RESPONSABLE DE ANÁLISIS ECONÓMICO DE BBVA
Rafael Doménech: "Lo que va a conseguir Trump es que la UE invierta más en Europa y menos en EE UU"

Rafael Doménech. / REDACCIÓN
Jordi Cuenca
A pesar de los vaivenes, las amenazas y las rectificaciones de última hora, lo cierto es que los aranceles de EE UU ya están ahí. ¿Cómo cree que van a cambiar las relaciones internacionales si se mantiene la guerra comercial?
Hay una parte de lo que está ocurriendo que no es una sorpresa, porque lo anunció Trump en la campaña electoral. Lo que constatamos en aquel momento es que muchas de las medidas eran contradictorias, realizadas con la intención de mejorar la economia de EE UU pero que, a la postre, la perjudican. Esto hace que muchas medidas se aprueben y al poco tiempo se dé marcha atrás, cuando ve que perjudican a empresas y sectores norteamericanos. Lo más difícil de prever era cuánta incertidumbre se iba a generar y a qué nivel iba a llegar. Tampoco sabemos el nivel de incertidumbre en seis meses. Hay muchas dudas sobre el futuro. Lo que hemos hecho es trabajar con el supuesto de que EE UU aumenta aranceles en un 10 % a todas las economías y entre un 50 % y un 60 % a China a partir del segundo trimestre del año. Estamos hablando de dos perturbaciones. El shock arancelario, que es de oferta negativo, reduce la actividad y aumenta los precios de los bienes importados. Pero, al mismo tiempo se está generando un shock de demanda negativo por la incertudumbre en aumento. Muchas empresas no saben a qué atenerse y, por lo tanto, demoran sus planes de inversión. Nuestra conclusión es que tendría un coste de PIB mundial de tres décimas, que en el caso de la eurozona serían cuatro y en el de España, dos. A partir de este impacto, lo que supone la política de Trump es una fragmentación de la economía global, de las inversiones que se hacían en las cadenas mundiales de producción y, por tanto, hará que los países y áreas económicas traten de combatir la guerra comercial buscando nuevos socios. Esto significa que se producirá un redireccionamiento del comercio internacional hacia socios más fiables.
¿Qué busca Trump con la guerra arancelaria?
Hay dos hipótesis no excluyentes. En algunos casos, dice que busca proteger su tejido productivo y relocalizar producción. Esto tiene dificultades. La primera es tener capacidad productiva no utilizada en el país, que es difícil pensar que eso ocurra ahora mismo en EE UU. La segunda es que, en la medida en que va a ser un proceso más ineficiente, esto va a encarecer los costes de producción porque dejará de importarse producto más barato y será sustituido por producción local más cara. La segunda hipótesis es que utilice los aranceles como arma negociadora para otras compensaciones no económicas. Por ejemplo, la inmigración con México. En el caso específico de China, lo que ocurre es que EE UU está en una guerra más allá de lo comercial, una guerra sobre quién será la potencia mundial. Aquí hablamos, además, de prohibiciones de acceso a tecnología estadounidense.
Lo cierto es que, China al margen, los aranceles los está poniendo a sus aliados como México, la UE, Canadá o Australia. ¿Por qué?
Por las dos razones que he mencionado antes. Trump tiene la visión equivocada de que, cuando EE UU tiene un déficit comercial con otro país o área, es un problema. Ve solo relaciones bilaterales, pero el comercio internacional es más complejo. Trump piensa que si EE UU tiene un déficit con Europa eso se arregla aumentando los aranceles. Pero el déficit exterior también se deriva de la diferencia entre ahorro e inversión y, en este caso, la UE esta exportando ahorro a EE UU y eso es bueno para este país. Lo que va a conseguir Trump es que Europa termine inviertiendo más en Europa y menos en EE UU. Alemania ya ha anunciado que lo va a hacer. Y la propia UE en defensa. Compraremos más a proveedores europeos y menos a estadounidenses.
Los mercados están muy inquietos ante el temor a una recesión inminente en Estados Unidos que se podría extender a otras economías. ¿Cuál es su pronóstico?
Lo que estamos viendo es que los mercados están muy inquietos y es dificil adivinar qué parte se debe a un aumento de la probabilidad de recesión en EE UU y qué parte a la incertidumbre que están generando las medidas económicas de Trump. Los mercados financieros ven que, como consecuencia de esas medidas, hay síntomas de ralentización económica. En BBVA Research prevemos un crecimiento del 2,4 % en EE UU si los aranceles llegan al 10 % que decía antes y si la incertidumbre se mantiene a niveles actuales. Eso significaría cuatro décimas menos que el año pasado.
¿Cómo afectará a la economía española?
Está menos expuesta que otras a la economía norteamericana y por eso las dos décimas menos de crecimiento que decía antes y que se verían compensadas farovablemente por otros factores y de ahí prevemos que el PIB subirá un 2,8 % en 2025, frente al 3,2 % del año pasado. Ahí no incluimos ninguno de los estímulos que ha empezado a anunciar Europa.
La ruptura por parte de Trump del orden mundial surgido de la Segunda Guerra Mundial está impulsando el rearme europeo ante la amenaza que supone la Rusia de Putin y la evidencia de que EE UU ya no será el gran protector. ¿Qué consecuencias tendrá el inmenso gasto en defensa que se anuncia?
Se tiene que hacer de una manera gradual y eficiente. Hay que aprovechar que cada euro que se invierta en el sector tenga el mayor efecto de arrastre en la economía europea. Si está bien realizado, el multiplicador fiscal puede ser elevado en términos de PIB y productividad, sobre todo si esto se hace mediante colaboración público-privada, de manera que algunas de las innovaciones que se lleven a cabo en el sector de la defensa se puedan utilizar por parte de la economía producitiva. Un ejempo es que internet fue un gasto militar del Ejercito de EE UU para asegurar la comunicacion de sus efectivos militares. Ahora se podría hacer algo parecido con la Inteligencia Artificial.
Obligar a Europa a invertir en defensa implica detraer gastos del Estado del bienestar y, en definitiva, generar más descontento en la ciudadanía. ¿Es la agenda oculta de Trump crear un ambiente económico propicio para el auge de la ultradrecha en Europa y otros países democráticos?
Enmiendo la mayor. Tenemos una oportunidad enorme por parte de nuestro sector público para, con las nuevas tecnologías, ofrecer mejores servicios a un menor coste, de manera que de esa forma podremos hacer frente a un mayor gasto en defensa sin que necesariamente se vean afectados el resto de servicios públicos. El aumento del gasto en defensa que se anuncia sería de un punto cuando el gasto del sector público supera el 40 %. Por tanto, hay margen para mejorar la eficiencia sin recortar derechos.
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