Entre volcanes y túnidos: Tenerife, donde cada bocado es un viaje por el paisaje, la cultura y la emoción
Más allá del sol y la playa, Tenerife se presenta al mundo como un destino gastronómico de primer nivel, donde el paisaje se sirve en cada plato y el alma del Atlántico se degusta en cada bocado

Ronqueo de túnido organizado por Turismo de Tenerife en San Sebastián Gastronomika. / Cedida

Tenerife es mucho más que sol y playa. La mayor de las Islas Canarias ha emprendido un camino decidido para posicionarse como un destino de experiencias, donde el visitante no solo contempla, sino que participa, conecta, siente y sobre todo saborea. Porque en esta isla, comer es mucho más que una necesidad: es una forma de conocer su historia, su biodiversidad y su gente. Un destino donde la gastronomía no es un simple acompañamiento al viaje: es el viaje en sí. Un recorrido por mercados agrícolas, fincas sostenibles, bodegas centenarias, restaurantes de vanguardia y cocinas humildes donde cada cucharada tiene una historia que contar. Como afirma Lope Afonso, vicepresidente del Cabildo de Tenerife: "La gastronomía se ha convertido en una auténtica referencia turística. Primero creímos en el producto, luego lo envolvimos adecuadamente. Hoy, más del 40 % de los turistas prueban la gastronomía local. Y esto ya no es solo un acto cultural: es un acto turístico".
Entre volcanes, microclimas y tradición: la despensa infinita de Tenerife
La riqueza gastronómica de Tenerife nace de su diversidad. La orografía escarpada, los microclimas que dibujan un mapa agrícola en miniatura, y la influencia atlántica han dado lugar a un ecosistema culinario único en el mundo. No es exagerado decir que Tenerife tiene la capacidad de producir lo que otras regiones solo pueden importar.

Viñedos de Tenerife. / Cedida
Y es que el recetario tradicional canarios es esa hoja de ruta de los cocineros que defienden el producto local. Plátanos con IGP, papas antiguas con DOP, seis especies de túnidos, mieles florales protegidas, gofios ancestrales, legumbres locales, pescados frescos como el cherne o la vieja, carnes de cabra y cochino negro y quesos de cabra curados con maestría. Cada producto está impregnado de territorio, de historia y de sostenibilidad. Para Braulio Simancas, chef del restaurante Silbo Gomero en La Laguna, el secreto está en no disfrazar el origen: "Nuestra despensa ya es kilómetro cero. En menos de 100 kilómetros tenemos campo, mar, montaña. La sostenibilidad aquí no es moda, es tradición. Y cocinar con ese producto no solo es más rentable y sabroso, sino que además, cuenta quiénes somos".
Vino con nombre propio: Tenerife, patrimonio líquido
Tenerife no solo se bebe, se memoriza. Sus vinos son una prolongación líquida de su geografía volcánica, de sus barrancos imposibles y de sus vientos alisios. Cinco denominaciones de origen propias —Tacoronte-Acentejo, Valle de Güímar, Valle de La Orotava, Ycoden-Daute-Isora y Abona— más la D.O.P. Islas Canarias componen un mapa vinícola que sorprende por su variedad, su personalidad y su historia.

Vinos de Tenerife. / Cedida
"Vilaflor es el viñedo más alto de España", recuerda Enrique Alfonso, presidente de VIBOTEN, la asociación de viticultores y bodegueros de Tenerife. "Aquí, a 1.500 metros, la viña convive con la papa. Regar una, nutre a la otra. Así nació la viticultura en el sur de la isla. Hoy, por esa misma carretera que cruza nuestros viñedos, pasan más de tres millones de turistas al año", sostiene. Y si hablamos de innovación, los vermuts volcánicos de Tenerife ya conquistan paladares más allá del archipiélago, combinando vinos autóctonos con botánicos tan únicos como el incienso tinerfeño o la ruda.

Vendimia Valle de Guimar. / Cedida
Cocina con estrella: la constelación tinerfeña
No es casualidad que Tenerife sea hoy la isla con mayor concentración de estrellas Michelin de todo el archipiélago canario. Once estrellas brillan sobre su territorio, respaldadas por una gastronomía que combina la excelencia técnica con la autenticidad del producto local. A esto se suman más de 50 soles Repsol, lo que convierte a Tenerife en una potencia culinaria consolidada. Pero los galardones no lo son todo. Detrás hay una filosofía. Como bien destaca Dimple Melwani, consejera delegada de Turismo de Tenerife: La gastronomía es un eje estratégico para diversificar nuestro turismo. Es nuestra forma de dinamizar el sector primario, de ayudar al agricultor, al pescador, al bodeguero. Queremos atraer a un visitante que quiera vivir Tenerife con los cinco sentidos".
Esta apuesta no se queda en palabras: Tenerife cuenta con un ambicioso Plan Director de Gastronomía, convenios con instituciones como el Basque Culinary Center y presencia destacada en eventos internacionales como Madrid Fusión o San Sebastián Gastronomika.
Raíces y vanguardia: la nueva narrativa gastronómica
La nueva generación de chefs ha entendido que el futuro está en el origen. Y lo reinterpreta con libertad, pero también con respeto. Desde el rescate del recetario tradicional hasta la experimentación contemporánea, la cocina tinerfeña vive una revolución tranquila que ha sabido fusionar el pasado con el presente. "Nosotros cocinamos lo que hay. Si hoy el mar nos da bonito, hacemos mondongo hervido con bonito. Si mañana trae rabino, lo adaptamos. Es cocina del día, cocina del mar, del campo, del momento. Y sobre todo, cocina que habla canario", subraya Simancas. En sus fogones, como en muchos otros de la isla, el mojo no es solo una salsa: es un símbolo. "El mojo representa el mestizaje de nuestra cocina: Portugal, África y América en una cuchara. Es historia, es sabor y es identidad", presume el chef nacido en Tenerife de padres gomeros (de ahí el sobrenombre "El gomero").
Enoturismo y agroturismo: experiencias con sabor a tierra
Tenerife no se contenta con ofrecer buena comida y vino. Quiere que el visitante los entienda, los vea nacer, los toque, los respire. Bodegas que se abren al público, fincas agrícolas donde el turista aprende a recolectar y cocinar, mercados de agricultores convertidos en parada obligatoria. La isla apuesta fuerte por el turismo de experiencia como punta de lanza. Lope Afonso destaca su papel: "en Tenerife puedes conocer cómo se elabora un vino, visitarlo en bodega y degustarlo en el mismo lugar. Hay una comunicación directa entre el cliente y el productor que añade valor y autenticidad".
Un destino con alma comestible
Esta isla conocida por el Carnaval de Santa Cruz no busca turistas de paso. Busca viajeros que quieran conocerla de verdad. Que entiendan que el gofio no es solo un cereal molido, sino la herencia de generaciones. Que detrás de una miel hay siglos de historia apícola. Que un vino volcánico cuenta más que cualquier guía. Que en cada papa arrugada hay un paisaje, un microclima y una cultura.

Pesca de túnidos. / Cedida
"No deberíamos ver la gastronomía como un simple atractivo más, sino como un motor que conecta a las personas con un lugar. Es fundamental que, en Tenerife, se valore la cultura y la despensa local", explica Diana Marcelino, chef en el restaurante El Secreto de Chimiche donde para ella "la cocina es una cuestión de habilidad y pasión, no de género". Porque en Tenerife, el alma se sirve en plato.
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