipótesis sobre el origen del pánico que se apoderó de Sevilla. Desde entonces otros años, hasta tres (2009, 2015 y 2017), se han registrado disturbios, aunque de nuevo los más graves fueron hace seis años Tras la pandemia, las restricciones siguieron siendo muy elevadas y este año se abre algo la mano pero eso sí: nada de alcohol para ver algunas de las vírgenes y cristos más famosos de la Semana Santa sevillana. Nada que pueda contribuir a estampidas histéricas y en eso el alcohol o las pandillas que no salen precisamente con espíritu cofrade ayudan poco.