Este es Jorge Ramsés, el "puto amo" de la Puerta de Alcalá que desquició a un concejal del PP

Sobre las ventanas del antiguo Sushi Shop de la calle Serrano de Madrid cuelgan desde hace unos meses coloridas ilustraciones con motivos tribales. Cuatro mujeres con máscaras danzan junto a un hombre cubierto por lo que parece un atuendo dorado de faraón.

Dentro, con poca luz, trabaja un grupo de obreros: será un restaurante y tendrá al menos dos plantas, dicen, pero no manejan mucha más información. Las ilustraciones incluyen varios lemas —healthy & fresh, food & drinks y cosmic & orgasmic— y el nombre del promotor: Ramsés Group.

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El número 1 de esta distinguida vía madrileña pasará pronto a formar parte del grupo de restaurantes que regenta Jorge Ramsés Llovet Tarodo, el poderoso hostelero que hizo perder los nervios al concejal popular del distrito de Salamanca al incumplir la normativa de terrazas.

Según informó el diario El Mundo, el pasado martes 12 de julio el concejal del PP José Fernández fue a revisar la terraza de Patio de Leones, uno de los cuatro negocios que el empresario tiene en la Plaza de la Independencia, la de la Puerta de Alcalá. Además del que abrirá donde estaba el Sushi Shop y de Patio de Leones, están el Ramsés, la coctelería 'clandestina' The Kave, las oficinas del conglomerado y el negocio de su mujer, el spa Six Harmonies.

"Es el amo, el puto amo de la Puerta de Alcalá", resume un hostelero de la zona. "No creo que vayan a poder con él".

La plaza tiene tres trozos con terrazas: uno de ellos, el que está entre Serrano y la calle Salustiano Olózaga, lo ocupa casi todo Llovet. De hecho, entre los comerciantes de la zona se dice que había varios interesados en alquilar Serrano, 1 y que él pujó al alza para quedárselo y evitar la llegada de un nuevo competidor. Estos comerciantes sitúan el precio a pagar por el local en 300.000 euros anuales, 25.000 al mes.

La terraza de Patio de Leones debe dejar, como el resto, un espacio de tres metros frente a la fachada. El Ayuntamiento y la empresa llevaban dos años litigando por la vía administrativa sobre ese trozo concreto de terraza, un pasillo que tanto este establecimiento como el Ramsés ocupaban con mesas.

La jueza dio la razón al Ayuntamiento. Llovet quitó las mesas, pero para cuando el concejal Fernández decidió celebrarlo en Twitter las había vuelto a poner. Y así se lo hicieron saber los vecinos.

Enfadado, Fernández acudió en persona a corroborarlo.

"Lo primero que me encontré fueron unas macetas interrumpiendo el paso. Luego, un cartel que ponía 'obras del Ayuntamiento. Ramsés. Disculpe las molestias'", explica el concejal a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "Pregunté: ¿pero qué obra del Ayuntamiento, si aquí no hay ninguna? Me dicen que son unas obras de pocería, vienen los técnicos, me lo confirman, pero me dicen que lo que han montado ahí es absolutamente ilegal. En ese momento llega el señor Ramsés y tenemos una conversación brusca, dura. Pido disculpas si mi tono fue más alto de lo debido: era por la indignación. Pero en ningún momento rompí yo una maceta".

Llovet atiende a este diario un domingo por la tarde desde el extranjero. No pretendía dar más entrevistas tras el incidente, pero finalmente accede a aclarar lo que pasó y compartir su trayectoria. Asegura que no fue él quien hizo llegar la historia a los medios, sino que "había mucha gente en la terraza y empezaron a llamar los periodistas y a recopilar información".

En la noticia de El Mundo, el empresario relata que fue "humillado y vejado por el concejal" y que este "acabó dando patadas contra los muebles", algo que el concejal desmiente con rotundidad. "Golpeó a las plantas. No sé si es una cuestión de boxeo o de judo, pero la policía estaba ahí y había trabajadores presentes. Está todo muy claro", dice Llovet.

"Yo no digo que no estuviera indignado. Lo estaba. Parece que, a pesar de las resoluciones judiciales y administrativas, está por encima del bien y del mal", reitera Fernández. "En el momento en el que la vía judicial nos dio la razón, actuamos. Lo que no puede hacer él es reírse de todo".

