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Medio siglo de la textil zamorana a la que Dylan hizo cambiar de nombre

La firma Ángel Iglesias, que inicialmente se llamaba como el cantautor y luego adoptó el apelativo de su creador, estudia su lanzamiento al exterior pero sin perder el apego al territorio

Miguel y Elena Iglesias, propietarios de Kabanayen, junto a uno de sus diseños.

Miguel y Elena Iglesias, propietarios de Kabanayen, junto a uno de sus diseños.

Zamora

Dylan. Ese era el nombre con el que el emprendedor zamorano Ángel Iglesias bautizó a su firma de ropa. Era el año 1975 y junto a su mujer Tita se especializó dentro del sector en tejidos naturales y tintados a mano. Técnicas que Iglesias aprendió en la villa italiana de Positano y con las que empezó a destacar en el mundo de la moda. "Él mezcló el estilo hippie con el ibicenco y la tintura creando prendas de manera muy innovadora", aprecian sus hijos, Miguel y Elena, que hoy ejercen de propietarios de la compañía. Un auténtico "boom dentro del mercado" que llevó a la casa a participar en eventos tan relevantes como La moda del norte, una de las primeras pasarelas de proyección internacional, llamando la atención, incluso, del músico estadounidense Bob Dylan, cuyos abogados demandaron a la empresa zamorana por utilizar el nombre de Dylan en sus etiquetas. Requerimiento que surtió efecto al instante y la marca pasó a llamarse como su fundador.

Fiel a su tierra, el diseñador zamorano no quiso nunca trasladar su taller, lo que limitó su proyección. "Realmente no tenía la capacidad suficiente para dar respuesta a todo lo que le intentaban comprar porque eran prendas muy artesanales y llevaban unos procesos muy largos", explican sus descendientes, quienes recuerdan que siempre estuvo rodeado de grandes firmas y personas muy reconocidas en el mundo de la moda. "Posiblemente la diferencia fue que él estaba en Zamora. A veces nos fastidia reconocerlo, pero en ciertas cosas sí que es importante donde estés, pero él no quiso moverse". Al contrario, Iglesias fue siempre un gran defensor de su tierra y desde su empresa trabajaría para ayudar a combatir la despoblación dando empleo a pequeños talleres en los que trabajan mujeres asentadas en los pueblos. Espíritu que sus hijos mantienen bajo la insignia de Kabanayen SL. "Nunca quiso fabricar fuera y nosotros seguimos el legado intentando ser sostenibles a través de la fabricación textil de kilómetro cero". De este modo, todo se confecciona en Castilla y León y toda la logística parte de Zamora. Actualmente, los trabajadores se cifran en cinco personas directas, aunque dan empleo de manera indirecta a una veintena de mujeres que se eleva a unas cuarenta durante su temporada más alta. 

Los hijos del fundador lideran hoy Kabanayen, insignia que aglutina otros negocios además del de la moda y que factura 800.000 euros

Exclusividad y artesanía que otorga a sus prendas un valor añadido. "Intentamos construir un tejido empresarial dentro de España para dar trabajo aquí y que el dinero se mueva en España. Es fundamental", afirman. Hecho en España que aprecian, sin duda, las clientas finales en las boutiques multimarcas en las que se pueden encontrar sus modelos y que, a causa de la falta de relevo generacional, cada vez son más difíciles de encontrar. Tiendas a las que llevaban vendiendo 30 o 40 años "y ahora de repente se jubilan y adiós". Situación que les ha llevado a plantearse el volver a exportar fuera del país en un momento en el que el negocio vuelve a coger impulso tras la conmoción por la muerte de su creador. "Fue muy duro. Nuestro padre falleció hace cinco años y medio y la empresa dio un vuelco. Era un hombre orquesta y lo llevaba absolutamente todo, entonces fue un momento revulsivo y complicado", recuerda Elena. Época que coincidió con la pandemia del coronavirus lo que dificultó aún más las cosas, pero en la que lograron que viera la luz la primera colección sin Ángel Iglesias a la que nombraron Legado corroborando sus ganas de continuar su esencia. Dura etapa en la que la demostraron su generosidad encargándose de la producción de las mascarillas de tela solidarias de la popular Boticaria García.

Inflexión que encadenó una nueva fase en la que ambos han empezado a aportar su propia personalidad y bajo la insignia Kabanayen S. L. aglutinan además de la empresa textil otros negocios con los que han facturado durante el ejercicio pasado en torno a 800.000 euros. Empresa que se mantiene leal a sus valores y cuya alma han plasmado en la colección que celebra su 50º aniversario llamada Vendimia de colores. "Hemos querido aunar lo que es Ángel Iglesias con la tierra de Zamora y de sus vinos". Propuestas para la primavera-verano 2025 que se sumerge en el universo del vino y las vides para homenajear la tradición sin perder de vista el color. Modelos que capturan la vibrante paleta de las uvas que dan nombre a las series junto a las tonalidades de las tierras y los cielos castellanoleoneses. Colección que ya ha desfilado en distintas pasarelas con una buena acogida del público. 

"La perspectiva es buena. Nuestro padre tenía además una cosa que creo que era fabulosa y es que él patronaba para mujeres con formas. Siempre definía a las mujeres, y más a las españolas, como las guitarras españolas. Entonces tiene unos patrones base muy buenos que hace que cuando la ropa llegué a las tiendas y se la prueban, les vaya muy bien", detallan los propietarios. Patronaje "impecable" cortado a mano en un proceso productivo muy cuidado y artesanal que "se nota" y con el que buscan volver a cautivar al mercado internacional. 

Cambio de perspectiva

"Hace muchos años estuvimos exportando bastante, principalmente a países árabes y después a México y Rusia", rememora Miguel. Sin embargo, distintos conflictos y otros problemas ajenos a la empresa pusieron fin a su periplo internacional. "Tuvimos varias experiencias malas y mi padre decidió dejar de dar vueltas y centrarse en España", añade. No obstante, desde la perspectiva actual los propietarios de la sociedad valoran la creciente demanda que existe del producto hecho en España en el exterior. 

"Entendemos que es el momento para volver a salir. Y más viendo como se ha producido un maltrato de la moda en nuestro país, en el que se ha extendido una cultura de comprar muy barato y darle poco valor a las prendas de calidad", comentan. Mercado español que, además, está limitado, por lo que creen primordial buscar otras alternativas iniciando este nuevo recorrido en Europa por lo que ya trabajan en su próxima participación en ferias de París y Londres.