LA ENTREVISTA
Giuliano da Empoli, ensayista: "El odio hoy no cuesta nada y es imposible protegerse de ello: pronto la tecnología gobernará por encima de la política"
Se hizo conocido con su única novela, 'El mago del Kremlin', considerada la mejor semblanza de Vladimir Putin y la Rusia actual, llevada al cine por Olivier Assayas y protagonizada por Jude Law. Vuelve al ensayo con 'La hora de los depredadores', un libro sobre el rampante poder de los autócratas políticos y oligarcas tecnológicos, que él llama neo maquiavelismo. 166 páginas de tal clarividencia que se te pegan a las manos como un Blu Tack a la pared

Giuliano Da Empoli / Alba Vigaray
Ha venido a quitarnos el sueño con su idea (cierta) del futuro. No lo hace con mala intención: tiene la esperanza de que este libro que acaba de publicar sea un revulsivo contra el neomaquiavelismo político-tecnológico, La hora de los depredadores (Seix Barral). Bregado en escenas políticas y culturales del más alto rango (fue, por ejemplo, asesor del primer ministro italiano Matteo Renzi y consejero de la Bienal de Venecia), Giuliano da Empoli (París, 1973), ensayista, profesor en Sciences Po Paris, de formación abogado y máster en ciencias políticas, es también el aclamado autor de El mago del Kremlin, novela (y película) considerada la mejor semblanza de Putin y Rusia hoy.
No hay seres imaginarios en su pesadilla, sino políticos y oligarcas de la tecnología que prometen soluciones mágicas, que juegan a sembrar el caos y que, en medio del desconcierto y la no gobernanza, ¡zas!, se sacan de la manga un conejo estrafalario. Poco importa que la ocurrencia contradiga lo que ayer dictaminaron: en la sorpresa está el poder. Está hablando, claro, de líderes como Trump, Putin o el príncipe saudí Mohamed Bin Salmán (MBS a partir de ahora).

Giuliano Da Empoli / Alba Vigaray
Da Empoli revisiona la historia y cuenta que esta estrategia de poder absoluto y oscurantista es la que ya practicaron los temibles Borgia a principios del siglo XVI bajo los auspicios del florido Renacimiento, y que acuñó un término indeleble: el maquiavelismo, credo de dudosa moral desarrollado por el filósofo Nicolás Maquiavelo en El príncipe. La única y temible novedad es el ritmo del tiempo, la vertiginosa velocidad que hoy permite una tecnología sin control ni normativa, un ecosistema que –repite– premia la agresión. "El odio hoy no cuesta nada y es imposible protegerse de ello (…) pronto la tecnología gobernará por encima de la política". Las redes sociales se han apoderado de las cámaras de representantes de las democracias, convertidas en parlamentos para las trincheras digitales: gana el más agresivo, porque según sostiene esta suerte de profeta, "la política atrae a los más agresivos".
Oiga, pues muchas gracias por quitarnos el sueño compartiéndonos su pesadilla.
El propósito de este libro es provocar una reacción al ecosistema caótico que estamos padeciendo.
O sea, ¿en su opinión queda esperanza frente a lo que parece inexorable, la autarquía global?
"Lo inevitable nunca sucede, siempre viene lo inesperado", como dejó dicho John Maynard Keynes. Así pues, esperanza, sí.
Mantiene que las teorías de Maquiavelo nunca habían vuelto a ser tan apropiadas y ajustadas a la realidad como hoy sucede. ¿Quién sería, pues, el ideal de Príncipe, Putin, Trump, ambos los dos?
Cualquiera de los dos podría haber salido de las páginas de Maquiavelo. Depredadores que siembran un ecosistema caótico donde la agresión se premia por encima de todo, donde hay pocas reglas y el poder se basa en movimientos sorpresivos que paralicen al enemigo; los mismos que predican que el poder ha de ser restablecido y de forma vertical. El modelo de Príncipe para Maquiavelo fue César Borgia, básicamente un señor de la guerra. Y hoy volvemos a estar un sistema comprable, de altísima agresividad y estupefacción, y estos personajes son sus retoños.
"Los depredadores siembran un ecosistema caótico donde la agresión se premia por encima de todo, hay pocas reglas y el poder se basa en movimientos sorpresivos que paralicen al enemigo. Es el mismo credo de los Borgia recogido en El príncipe de Maquiavelo".
¿Podría llegar la gran sorpresa desde Arabia Saudí? Los predecesores de MBS financiaron Al-Qaeda y el 11-S. ¿Por qué nadie reconoce abiertamente que hoy son los benefactores de Hamas y su 7-O, un acto salvaje y capaz de producir la estupefacción en la que se fundamenta la fórmula maquiavélica de poder?