Un empresario de la noche

Jorge Ramsés Llovet Tarodo nació en Madrid, creció yendo al colegio católico de San Agustín en el pudiente distrito de Chamartín y estudió Marketing en la escuela de negocios ESIC. Es un viejo conocido de la hostelería madrileña. Empezó montando fiestas de Nochevieja mientras hacía la carrera.

"Tenían el monopolio de esas fiestas", relata una persona que trabajó en ellas. Algunas se hicieron en el antiguo hotel Convención de la calle O'Donnell. Al terminar la universidad montó el Bar Independencia en los bajos del hotel Hospes, en la Puerta de Alcalá. Hoy ese es el único local que no controla en 'su' franja de la plaza. Uno de sus socios en aquellos negocios era Javier Gómez, quien le acompañó más tarde en la apertura del Ramsés.

Antes de empezar la gran conquista de Alcalá, Llovet despuntó con una enorme y nada discreta discoteca en las inmediaciones de la estación de Atocha: Ananda.

Era el Ananda, según se cuenta en un vídeo que pervive en internet, "un espacio para el disfrute de los sentidos con una espectacular terraza, una sala roja con toque oriental y una sala blanca con un toque de vanguardia y modernidad" en el que podía encontrarse "una mezcla de estilos: desde el chill out más suave pasando por el house más dulce y, por supuesto, los mejores ritmos comerciales del momento".

Por allí se prodigaban famosos como David Beckham y su amante española Rebecca Loos, asegura el mismo vídeo.

"Fue una terraza súper exitosa y tremendamente importante para la ciudad. Empezamos en 2004", rememora el empresario madrileño. "Tras los atentados de Atocha, el Ayuntamiento nos agradeció mucho que en lugar de hacer un mausoleo siguiéramos con el ocio nocturno para transmitir alegría. Nos pidieron explícitamente que siguiéramos adelante".

Cuenta la hemeroteca que Ananda, como Patio de Leones, tuvo problemas con el Ayuntamiento. Que fue precintada en 2007 por no contar con licencia e incumplir el decreto de ruidos, pero que pese a ello siguió abierta en el verano de 2008. Y que en diciembre de ese mismo año el Ayuntamiento la clausuró definitivamente, fruto de sus incumplimientos y del aumento de las inspecciones al ocio nocturno tras la muerte de un joven a manos de un portero de la discoteca Balcón de Rosales.

Llovet asegura que la causa fue otra. "Teníamos contrato de diez años, pero ADIF necesitaba ese espacio para crear lo que ahora es el vestíbulo de Atocha. Lamentablemente cerró. Y yo empecé a sentir que la noche ya no era lo que quería, así que me pasé a la hostelería del día a día".

Control de la Puerta de Alcalá

Desaparecida Ananda, Llovet abrió el restaurante que lleva su segundo nombre y por el que más se le conoce en la capital: el Ramsés.

"Se nos acabó el contrato del bar Independencia y se quedó libre el local de al lado. Nos animamos y lo cogimos. No fue arriesgado, sino súper arriesgado: la Puerta de Alcalá era una zona aburrida, caía la tarde y parecía un barrio fantasma. Yo creía que en algún momento se convertiría en un sitio más animado. Aguantamos y poco a poco hemos ampliado nuestras opciones. Mi predicción se cumplió", cuenta.

Ramsés es un restaurante llamativo. En Navidad ilumina toda la fachada con luces doradas. Durante el año, por las noches, es habitual que coches con chófer invadan el carril bus para dejar a la clientela. Tampoco es extraño ver a comensales de la jet. Hay crónicas de las juergas que los futbolistas Cristiano Ronaldo y Marcelo se han dado allí y de noches en las que se han juntado famosos como Arancha de Benito, Vicky Martín Berrocal y Mar Flores.

La terraza, como ya denunció este diario, no solo ocupa un gran espacio sino que quema los árboles de la plaza con sus estufas.

"Se inauguró a finales de 2007. Fue una obra faraónica: por aquel entonces era una novedad y empezamos siendo más de cien personas en plantilla, una barbaridad", explica una persona que trabajó allí durante los dos primeros años. "Yo creo que no pudieron asumir tanto gasto y en 2009 empezaron a despedir".

La sociedad que por aquel entonces gestionaba Ramsés era Puerta de Alcalá Hostelería, que entre 2006 y 2012 no dispone de cuentas presentadas en el Registro Mercantil. Esta compañía tuvo conflictos laborales que llegaron a la Justicia, con al menos una sentencia disponible en la base de datos del Poder Judicial que la condena a pagar más de 2.000 euros a una antigua empleada.

