El 'Monarca de la Bisbal'

Las últimas horas de Albert Solá, el supuesto hijo ilegítimo del rey emérito: ¿qué pasó con la cámara que no grabó su muerte?

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA viaja a La Bisbal de l'Empordá para hablar con la gente que le acompañó antes de fallecer

"Estaba muy excitado por la entrevista que iba a salir, pero llevaba unos días muy cansado", aseguran sus conocidos

El bar donde falleció Albert Solà.

El bar donde falleció Albert Solà. / EPE

David López Frías

David López Frías

El día de su muerte, el Monarca (que era como conocían coloquialmente en La Bisbal de l'Empordá a Albert Solà, que se decía hijo no reconocido del rey emérito Juan Carlos I) se encontró con un viejo amigo por las calles del pueblo. Se fueron juntos a tomar algo al bar Absenta. Como lo encontraron cerrado, se dirigieron a otro local próximo llamado Pa i Trago.

“El Monarca pidió un vino blanco y una coca-cola en la barra y entonces volvió a la mesa. Ahí fue cuando empezó a perder el equilibrio. Se intentó sentar, pero le empezaron a temblar las piernas. No se consiguió sostener y se desplomó en el suelo. Lo intentamos reanimar nosotros y luego la ambulancia, que llegó pronto, pero fue imposible”. 

Se lo cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA (por medio de su cuñada) Rafa. Es la persona que estuvo junto a Albert Solà, presunto hijo ilegítimo del rey emérito, en los últimos instantes de su vida. Un fallecimiento repentino que ha dejado en shock al municipio gerundense en el que residió durante los últimos 20 años. Más aún por las misteriosas circunstancias que lo han envuelto. El hecho de que fuese a emitirse de forma inminente una polémica entrevista suya en Telecinco y un supuesto corte en unas cámaras de seguridad del bar en el momento de su muerte, han provocado todo tipo de especulaciones y teorías conspirativas.

Este diario se ha desplazado, para intentar despejar incógnitas, al pueblo donde el llamado Monarca residió desde que llegó de México a principios de siglo. En La Bisbal trabajó siempre como camarero. Hemos trazado la ruta de los tres bares que marcaron su vida y muerte en La Bisbal: el primero, un establecimiento en el que trabajó 11 años. El segundo, un restaurante en el que estaba empleado actualmente. Y el tercero, el lugar en el que perdió la vida el hombre que defendió hasta el final ser el hijo ilegítimo de Juan Carlos de Borbón.

Bocata y Bacardí

“Nadie le llamaba Albert. Todo el mundo Monarca, esto. , lo otro”, desde siempre. Era un personaje muy querido por todo el pueblo”, confiesa Oani, una camarera rumana que trabajó con él durante 10 años y que es cuñada del hombre que estuvo con Solá en sus últimos instantes de vida. “Camarera y amiga”, puntualiza. “Aún no me he podido recuperar. Estuve en el entierro y lloré muchísimo, porque estábamos muy unidos. Lo vi unos días antes de su muerte y me dio un abrazo. Pero lo noté cansado”.

Oani ahora regenta un bar en el pueblo, pero durante más de una década fue su compañera. Ambos trabajaban en el bar de Manel, que fue una de las personas más cercanas al Monarca. Manel nos atiende dejando claro que no quiere "fotos, ni nombre del bar, ni mi apellido, ni nada de eso. Nunca he querido hacer publicidad de este asunto. Además, he visto el programa de Telecinco que hablan de él y estoy indignado, porque se han dicho mentiras. Una periodista dijo también en un programa de TV3 que yo urdí toda la historia de que Albert era hijo del rey. Y eso es mentira. A él lo contraté en 2009 y ya explicaba esa historia, ya la traía urdida. De hecho, él sacó un libro en el que cuenta la verdad y él lleva con eso desde mucho antes de conocerme", aclara, enseñándonos un ejemplar dedicado por el Monarca.

Manel, amigo íntimo y antiguo jefe de Albert, nos muestra un ejemplar del libro que le regaló

Manel, amigo íntimo y antiguo jefe de Albert, nos muestra un ejemplar del libro que le regaló / DLF

¿Cómo era Albert Solá en corto?: "Un tío muy carismático y peculiar. Muy divertido. Le decía a la gente que sabía hablar francés y lo único que hacía era ponerle un 'e' final a todas las palabras. En realidad me ayudó a levantó el bar, porque mucha gente venía a verlo a él. En el cartel tenemos un bocadillo que se llama Monarca en su honor. Le gustaba mucho trabajar y no se tomaba ni días de fiesta; la única condición que puso cuando lo fiché fue que le diese días libres si tenía que atender entrevistas por su historia del rey. También era un fiestero de cuidado. No tenía un duro porque todo se lo reventaba. Nada de drogas, pero whisky y tabaco, el que quieras. Para cenar se pedía un bocadillo y un cubata de ron Bacardí, porque decía que le recordaba a su época de México", apunta Manel.