No estoy seguro de que el 7-O fuera exactamente lo que cuentas sino más bien un sabotaje al acercamiento entre Israel y Arabia Saudí, enfocado a dinamitar el ecosistema en Oriente Medio, dejando de lado al Gobierno palestino e incluso a Irán, y crear un nuevo orden. En cualquier caso, lo que me dejó atónito de MBS fue el modo en que reunió a 350 príncipes para celebrar su nombramiento, y en lugar de recibirlos con un festejo, básicamente lo encarceló en un hotel de lujo y los torturó hasta conseguir lo que quería: su aquiescencia con el estado de corrupción que ha impuesto. Y esto es exactamente lo que César Borgia hizo en su día con sus aliados, los encerró y asesinó quienes no comulgaban con su método. Para mí es otro ejemplo evidente de una era que premia este tipo de comportamiento, que hace décadas no hubiera sido aceptable y hoy se aplaude. Es algo en cierto modo antiguo, es una regresión, apoyada por una moderna infraestructura digital que a su vez también premia la agresión y la sorpresa.
Viejos depredadores, los políticos, y nuevos depredadores, los tecnócratas, ¿no es cierto que están convergiendo en sus intereses de modo muy evidente, como cuando rodean el nombramiento de Trump tal que una antigua guardia de corps?
Sin duda se está dando una convergencia entre esas viejas figuras, los Trumps, Putins, MBSs, y el ecosistema digital, que los premia. Son sus intereses los que convergen, no estoy diciendo que se parezcan. Trump y los tecnócratas son muy diferentes, aunque sí comparten el nacionalismo y su cualidad post humana, el rechazo a las normas y a contra poderes como era la prensa o la vieja élite política. No admiten límites a su poder, han barrido todo tipo de control y verificación.
El presupuesto militar ha crecido globalmente un 34% en los últimos cinco años. Y usted advierte sobre una nueva era de violencia ilimitada. ¿Más violencia de la que ya estamos atendiendo por parte del Sionismo?
Asistimos a una era en la que agresión y violencia se premian a todos los niveles, por eso establezco un paralelismo con los comienzos del siglo XVI, cuando las pequeñas repúblicas italianas fueron aniquiladas por una invasión extranjera gracias una revolución tecnológica, que fue al artillería pesada. Hoy, la tecnología militar de ataque va muy por delante de la defensiva, miremos por ejemplo los drones, aparatos relativamente baratos que pueden causar daños descomunales. Y lo mismo ocurre con el debate público en las democracias: la agresión digital, las campañas de odio, son gratis, y es prácticamente imposible defenderse de ellas
Los políticos focalizan sus debates en las plataformas digitales mientras el periodismo ha dejado de ser un obstáculo a la falta de escrúpulos del poder. ¿Son estos “señores de la guerra digital” quienes intencionadamente han destruido los fundamentos del orden mundial?
No creo que haya una conspiración tácita: algunos de esos tecnócratas tenía una intención política, pero la mayoría, no. Creo más bien que esta creciente agresividad en la esfera pública es un efecto colateral de un modelo de negocio que busca segmentar y enfrentar a las audiencias y caldear el ambiente. Pero la consecuencia de este modelo y del hecho de no estar regulado ni conllevar responsabilidades, es la creciente fuerza de los extremismos políticos. Es decir, si bien los objetivos iniciales de la industria no eran políticos, han derivado hacia una politización, y hoy los grandes oligarcas de la tecnología están apoyando a los líderes más extremistas en todo el mundo, unidos por un mismo interés: acabar con los límites y controles del poder de las democracias liberales.
Sostiene que la IA es profundamente autoritaria y que es el perfecto mecanismo para el poder maquiavélico. ¿Es así por su habilidad para crear estupefacción?
La IA se alimenta del caos y de fragmentos de información, y los convierte en poder, porque a la vez produce sorpresa, tiene en cierto modo un halo de magia, de maravilla. Esta peculiar forma de generar poder es borgiana y potencialmente autoritaria. El problema no está en la tecnología en sí, es absurdo oponerse a ella, sería como rechazar la electricidad o posicionarse contra el fuego. El asunto está en la gobernanza de la tecnología, quién la maneja y cómo, con qué control y en qué condiciones. Y eso no es sólo una cuestión de negocio o economía, sino de poder, y por tanto de la democracia, que está en juego.
Mantiene que las compañías tecnológicas son hoy una especie de naciones y que, al frente, ¿no es cierto que la mayoría de sus dirigentes son personas afectadas del síndrome de Asperger?
