CÁDIZ

La Línea, el grito de auxilio del "culo del mundo": 30% de paro, contaminación, narcotráfico y la menor esperanza de vida

El alcalde de la población gaditana, limítrofe con Gibraltar, solicita un referéndum para ser ciudad autónoma y tener un régimen fiscal especial

Denuncia que año tras año se quedan sin cubrir plazas de maestros, de policías, de médicos, de guardia civiles...

11.000 de sus habitantes cruzan a diario la frontera para trabajar en el Peñón y el precio de la vivienda está disparado por la demanda extranjera

"Nadie quiere vivir del narcotráfico, pero al final es lo único que tenemos", denuncia un hostelero

Un hombre con el carro con el que vende macetas y fruta en el barrio La Atunara de La Línea.

Un hombre con el carro con el que vende macetas y fruta en el barrio La Atunara de La Línea. / R. B.

Roberto Bécares

Roberto Bécares

Son las 9.30 de la mañana y Verónica, unos 40 años, ropa de sport, mochila al hombro, se dirige hacia la frontera de Gibraltar para trabajar al otro lado de la valla. Como hacen a diario más de 11.000 habitantes de La Línea de la Concepción. “Es que aquí [en La Línea] es imposible encontrar trabajo, te tendrías que ir a la Costa del Sol”, desvela esta mujer que prepara unas oposiciones a auxiliar administrativo. Entretanto, limpia casas en la colonia británica. “Cobro 10 euros la hora, no me puedo quejar”.

Con el 30,3% de paro (La Línea es la segunda ciudad con más desempleo de España, solo superada Linares, según el INE), Gibraltar ha sido históricamente el refugio laboral para miles de linenses que, algunos días, deben aguantar largas esperas y retenciones para cruzar la frontera. “Hay veces que el atasco llega a San Roque [municipio limítrofe]. Por ahora con el DNI se puede entrar, pero cuando se aplique la normativa Brexit ya veremos... La ciudad no está preparada”, advierte Rafael Aradas, jefe de la Policía local, sobre un dato que asusta: cerca de 30.000 vehículos cruzan el municipio a diario para ir a Gibraltar.

Las largas filas no parecen importar a los vecinos de la Línea (63.335 habitantes). El tiempo se da por amortizado. “En Gibraltar cobro 1.400 euros limpios; aquí cobraría una mierda, casi la mitad menos, imagínate”, asegura Juanma, peluquero, que acelera el paso al llegar al punto fronterizo, por el que el tránsito de personas es a esta hora incesante.

En la mediana de césped de la Avenida de Asturias, la única vía para llegar a Gibraltar, hay erigido un monumento desde 2003 con la figura de un hombre en bicicleta. “A los trabajadores españoles en Gibraltar”, reza la placa. Anuncios sobre atención sanitaria y de comida rápida dan la despedida al que abandona España. Un grupo de turistas británico espera con sus maletas en el párking, con cara de cansados. Y más allá está Alberto, que vende cupones de la ONCE en la frontera desde hace años. “Algo se vende, sí”, dice de media sonrisa dando a entender que no le va mal.

- ¿Y lo del Brexit se notó?

- Hombre, todo se nota.

Al otro de lado de la avenida se extiende una zona comercial de locales uniformes de planta baja y color marrón. Hay un puesto de cambio de divisas, otro de loterías, una inmobiliaria… Varios locales están cerrados. Jorge, de unos 60 años, es el dueño de Las Tablas, la última cafetería en terreno nacional. El café con tostada cuesta 2,40 euros. Desayunando hay de todo. Desde empleados de aduanas a guardia civiles y policías. “Nosotros siempre perdemos, somos los últimos de los últimos”, lamenta Jorge mientras no deja de atender mesas.

Vista de La Línea de la concepción, con Gibraltar al fondo. 