En el país azteca hizo el Monarca gran parte de su vida, ostentando incluso un cargo en la empresa Acererías Corsa. Allí se casó y tuvo dos hijas. Pero a principios del siglo XXI regresó él solo a España, el lugar en el que nació en el seno de una familia pobre y el sitio en el que fue adoptado por una familia catalana.

El misterio del DNI

¿Qué contaba Albert sobre su presunto parentesco con el rey emérito?: "Ya vino de México con esa película. Yo nunca me la acabé de creer. Pero tampoco la puedo desmentir, porque pruebas no tengo. Yo le decía que, fuese verdad o mentira, se olvidase de eso. Que no iba a sacar nada en claro. A veces decía que a él le protegía el CNI y tengo una anécdota con eso. Una vez tuvo una enganchada con un tío que vino a pegarle. La cosa no pasó a mayores porque me metí yo por medio y conseguí que el tío se largase. Entonces me giré hacia Albert y le dije que a ver dónde se habían metido sus protectores del CNI, que si no llega a ser por mí lo matan".

Pero sobre todo, Manel le insistía a diario en que "renovase su documentación, porque iba a tener problemas". Porque esa era una de las incógnitas que siempre rodeó al Monarca: tenía todos sus documentos caducados y nunca dio una explicación plausible. "Por eso se fue de mi bar: cuando llegó la pandemia, yo necesitaba que se vacunase. El problema era que no tenía la tarjeta de salud. Sin DNI no se la hacían. Yo le preguntaba y él me iba poniendo excusas. Hasta que fui yo personalmente al ambulatorio a preguntar qué pasaba con la tarjeta y me demostraron que nunca fue a solicitarla. Le pedí explicaciones a Albert y me dijo que dejaba el trabajo", prosigue Manel, que tampoco entiende la decisión.

Pa i Trago, el bar de La Bisbal de l'Empordá donde murió Albert Solá

Pa i Trago, el bar de La Bisbal de l'Empordá donde murió Albert Solá / DLF

"Durante su estancia aquí tuve que hacer muchos malabares para ayudarle. Incluso poner su alquiler a mi nombre, porque repito que él estaba indocumentado. No le daban papeles de ningún tipo. No viajaba a ningún sitio porque necesitaba DNI. Ya te digo, que prefirió dejar un trabajo de más de 10 años antes que renovarse el carnet. ¿El motivo? NI idea. Para mí, Albert fue como un hijo aunque fuese mayor que yo. Intenté que pusiera su vida en orden, pero no lo conseguí. Después de irse ya nos vimos menos. Se fue a trabajar a otro restaurante y le perdí un poco la pista".

Los últimos días

¿Cómo fueron sus últimos días?: tras dejar el bar de Manel, se fue como camarero a Can Casadellá, un restaurante de banquetes a unos 7 kilómetros del pueblo. Su propietario, Eduard Casadellá, también lamenta su muerte porque "llevaba casi dos años trabajando aquí y ya era como de la familia. A menudo se traía la maleta y se quedaba a dormir aquí, porque nuestro restaurante también es casa rural y tenemos habitaciones. Le gustaba quedarse aquí, porque él no tenía coche ni documentación para llevarlo, y vivía solo en un piso de La Bisbal".

En los últimos tiempos, Albert se disfrazaba en Can Casadellá, se sentaba en un trono e interpretaba el papel de rey para grabar vídeos para redes o para los comensales. Algo que algunos vecinos de La Bisbal criticaban por parecerles ridículo. Eduard se defiende explicando que "no había nada humillante en eso, porque yo también me disfrazaba y hacíamos shows para reírnos y pasárnoslo bien. A él nadie le obligaba, lo hacía porque le divertía tanto como a mí".

Eduard cuenta que intentó llevarse a Albert de viaje a Menorca recientemente. Pero que finalmente no pudo contar con él por el mismo problema de siempre: carecía de documentación para tomar un avión a ninguna parte. No obstante, no parecía afectarle ese problema. Y nadie en aquel restaurante, durante sus últimos días de vida, notó ningún comportamiento extraño. “El 8 de octubre estuvo aquí hasta las 8 de la tarde más o menos: lo dejó todo preparado, porque era un hombre muy trabajador, y se fue con un amigo a tomar algo. Esa fue la última vez que lo vimos con vida. Luego me llamaron por teléfono desde el pueblo para decirme lo que había pasado y yo no me lo creí”, concluye Eduard.

