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Obsesionados con limitar a los turistas

No todos los empresarios del sector coinciden con aquellos que solo desean turistas con maletas de lujo y que beban champán francés

Feria Internacional del Turismo 2025.

Feria Internacional del Turismo 2025. / Héctor González

De un tiempo a esta parte, algunos empresarios y ejecutivos del sector hotelero español han manifestado su inquietud y preocupación por la ola de turistas que sigue llegando a España. "Estoy totalmente en contra de llegar a los cien millones de turistas (al año)", ha dicho Gabriel Escarrer, presidente de la cadena hotelera Meliá y de Exceltur, pidiendo poner límites. Antonio Catalán, presidente de ACHM y fundador de NH Hoteles y AC Hoteles, manifiesta cada vez que concede una entrevista que "sobran turistas" y arenga a favor de más calidad y mejores precios. Son solo dos ejemplos.

Es de un atrevimiento mayúsculo que realicen estas declaraciones quienes han desarrollado grandes empresas hoteleras, aquí y en el exterior. Atrevimiento por dos razones mayúsculas. Primero, genera dudas sobre los límites que impondrían para evitar la llegada de turistas internacionales que se lo vienen a pasar bien, de fiesta o a descansar. Qué más da que sea para tumbarse al sol e ir de marcha a Lloret de Mar, a pasear por las ramblas barcelonesas o para visitar el románico de Palencia.

Segundo, genera dudas porque es un discurso que aspira a coartar la libertad de viajar de cualquier persona dónde sea, en el medio de transporte que pueda y alojarse dónde quiera. ¿Qué se les pasa por la cabeza a empresarios de postín, representantes de la izquierda caviar y kumbayás dispersos e idologizados, a quienes les sale urticaria cuando ven a turistas que no se adaptan a sus gustos? ¿Acáso, cuando eran jóvenes, se quedaban encerrados en su casa durante las vacaciones y no querían conocer mundo, de albergue en albergue, con la mochila a la espalda? Pobrecitos.

Si la economía española crece a un ritmo superior al 3%, elmejor de Europa, es gracias al turismo, que representa ya el 14% del PIB. La turismofobia elitista es no solo hipócrita, sino perjudicial contra un sector que es el petróleo nacional. ¿Que hay que diversificar? Sí. ¿Que hay que ordenar, como se hace, el berenjenal de los apartamentos turísticos? También. ¿Que hay que intentar vender una España que vaya más allá del sol y playa? Por supuesto. Pero decir que es perjudicial llegar a los cien millones de turistas internacionales es una 'boutade', más viniendo del dueño de la cadena Meliá, para quien todo se arregla subiendo el precio de las habitaciones y de los billetes aéreos.

Afortunadamente, no todos los empresarios del sector coinciden con los señores Escarrer, Catalán o con aquellos que solo desean turistas con maletas de lujo y que beban champán francés. El hotelero Toni Mayor, presidente de Port Hotels, recibió el II Premio Joaquín Rocamora aen Alicante otorgado por el diario Información. Y afirmó: "El turismo es un fenómeno social, pero no se le da todo el cariño y justicia que merece. Es un momento para aprovechar su fuerza". Pues eso.