Vista de La Línea de la concepción, con Gibraltar al fondo.  / EPE

Cuando Franco decidió cerrar la verja de la frontera en el año 1969 -estuvo clausurada hasta el 81-, muchos de sus familiares emigraron. Sus propios padres. Dejó de haber trabajo. Jorge se emociona recordando y no puede evitar las lágrimas. Se retira a un rincón del bar. Dice que ahora la situación se repite. Que siguen siendo emigrantes. “Es que aquí vivimos mirando al Peñón y muchas empresas se han visto perjudicadas por el Brexit. Necesitamos que el Gobierno nos dé trabajo porque dependemos de los trabajadores que van a Gibraltar. Algo de beneficio tendremos que tener porque estamos aquí, ¿no?”, se pregunta mirando fijamente.

Es el sentir generalizado. Los linenses, empezando por su alcalde, se sienten abandonados por las administraciones. “Es que en toda la Unión Europea no hay un cruce de fronteras donde haya una diferencia tan alta de rentas como aquí entre Gibraltar y La Línea, y todavía no se ha aplicado ni una medida por el Brexit”, apunta el primer edil, Juan Franco. Es el líder del partido municipalista La Línea 100x100. En las elecciones de 2019 arrasó: obtuvo 21 de los 25 concejales. “Lideramos todos los ránking negativos”, afirma tajante, cabreado.

La Línea, por ejemplo, es el municipio de más de 50.000 habitantes con menor esperanza de vida de España (79,9 años), según el Instituto Nacional de Estadística. “Es que somos pobres. Tenemos una renta per cápita muy baja y eso provoca que la alimentación sea más deficiente y que se acabe incurriendo más en consumo de tabaco y alcohol”, razona el alcalde.

Desde los colectivos ecologistas se añade como otro motivo la contaminación generada por el denso tráfico y las petroquímicas y empresas de energía que trabajan, sobre todo, en el cercano polígono industrial de San Roque (Gas Natural, Central Térmica de Carbón, Unión Fenosa...).

Cádiz es la provincia española con el mayor promedio de fallecimientos por tumores malignos de toda España desde principios de siglo, según los datos del último informe del Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Sanidad y fechado en 2014. Por cada 100.000 habitantes, a 182,24 personas se le había detectado algún tipo de tumor.

Vista de la frontera entre Gibraltar y España, a la que hay que llegar cruzando La Línea.

Vista de la frontera entre Gibraltar y España, a la que hay que llegar cruzando La Línea. / EPE

Ese mismo año, un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS)  alertó de que La Línea era la ciudad española con peor calidad del aire de las 46 analizadas. No existen informes actuales. El último análisis por ciudades realizado por la Junta de Andalucía, que data de 2001, apuntaba, sin embargo, que la situación de la salud en el Campo de Gibraltar era “muy similar” o incluso “mejor” a la del resto de Andalucía. El informe ponía el foco aun así en que había determinados factores socioeconómicos relacionados con la mortalidad que eran peores en esta zona de Cádiz que en el resto de la comunidad. El principal, el desempleo.

El paro castiga desde hace años a La Línea, sobre todo a los barrios más vulnerables, como Los Junquillos y Las Atunaras, donde el narcotráfico se ha convertido en el único medio de vida para muchas familias. En verdad, el narcotráfico lo salpica todo. Marruecos, el mayor productor de hachís, está a solo 14 kilómetros. “En el pueblo nadie quiere vivir del narcotráfico, pero es lo único que tenemos”, afirma un hostelero del centro de la localidad que prefiere no dar su nombre. “Llevamos un verano de mierda. Aquí hace falta turismo y una fiscalidad distinta si queremos salvar esto. Tenemos, por ejemplo, playas vírgenes que se pueden explotar”, asegura el empresario, que afirma que se ha notado el último gran operativo contra el trafico de droga en la localidad.

