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Crisis industrial y elecciones alemanas

La extrema derecha ha subido mucho por el voto joven, obrero y de la antigua zona comunista, donde ha sido el partido más votado. El trasvase de apoyo obrero ya se había producido en Francia con Marine Le Pen y ahora se repite con AfD. Pero ¿cuáles son las causas?

Friedrich Merz, líder de la CDU alemana y candidato a canciller

Friedrich Merz, líder de la CDU alemana y candidato a canciller / Michael Kappeler/dpa

Las elecciones alemanas se han recibido con alivio ya que la subida de la extrema derecha no ha sido suficiente para que entren en el Gobierno. Parece que habrá de nuevo un Ejecutivo de gran coalición pero será diferente. El partido socialdemócrata se han hundido sacando su peor resultado en décadas y la democracia cristiana ha ganado las elecciones pero con menos del 30% de los votos. 

La extrema derecha ha subido mucho por el voto joven, obrero y de la antigua Alemania del este comunista, donde ha sido el partido más votado. El trasvase de voto obrero ya se había producido en Francia con Marine Le Pen y ahora se repite con Alternativa para Alemania (AfD). ¿Cuáles son las causas?

Los sociólogos y los politólogos tendrán que determinar mejor las causas pero a continuación voy a resumir el libro del economista germano Wolfgang Münchau Kaput. El fin del milagro alemán (Plataforma Editorial, 2025), donde describe el declive de la economía germana. Münchau afirma que Alemania está terminando un super ciclo tecnológico que comenzó hace más de un siglo con el invento y el desarrollo del automóvil del motor de combustión y otros sectores mecánicos donde la industria alemana era líder mundial. 

Desventaja competitiva

La causa principal la asocia al desmantelamiento de los landesbank, que estaban especializados en financiar el desarrollo industrial, incluso tomando participación en el capital de las empresas, saltándose así las limitaciones que tiene el Estado por las leyes de competencia. Esos bancos se dedicaron a invertir en titulizaciones hipotecarias y crearon vehículos gigantescos, varios de los cuales quebraron en la crisis de 2008 y tuvieron que fusionarse, quedando muy limitada su actividad para financiar a la industria, especialmente a las nuevas start ups tecnológicas. 

Esto supone una gran desventaja competitiva con respecto a EEUU y a China, cuyos estados siguen apoyando la financiación de sus competidores. Mario Draghi, expresidente del BCE, destaca también esta cuestión en su reciente informe sobre los problemas de competitividad europea

Otra causa es el error estratégico que supone su extrema dependencia del gas ruso. Y no solo en las importaciones, sino dando a Gazprom, empresa rusa controlada por Vladímir Putin, buena parte de la gestión de la red gasista dentro de Alemania. En el libro de los premios Nobel del año pasado, Daron Acemoglu y James Robinson, se explica por qué fracasan los países y destacan la existencia de una élite extractiva que influye en la estrategia en su propio interés y no en el del conjunto de la sociedad, y además se mezcla con la sentencia de John Maynard Keynes sobre el poder de las ideas en el prefacio de su Teoría general. 

Una asociación de empresarios, cuya influencia Münchau equipara a la de la Asociación del Rifle en EEUU, se encargaba de estrechar relaciones con Rusia con el fin de reducir el riesgo de conflicto geoestratégico y además para ganar dinero con sus negocios. El mayor exponente de esa trama fue el líder de la SPD y excanciller Gerard Schröeder, pero él era solo la punta del iceberg de la trama. Cuando Putin invadió Crimea en 2014, los alemanes despertaron de su ensoñación, y cuando les cortó los tubos del gas tras la invasión de Ucrania en 2022, Europa impuso duras sanciones a Rusia que afectaron especialmente a la industria alemana, que tenía una intensa relación de comercio con empresas rusas. Además de haber liderado el Gobierno en la pasada legislatura, donde la crisis industrial se ha mostrado con toda su virulencia, la vinculación de líderes socialistas con la trama de relación con Rusia puede ayudar a explicar que buena parte de su electorado obrero haya dejado de confiar en su partido.

Error tras error

Asociada al error de excesiva dependencia del gas ruso, otra causa es el cierre de las centrales nucleares que acordó Angela Merkel de la CDU y ejecutó en 2023 Olaf Scholz del SPD. Cuando se acordó el cierre de las nucleares, tras el dramático accidente de la central de Fukushima en Japón, Alemania disponía de gas abundante y barato para sustituir la generación de electricidad nuclear sin que su industria tuviera que sufrir un incremento de costes. Tras la pandemia y la guerra de Ucrania, el precio del gas es cuatro veces superior y la industria germana tiene un grave problema de competitividad por el incremento de su coste energético.

También hay que hablar del rechazo de la élite académica a la revolución digital imponiendo limitaciones e influyendo en la regulación de Berlín y Bruselas desde que los niños son pequeños en el colegio. A eso hay que añadir el escaso desarrollo de red de fibra para que las empresas alemanas se puedan conectar. Eso, según Münchau, ayuda a explicar el retraso en la adaptación de la industria y el parque empresarial alemán en la revolución digital, especialmente en cuanto a inteligencia artificial. 

EEUU mantiene su superciclo tecnológico que comenzó en 1945, y China, el que inició en este nuevo milenio. Eso implica que buena parte de la industria alemana, especialmente la del automóvil, ha perdido sus ventajas competitivas y será necesario bajar sueldos e impuestos sobre el salario para recuperar competitividad y mantener el empleo. 

Para Europa y para España, es clave que uno de los líderes del proyecto europeo se recupere y vuelva a ser una locomotora como sucedió en los años 90 pero les costará sangre, sudor y lágrimas.