Hoy, sin embargo, detrás del restaurante está la sociedad Alma Mater Logistics, que en 2019 declaró 4,8 millones de euros de ingresos y 300.000 euros de beneficio.

Tiempo después de montar Ramsés abrirían Patio de Leones, "su hermano pequeño y la joya de la corona". Está en el local contiguo y donde antes había un Caja Madrid.

Cada uno de los negocios del autodenominado Ramsés Group —o Ramsés District, según donde aparezca mencionado— tiene una sociedad detrás. La coctelería The Kave es Karma Kinesis SL (sin cuentas presentadas), Patio de Leones es Teatro 1898 SL (2,5 millones de ingresos y 114.000 euros de beneficios en 2020, pese a ser el año del COVID) y Six Harmonies Spa (la empresa de la esposa de Llovet, Elodie Doral) es Andreia Spirit (29.000 euros de ingresos en 2020 y 19.000 de pérdidas en 2020).

Todos los negocios están en locales en alquiler, aunque la empresa es propietaria de "algún localito pequeño" en la zona que, a su vez, alquila a otras empresas.

El futuro restaurante de Serrano, 1 será, de acuerdo a la información compartida por Llovet en su Linkedin, Lady Bongo. La sociedad, Bongo Tiki Bar. Desde la compañía evitan entrar en detalles: están trabajando en el concepto y lanzamiento y quieren que sea una sorpresa, aunque Llovet avanza que será "healthy tropical".

Como administrador de todas ellas no aparece Jorge Llovet sino su socio, Jorge Muñoz Bueno. Quienes sostienen el negocio, recalca, son los bancos. "Dependemos de ellos. Tenemos muchos créditos y un gran apalancamiento, pero confían en nosotros", dice.

El hostelero compara su concentración de locales en una misma zona con lo que ha hecho el grupo Paraguas (Amazónico, Ultramarinos Quintín) en la calle Jorge Juan o el grupo Lalalá (La Malcriada, La Lianta) en la calle Ponzano.

Además del reciente episodio con concejal popular, Llovet protagonizó otro enfrentamiento contra el Ayuntamiento en la legislatura pasada, la de Manuela Carmena, cuando se le clausuró la terraza de Ramsés por motivos similares: incumplir la normativa, ocupar más espacio del permitido e invadir el carril bus con los lujosos vehículos de sus clientes. Los trabajadores se encadenaron a la terraza para protestar por su cierre.

"Carmena cerró terrazas que consideraba muy de derechas y nos tocó. Peligraban puestos de trabajo, la gente protestó y en cuatro días se normalizó la situación, que finalmente no afectó al negocio", dice. Cuentan hosteleros de la zona que esta forma de operar —saltarse la normativa y aguantar hasta que haya una resolución judicial— es habitual en él.

El Gobierno de Carmena no redactó una Ordenanza de terrazas que sustituyera a la de Ana Botella, que relajó mucho las normas. Sí lo ha hecho el Gobierno actual, impulsado por los cambios que propició el COVID y por la vicealcaldesa Begoña Villacís, quien reivindica orgullosa el mote de "Terracís".

La norma es compleja pero, en resumen, vuelve a rebajar los requisitos: permite instalar terrazas donde antes no había (por ejemplo, en esquinas) y reduce el ancho de acera necesario para poner mesas.

Con respecto a las terrazas pegadas a la fachada, como pretende Llovet que tengan Patio de Leones y Ramsés, la norma las prohíbe por criterios de accesibilidad (las personas invidentes necesitan guiarse con las fachadas) pero permite excepciones. Varios establecimientos del distrito de Salamanca ya tienen su terraza junto a la fachada, como el Hotel Wellington o el Ten con Ten.

"Confiamos en que se pueda normalizar. En París, todas las terrazas son así", dice Llovet.

Cuando EL PERIÓDICO DE ESPAÑA realizó la 'ruta de los horrores' de las terrazas madrileñas, uno de los autores de un estudio encargado por el Ayuntamiento para evaluar su impacto en el espacio público dijo que en los distritos de Salamanca y Retiro "los comercios tienen mucho poder y dinero, así que es la ley de la jungla".

Fernández, el concejal que ahora ha sufrido este descontrol en sus propias carnes, niega que sea así.

"Esto la ley de la selva no es y yo creo que no debería serlo", concluye. "Quiero que se restablezca la legalidad y ahí vamos a seguir".