En 2018, el Ministerio del Interior lanzó un plan especial de Seguridad para luchar contra el narcotráfico en toda Andalucía, sobre todo en Cádiz y Málaga. Según el balance, se han detenido más de 60.000 personas y se han aprehendido más de 800 toneladas de droga. Los principales líderes de los clanes de la Línea acabaron, de hecho, entre rejas. “Se nota que no hay el mismo gasto en los comercios”, reconoce José Manuel, que tiene una joyería, mientras pasea a su perro muy cerca de la frontera.

Ciudad segura

El gran despliegue de agentes (tanto Guardia Civiles como Policías) hace que la seguridad en La Línea haya aumentado. Casi no hay robos de viviendas ni en vehículos. Ni atracos. “En La Línea puede haber al año 50 robos y en Estepona, que está al lado, 1.500”, afirma el jefe de la Policía Local, que cuenta con más de 120 agentes y donde los cambios de destino son frecuentes.

Imagen de las ocho toneladas de hachís intervenidas en una operación policial en el Campo de Gibraltar en los últimos años.

Imagen de las ocho toneladas de hachís intervenidas en una operación policial en el Campo de Gibraltar en los últimos años. / EPE

Tras el operativo, las principales rutas del narcotráfico se han trasladado a otras zonas cercanas -por ejemplo, al río Palmones, en la Bahía de Algeciras-, pero sigue habiendo tráfico de estupefacientes, además de contrabando de tabaco, porque es algo muy difícil de erradicar. “Aquí hay una contracultura mitificada; el narcotraficante ha tenido una imagen un poco idílica. Los niños imitan eso porque se vende como modelo de éxito y va permeando en la sociedad. La mayoría de la población trabaja en la refinería o lo que puede, pero ellos son los que tienen mejores coches, los que triunfan…”, asegura Adrada.

Así, en Las Atunaras, el antiguo barrio de pescadores, un poblado de casas bajas coloridas frente a la costa, casi todos los niños aspiran a trabajar de puntero. “Hay chavales de 12-13 años que pueden ganar mil euros una noche haciendo de puntero, que es ir con el móvil a la playa a avisar de que viene la Policía”, señalan fuentes policiales.

“Tenemos un problema de absentismo en las aulas”, admite la concejala de Asuntos Sociales, Vivienda, Empleo e Igualdad, Zuleica Molina. “Es por la problemática social porque no se le da la importancia suficiente a la educación de las familias”, asegura la edil, que denuncia que no se puede dar solución sencilla porque hay enorme dificultades para cubrir las plazas fijas en los colegios.

En la propia Educación Infantil, un alumno puede tener un profesor distinto cada año. Hay una rotación enorme, lo que genera “problemas en la estabilización” de la educación. La “mala fama” de la localidad hace que haya “muchos problemas” para cubrir las plazas, que en muchos casos son eventuales, y no hay tiempo para que haya una coordinación en la pedagogía a desarrollar. “Hay una situación de miedo, pero por desconocimiento, porque la gente luego viene y está encantada. Aquí hay un dicho que dice que ‘se llora porque no se quiere venir, pero luego se llora porque no se quieren ir’”, sostiene Zuleica, que incide también en esa idea de que la “criminalidad está por debajo de la media”.

El empleo que se genera en La Línea se circunscribe a tres sectores: restauración, servicio de ayuda al domicilio/trabajo en entidades sociales, y el transporte de mercancías. Hay empresas interesadas en llegar a La Línea o incluso ampliar sus centros logísticos, pero se encuentran con un problema añadido: las comunicaciones. Por carretera, sólo hay dos vías de acceso, que pasan de dos carriles por sentido a uno. “Las comunicaciones están colapsadas. Somos el único núcleo poblacional de la UE de más de 100.000 habitantes (contando Gibraltar) que no tenemos ramal ferroviario”, apunta el alcalde.

