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En los albores del auge del ‘coliving’

Cotown gestiona ya 18 edificios con pisos de alquiler temporal en España e invertirá 200 millones de euros en la apertura de siete más el año que viene

Jóvenes compartiendo piso

Jóvenes compartiendo piso / 'activos'

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Han pasado seis años desde que Vanesa Esteban se programó una alerta en Google sobre la palabra coliving. Entonces, esta herramienta para estar al caso de todo lo que se dice sobre un tema en internet le devolvía apenas una noticia al mes. Ahora, el volumen ronda la quincena al día. "Se oye mucho sobre coliving", introduce la consejera delegada de Cotown, una empresa de raíces catalanas que se dedica a este sector. Aunque no siempre acertadamente, vendrá a decir más tarde. De hecho, con 12 edificios en propiedad, otros seis de terceros a su cargo y un plan de 200 millones de euros en marcha para abrir siete más el año que viene, esta directiva tiene claro que el reto es sobre todo de percepción y comprensión. "Es importante hacer entender que esto no es una alternativa a la vivienda habitual", asegura.

Cotown es la última identidad de una empresa que entró en el mercado hace unos 15 años con una pequeña residencia de estudiantes en el barrio de la Sagrada Família, en Barcelona. Fue allí, en ese centro que acogía esencialmente a alumnos jovencísimos, que detectaron que la demanda de estudiantes de máster que buscaban habitación para solo unos meses era cada vez mayor. Así que decidieron lanzarse a explorar este mercado. 

Mucho estudiante de máster

"Empezamos a crear el concepto de los pisos compartidos y a gestionarlo a través de la marca Vanguard Student Housing -recuerda Esteban-. Venía mucho estudiante internacional, sobre todo de máster, que buscaba flexibilidad en el alojamiento y no una residencia de estudiantes". En 2015 comenzaron a gestionar edificios completos bajo esa óptica y, hace un par de años, a coger músculo en lo que ya se definía como coliving. Lo hicieron de la mano del fondo británico Patron Capital, que este enero se convirtió en dueño de la compañía. 

De ahí que hayan creado la marca Cotown para un público algo mayor que al que se dirige Vanguard (que sigue funcionando) y también que se hayan convertido en uno de los actores clave en Barcelona, donde la firma tiene sus oficinas centrales y 17 empleados trabajando en ella. En total, la empresa gestiona 10 edificios en la capital catalana, su mayor mercado, con una ocupación que en septiembre alcanzó el 90%, más que antes de la pandemia. En esta ciudad prevé abrir, de hecho, dos de los siete edificios que prepara para 2023. El resto estarán en València (donde, por cierto, abre también una residencia de estudiantes) y, en un único caso, en Bilbao, por donde la compañía entra al País Vasco. Para más adelante, la empresa explora posibilidades como San Sebastián y Lisboa. 

Lo hace sabiendo que la clave son las grandes ciudades, pues la demanda es sobre todo extranjera. Su público es en un 80% internacional e incluye a personas desde 19 años hasta algo más de 30. En el caso de Barcelona, estos pagan entre 550 y 800 euros al mes (en función de la ubicación y el tipo de habitación, entre otras cosas) y acuerdan ocupar el espacio entre uno y 11 meses como máximo. El piso, como cualquier otro, tiene habitaciones privadas y espacios comunes, aunque en ciertos casos a eso se suman servicios comunitarios en el edificio, como zonas de ocio o deporte.

"Lo que es muy importante del coliving es el concepto de la temporalidad: no es una residencia permanente, es una residencia para un momento puntual de tu vida: te trasladas por estudios o por trabajo y quieres compartir [espacio y tiempo] con gente que está en un momento similar al tuyo o que tiene intereses afines", contextualiza Esteban, que hace mucho hincapié en eso: coliving no es la forma moderna de decir compartir piso, es alquiler temporal y vivir con gente en momento vital similar.

Valores añadidos

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De hecho, parte del trabajo de la plantilla de Cotown es hacer de Celestina entre compañeros de piso. Se fijan en su procedencia, en donde estudian y en lo que estudian, pero, sobre todo, en la edad, que es lo que tienen detectado que genera más afinidad. Ese es uno de los factores que destaca Esteban como valor añadido; también que están detrás para corregir cualquier emparejamiento si la convivencia finalmente no funciona o para evitar a los futuros huéspedes las múltiples visitas a pisos si se fueran por su lado con amigos a compartir vivienda. "La mayoría de las reservas nos llegan desde el país de origen, por WhatsApp incluso", cuenta la consejera delegada de Cotown.

Así, el único reto parece ahora que la población local entienda bien el concepto. "Antes, las residencias de estudiantes eran los colegios mayores; esto también evolucionará y el mercado irá entendiendo", confía Esteban. Eso, y que el mercado vaya cogiendo fama y forma. En este sector, concluye, "nadie te sabe decir cuánta gente está buscando este tipo de producto, sobre todo porque hay muchas personas que ni siquiera saben que lo están buscando".