Una imagen de La Bisbal de l'Empordá, el pueblo en el que residía el conocido como Monarca

Una imagen de La Bisbal de l'Empordá, el pueblo en el que residía el conocido como Monarca / DLF

La cámara del bar

Lo que había pasado era que el Monarca y su amigo entraron al bar Pa i Trago sobre las 20 horas del 8 de octubre. Y ni un minuto más tarde, el primero caía fulminado al suelo, víctima de un ataque al corazón. El propietario de ese bar se llama Andreu Plaja y cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que él no estuvo ese día en el establecimiento “porque estoy de baja, pero estaba mi pareja y su hija, que estaban atendiendo". "Me contaron que lo intentaron reanimar y que la ambulancia tardó 8 minutos en llegar, pero que no pudieron hacer nada”, aprecia.

Ese bar es el objeto de la gran polémica de este caso: tanto Telecinco como algunos medios escritos catalanes explicaron que el metraje de la cámara de seguridad del establecimiento estaba cortado justo en el instante en el que cae al suelo Alfons. El propietario lo desmiente: "No hay cámara de seguridad en mi bar. No estamos conectados con ninguna empresa de alarmas ni nada de eso. Hay una cámara web que puse yo por mi cuenta, por si alguna vez me robaban. Pero es una cámara pequeña, nuestra. Y no pilla todo el bar".

Andreu cuenta que "la vamos moviendo de vez en cuando. O graba la zona de la puerta, o pilla una zona concreta del bar. Pero precisamente el Monarca y su amigo estaban sentados en la única mesa a la que la máquina no llega, que está entre las máquinas tragaperras y los biombos. Lo que pasa es que vinieron los de Telecinco y yo les dejé la tarjeta de memoria. Al ver la grabación se dieron cuenta de que no tenían las imágenes que buscaban, porque la cámara no graba esa zona. Entonces contaron esa versión. Pero es mentira. No hay ninguna manipulación ni nada por el estilo. Igual no da tanto morbo como lo que contaron, pero es la verdad".

Falsa conspiración

NI Andreu, ni Manel (antiguo jefe del Monarca), ni Eduard (su actual empleador), ni el resto de personas con las que hemos hablado en La Bisbal, creen que haya nada más allá "de una muerte natural. Lo que dijo la autopsia y lo que hemos podido averiguar nosotros por nuestra cuenta. Todo lo que cuenten de más es morbo para las teles", indica Eduard Casadellá.

Ioani, la amiga rumana de Albert, sostiene la misma teoría: "Era una persona que no cuidaba mucho su salud; no iba al médico porque no tenía documentación. Tenía una edad (66 años), fumaba... Yo lo noté bastante cansado en los últimos días. Hasta le pregunté qué le pasaba porque lo noté caminando raro. Pero él me dio un abrazo, me dijo alguna tontería y seguimos hablando de otra cosa".

Un amigo de Albert nos muestra la dedicatoria que le escribió en el libro

Un amigo de Albert nos muestra la dedicatoria que le escribió en el libro / DLF

Sobre el estado de nervios que apuntaban en varios medios que tenía días antes de morir, todo el entorno de Solá es coincidente: "Estaba nervioso, pero bien. Nervioso por la entrevista de Telecinco. A él le gustaba salir en la tele por este tema suyo y por eso estaba como emocionado. Pero no nervioso de miedo. La tarde que murió, estuvo tomando en una churrería una cerveza con mi cuñado, antes de irse al bar. Y estaban los dos muy contentos", concluye Oani.

Casi nadie en el pueblo se cree lo de la conspiración. Porque Albert ya ha dado muchas entrevistas como para que la de Telecinco le diese a nadie motivos para liquidarlo. Y porque el misterio de las presuntas cámaras de seguridad ya está resuelto: "Yo creo que se han subido a esa teoría por una parte Telecinco, por el morbo y porque la entrevista se la dio a ellos. Y por la otra, los medios independentistas que han visto una oportunidad para atacar a la monarquía", concluye su amigo Manel. Pero los que conocen al Monarca saben que, con su vida desordenada e indocumentada, su afición por la fiesta y su inexistente control médico, el fatal desenlace del Monarca llegaría más pronto que tarde.