Hay, además, dos problemas añadidos. Uno de ellos es que la vivienda “es la más cara del Campo de Gibraltar”, ya que muchos extranjeros “de alto poder adquisitivo” que trabajan en el Peñón, algunos en empresas de juego online, duermen en La Línea. “Es que un alquiler por un piso de tres habitaciones puede irse a 700 euros. Las personas de aquí no pueden alquilarse una vivienda a esos precios. El problema es tremendo”, subraya la concejala de Asuntos Sociales. Un apartamento en Santa Margarita, uno de los barrios en expansión, puede costar 180.000 euros. “Queremos construir más vivienda municipal”, apostilla la edil, que aun así valora positivamente que los trabajadores de Gibraltar “hagan vida y consuman” en los comercios de la localidad.

Por toda esta ristra de motivos el alcalde de La Línea lleva meses pidiendo que el municipio pueda celebrar un referéndum para pedir ser, por su particular situación, ciudad autónoma como Ceuta y Melilla y poder así ofrecer incentivos fiscales a empresas y funcionarios para que quieran trasladarse a La Línea. “Es que tenemos carencia de policías, de guardia civiles, de médicos, de enfermeros, de profesores...”.

Vista aérea de La Línea de la Concepción.

Vista aérea de La Línea de la Concepción. / EPE

Con ese estatus especial, que contemplaría un descuento del 50% en el IRPF, sostiene Franco, esos funcionarios no vendrían solo de lunes a viernes a trabajar provenientes de otros puntos de Málaga o Cádiz y se habría evitado además que muchas empresas de juego online -como BET365- se fueran a Ceuta o Malta tras el Brexit y no se quedaran en su localidad. “Queremos que la gente se quede a vivir aquí”, añade Zuleica.

“Necesitamos un tratamiento especial”, afirma el alcalde, que detalla cómo la apertura del Hospital de La Línea en 2017 -hasta entonces el hospital de referencia era el de Algeciras- fue un avance, pero siguen “faltando como 200 puestos de trabajo que cubrir”. “Se nos da una atención sanitaria que no es la mejor de las posibles, aunque los profesionales rinden por encima de lo exigible”, apostilla.

Sobre los resultados del Plan contra el narcotráfico en el Ayuntamiento se muestran satisfechos, pero advierten que tiene que haber una ”intervención social” para atender a las familias y que ese chaval de 12 años no deje de ir al instituto porque se gane dinero en la droga. “Hay que sacar a esas familias de la rueda y que los chicos tengan otro futuro”.

En esa labor transformada, de tratar de ofrecer otras oportunidades a través de la educación y la formación, están varias ONG y entidades sociales como Asansull, centrada en el trabajo con personas con discapacidad, pero que también atienden a mayores y personas vulnerables. Creada hace más de 50 años, tienen más de 25 centros en todo el Campo de Gibraltar, y ha participado recientemente en el programa Eracis (con fondos europeo vehiculados por la Junta) de cohesión social en los barrios más desfavorecidos.

“Nuestros programas hacen posible que personas que están en la barriada se creen a ellas mismas”, explican por teléfono María Luis Escribano, la presidenta, e Ismael Vaca, el coordinador general de Asansull, que atiende a cerca de 3.240 personas con 946 trabajadores. “Estamos generando empleo para esta ciudad”, aseveran sobre sus logros, entre los que se encuentra que haya 12 nuevos funcionarios con discapacidad intelectual solo en los últimos tres años y que se haya dado formación a decenas de personas, sino cientos, para trabajar en sus centros de ayuda a domicilio.

“Es que si nosotros no nos comprometemos con nuestro territorio, nadie va a venir de fuera a buscarnos”, ratifican sobre el mensaje de lo que transmiten todos los linenses consultados por este medio: se sienten abandonados. Aun así, desde Asansull lanzan un mensaje de esperanza: “Todos debemos empezar a creernos que no somos el fin de España, sino el principio de España; hay sectores emergentes, oportunidades en el nacimiento de empleo en logística, el ámbito medioambiental, en el agropecuario. Tenemos que vernos desde una visión optimista”.