Bueno, no me gustaría señalar e insultar a quienes padecen esta disfunción, que en muchos casos serán gente estupenda. Pero sí me da cierto pánico pensar que quienes están configurando nuestra vida social son personas con gran dificultad para la comunicación y la empatía con los otros, y con una marcada tendencia a cuantificarlo todo y reducir el comportamiento humano e incluso los sentimientos a números y algoritmos. Además creo que hay un cierto grado de autismo, de nuevo sin querer ofender a quienes lo sufren, en todo este proceso tecnológico, en ese modo maniático y obsesivo de perseguir un objetivo concreto sin atender a una visión compleja y diversa de la realidad.
Y para la sorpresa general, dice que todo esto empezó con Obama, que fue el primer político en confiar las urnas a los tecnócratas, ¿correcto?
No, fue incluso antes, en 1996, en la Administración de Clinton-Gore, que decidieron por vez primera que los proveedores de Internet no eran responsables del contenido de su plataforma, que iban a ser tratados como una compañía telecom, básicamente. Ahí empieza todo. Y luego Obama, sí, fue un importante eslabón, cuando ya las tecnológicas habían adquirido un enorme poder. Le ayudaron mucho en sus elecciones, pero estábamos todos tan felices de que un progresista, un verdadero outsider llegara al poder… que no vimos el lado oscuro de la historia. Pero antes del binomio Trump-Musk tuvimos el Obama-Schmidt, que era el ceo de Google y tuvo un papel esencial en la reelección de Obama como fuente de datos utilizados en los comicios de 2012, fue tan importante como lo sería después Musk para Trump. Pero no vimos a Schmidt, estaba al fondo de la escena y ayuda al bueno de Obama, y todos contentos. El poder de las tecnológicas lleva 30 años creciendo, y todo se ha hecho visible porque Trump y Musk, antes de romper, eran prácticamente dos iguales. Luego aquello se rompió y ahora, yo te diría que Trump está en posición dominante, pero que pronto la tecnología sacará ventaja y los políticos serán una especie de empleados de los tecnócratas.
Vaya, qué pánico da todo esto… Pero antes aún de Trump, los demócratas y defensores de la ley y la justicia fallaron porque se comprometieron con las minorías. ¿No fue esto lo que creó el caldo de cultivo necesario para el caos que beneficia al Príncipe?
Yo llamo a los demócratas el partido de los abogados, porque en los últimos 45 años han sido abogados los que han formado la terna para ser presidentes y vicepresidentes. Tendieron a defender a las minorías, lo que en sí es positivo, por supuesto, pero lo hicieron a base de establecer normas y distinciones que dejaron fuera a la mayoría, y en una democracia, para proteger a las minorías tienes también que ganarte a la mayoría. Pero no tuvieron esto en cuenta, así que se enfrentan a los depredadores con herramientas de forma, de respeto a la ley y al procedimiento, porque la democracia se basa en leyes y procedimientos, y razón llevan, pero es una respuesta muy débil cuando te estás enfrentando a depredadores que prometen hacer que las cosas sucedan en un sistema que está estancado, donde no pasa nada. Y romperán las reglas, lo están haciendo, para que las cosas sucedan y para, como ellos sostienen, restaurar el poder, lo que harán de forma vertical. Y esta es una promesa poderosa en sociedades convencidas de que nada se puede hacer, que da igual lo que votes porque todos son iguales. La promesa del milagro, de romper las reglas para producir un resultado, se convierte así en algo muy poderoso, y el partido de los abogados es y está en una situación muy débil para responder a ello.
Trump es un individuo iletrado que ni siquiera lee las notas que sus asesores le preparan para los mítines, "representa el desmantelamiento del conocimiento", escribe usted. ¿Es el caos su arma política más poderosa?
No es que no lea libros o periódicos, es que no lee nada. Y esto a priori puede interpretarse como un hándicap, pero en un entorno tan caótico como el actual, puede resultar una ventaja porque no atiende a ningún tipo de limitación: toma decisiones rápidas, espectaculares e inesperadas, que a su vez es lo que premia el ecosistema digital, lo extremo, lo repentino; un día dice una cosa y al siguiente, lo contrario, creando una especie de hipnosis muy poderosa, muy energética. El encanto del poder de Trump es que es rápido, y probablemente, si fuera más estructurado y hubiera leído más libros, sería menos capaz de cometer acciones tan precipitadas, que son la esencia del poder. Una acción que piensas, que estudias, no es un acto de poder, sino algo que cualquier burócrata puede hacer: estudias, tomas una decisión y luego la ejecutas, vale. Pero el verdadero acto de poder es no estudiar nada y tomar una decisión totalmente sorprendente, y lo es porque es arbitrario. En el libro cito a este duque de Sajonia cuyos asesores le pedían: "Por favor, piense, estudie y considere antes de tomar una decisión". Y él respondía: "No quiero estudiar, considerar y pensar antes de tomar una decisión. De lo contrario, ¿por qué iba a ser el duque de Sajonia?". Y esto es poder, y esto es Trump en muchos sentidos.
