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Digitalización y educación: un camino hacia una democracia sostenible
La brecha digital, que muestra desigualdades en el acceso y el uso de las nuevas tecnologías, es un fenómeno que no solo afecta a la infraestructura y a los servicios, sino también a las competencias necesarias para navegar en este mundo

Participantes salon videojuegos tomares sevilla / Activos
La digitalización y la inteligencia artificial están transformando la economía y la sociedad, pero también presentan desafíos significativos. La brecha digital, que muestra desigualdades en el acceso y el uso de tecnologías digitales, es uno de los principales problemas. Este fenómeno no solo afecta a la infraestructura y a los servicios, sino también a las competencias necesarias para navegar en el mundo digital. Los avances digitales han exacerbado ciertos riesgos sociales, la proliferación de noticias falsas y la polarización en las redes sociales amenazan la cohesión social y la propia democracia.
La brecha digital aparece en la educación formal en varios aspectos. Primero, en las infraestructuras TIC disponibles en los institutos educativos, que incluyen tanto hardware como software, así como en los servicios de mantenimiento técnico. Segundo, en las competencias digitales de profesores y alumnos para acceder y utilizar la información disponible en internet. Tercero, en el impacto del uso de medios digitales en el rendimiento académico, en las futuras opciones en el mercado laboral, en la salud y en el bienestar de los alumnos. Y cuarto, en los algoritmos incorporados en las aplicaciones, que pueden implicar un sesgo social.
En este escenario, la democracia se enfrenta a tres grandes riesgos debido al acceso masivo a la información: la polarización afectiva, la expansión de teorías conspirativas y la desconfianza en la ciencia. Estos fenómenos, aunque no son nuevos, se han intensificado con el uso de plataformas digitales. La información moral-emocional, que apela más a las emociones que a la razón, se difunde rápidamente en las redes sociales, afectando incluso las decisiones políticas y amenazando la cohesión social.
Así pues, la educación digital debe aumentar la capacidad de los ciudadanos para actuar en el ciberespacio y reforzar su comportamiento cívico, también en lo que respecta a la difusión de la información recibida. La democracia, basada en principios de sostenibilidad, requiere que los ciudadanos participen en igualdad de condiciones en la toma de decisiones. Para mitigar los riesgos derivados de la digitalización, es esencial reducir la brecha digital en el ámbito educativo.
Enfoques novedosos
La alfabetización digital debate hoy cuáles son las mejores estrategias didácticas para mejorar las competencias digitales de la ciudadanía. Dentro de los enfoques pedagógicos novedosos, el aprendizaje basado en juegos (gamificación) ha tomado mucha relevancia. De este modo, los videojuegos, especialmente los serios o prosociales, pueden ser herramientas educativas efectivas que no solo eduquen (y entretengan educando) sino que también transmitan valores y normas sociales. En la educación formal, los videojuegos pueden ayudar a desarrollar competencias democráticas y reducir la brecha digital. Sin embargo, es crucial evaluar cuidadosamente qué videojuegos se utilizan y cómo se implementan en el aula.
El acceso a videojuegos puede estar condicionado por la desigualdad social y digital. Las escuelas pueden equilibrar estas desigualdades garantizando el acceso en igualdad de condiciones a estos recursos. Además, es importante considerar los requisitos cognitivos de acceso, como la edad de los jugadores.
El diseño de los videojuegos también es crucial. La transparencia en el diseño y desarrollo de los juegos, así como la participación de los jugadores en estos procesos, son aspectos importantes a considerar. Durante el juego, especialmente en juegos con múltiples jugadores, se crean y desarrollan valores, reglas y normas a través de la interacción entre los jugadores. Es importante analizar cómo se configuran estas reglas y las normas de comunicación en las comunidades de jugadores y si existen elementos democráticos en estos procesos.
Crear espacios de comunicación alrededor de una clase o escuela a través del uso de los videojuegos como herramienta de aprendizaje puede permitir monitorizar el proceso de comunicación y usarlo con fines educativos. Esto puede ayudar a descubrir y abordar los mecanismos de las comunicaciones on line que pueden conducir a la polarización y difusión de información errónea. Además, existe la posibilidad de crear juegos en clase para reforzar explícitamente los valores y las actitudes democráticas.
Se trata en definitiva de minimizar el número de ciudadanos que queden al margen por el proceso de digitalización y que la democracia salga fortalecida de la tesitura en la que nos encontramos. Para ello, se presume imprescindible un esfuerzo a todos los niveles educativos para alcanzar una democracia sostenible en el tiempo.
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