La mediadora de los fabricantes de morteros

Celia Pérez es todo un referente en el negocio de la fabricación de materiales de construcción. Esta gallega de 50 años, natural de Ourense y madre de dos hijos, lleva 26 años trabajando para el grupo Cementos Molins, y hace cuatro asumió la dirección general de Propamsa. Para ello tuvo que mudarse a Barcelona, de la mano de su familia, y asegura que fue una decisión de la que no se arrepiente.

Desde enero de este año, además, ostenta la presidencia de Anfapa, la Asociación de fabricantes de morteros y Sistemas de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE). Ahí están representadas alrededor del 80% de las empresas españolas que fabrican y desarrollan estos materiales. Y, desde esta posición, se puede afirmar que Pérez no solamente ha logrado hacerse un hueco en el sector, históricamente reservado a los hombres, sino que además se ha convertido en una de sus líderes.

Pérez es ingeniera industrial con máster en diseño y cálculo de estructuras. Eligió esta profesión por su facilidad con las ciencias y porque, en aquellos años, era una apuesta segura: no había terminado la carrera y ya tenía trabajo en Propamsa. Desde allí, se fue promocionando y pasó por distintos puestos de responsabilidad de la compañía. Considera que ha ido ascendiendo de forma natural, a golpe de "formación, trabajo, desarrollo y empeño personal", pero a la vez se siente muy agradecida con la empresa, que no le ha puesto límites.

Liderazgo femenino

Una de las tareas diarias de esta presidenta consiste en mediar, y en ocasiones conciliar, entre las 38 empresas que se encuentran bajo el paraguas de Anfapa. Para ello, hace uso de la autoridad que le otorgan tanto su cargo como su dilatada experiencia, pero siempre desde la empatía y el respeto. "Quizá las mujeres tenemos un estilo de liderazgo un poco diferente a los hombres", reconoce. Aunque cree que la personalidad no está fijada tanto en el sexo como en la propia persona. "Me he encontrado a hombres facilitadores del diálogo y del entendimiento, y a mujeres que están en el lado opuesto", reflexiona.

Sea como sea, si echa la vista atrás, se da cuenta de que fue una pionera. En los años 90, las estudiantes de ingeniería no abundaban; quizá rozaban el 7% del total. Más de 30 años después, se congratula de que las ratios de mujeres hayan aumentado, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. "Creo que hay desconocimiento de lo que puede ofrecer esta carrera, y ciertos estigmas totalmente absurdos". Aunque las mujeres se gradúan con mejores calificaciones que los hombres, se cree que "tienen dificultades o la mente estructurada de una forma distinta" a ellos. Pero lo cierto es que, como ellos, "están totalmente capacitadas".

Esta diferencia abismal entre sexos en la profesión es lo que ha motivado que uno de los objetivos de la presidenta de Propamsa sea, precisamente, aumentar el número de mujeres con puestos de responsabilidad en su equipo.

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Diseñadora de ilusiones

Cuando habla de responsabilidad explica también que ha tenido que pasar por momentos complicados. Los trabajadores evolucionan, así como las empresas, "por lo que a veces hay que tomar decisiones que afectan a las personas". "Pero soy una persona con mucha determinación, y tengo claro por dónde tenemos que ir", sentencia. Considera que cada persona tiene un rol dentro de la empresa, que tiene que interiorizar, y es de las que cree que la empresa "somos todos".

Fondos europeos

Otro de sus principales objetivos, este a corto plazo, y concretamente desde Anfapa, es divulgar la llegada y uso de los fondos europeos. "Si la sociedad estuviera más concienciada con la solicitud de esas subvenciones, se harían más actuaciones", defiende. Porque, además, el sector ha salido fortalecido de la pandemia, y la gente "ha tomado consciencia" del estado de sus casas. "Nunca saldrá tan barato rehabilitar como ahora", insiste. Y asegura que hacer más sostenibles edificios y viviendas ya no es una opción, sino una obligación de la cual gobiernos y sociedad tienen que ser partícipes.