Es decir, ¿estamos en un contexto donde el conocimiento se enfrenta a la rapidez, la tecnología, el de repente?
Muévete rápido y rompe cosas, muévete rápido y atrévete con todo, fue el primer lema de Facebook, y yo creo que es el elemento común a todos los diferentes depredadores, políticos y tecnológicos. El muévete rápido y rompe con todo se ha convertido en algo espectacular, genera mucha energía. Incluso nuestra vida cotidiana está gobernada por la velocidad.
Habla de un futuro post humano que se reducirá observar un mundo irreal a través de unas gafas de IA y de un asistente que programará hasta nuestros deseos y sentimientos. Profesor Da Empoli, ¿quién demonios querrá vivir en semejante futuro?
Bueno, es lo que todos estamos eligiendo colectivamente cada día. Todos nosotros, sin excepción, estamos utilizando esas herramientas para comunicarnos, con este teléfono dispongo de una interfaz global para relacionarme no sólo con la información, sino con las personas que quiero y con la sociedad, con los servicios y el conocimiento; e incluso con nosotros mismos, porque cada vez introducimos más datos propios y nos medimos a nosotros mismos aquí (sostiene su móvil en la mano). Y esta interfaz (agita el móvil) es aún muy primitiva, pero está evolucionando. Se está volviendo mucho más inteligente gracias a la IA, y también está cambiando de forma, y dentro de poco la veremos convertida en unas gafas de diseño, nada que ver con las toscas gafas de realidad virtual que conocemos, de hecho las primeras gafas con IA de Ray-Ban están teniendo ya mucho éxito. Esta interfaz que hemos elegido para poner entre nosotros y el mundo está en constante evolución, y cada vez será más poderosa y estará más integrada en nosotros mismos, para satisfacer nuestras necesidades, emociones, deseos… Y con el proceso en plena aceleración, el problema sigue siendo que no es una interfaz neutral sino que está controlada por nuevas formas de poder, lo que parece no importarnos.
"Atendemos a una regresión política, apoyada por una moderna infraestructura digital que a su vez también premia la agresión y la sorpresa".
¿Tiene usted hijos?
Sí, una hija de 15 años.
¿Y no le da pánico el mundo que vivirá?
Por supuesto, el mío no me preocupa demasiado porque ya tengo 52 años, pero todo está yendo mucho más rápido de lo que esperaba y alguno de los problema que vislumbraba en el futuro de mi hija ya están aquí. Me preocupa especialmente que la experiencia básica está cambiando y puede llegar a cambiar de forma muy radical y de un modo que me asusta, sí. Probablemente esta es la razón por la que escribo mis libros, de hecho mi novela (El mago del Kremlin) la escribí para ella, y ella aparecía en la portada y a ella dediqué la última escena. También la tenía en mente mientras escribía este ensayo, sí.
Pues muchas gracias profesor, repito, aunque ya ha caído el sol y no sé si pensaré lo mismo esta noche en pleno insomnio…
Has de mantener la esperanza, yo lo hago, porque estoy muy metido en la onda del downshifting (volver a la vida simple), abandonando las redes sociales y todo eso, y dedicándome a estudiar, estudiar y estudiar, y enfrentándome a la gente que no lee. Si seguimos aquí es porque queda esperanza.
- Las columnas griegas que bordean el Manzanares no son lo que parecen: 'Algunas tienen impactos de bala de la Guerra Civil
- Fin de una época en Madrid con el cierre de la cafetería Hontanares de la calle Sevilla: 'Esta preciosa aventura termina aquí
- El proyecto ‘La base y la cruz’ gana el concurso para resignificar Cuelgamuros con un presupuesto de 26 millones
- Vecinos del norte de Madrid piden recuperar el trazado original de la L11 de Metro hasta Avenida de la Ilustración
- Ayuso respalda a Ryanair tras su choque con el Gobierno: 'No somos conscientes en ocasiones del daño que se puede crear
- La sorprendente opinión del arzobispo de Toledo sobre el nuevo álbum de Rosalía: 'Es muy difícil...
- El Banco de España abre sus puertas al público por primera vez hasta 2026: fecha y hora para conseguir las entradas gratis
- Juan del Val: 'Digo lo que quiero y escribo lo que quiero, soy ingobernable
