Entrevista | Pol Antràs Catedrático de Economía en la Universidad de Harvard
"Europa debe reprimir el instinto de tomar represalias ante los aranceles de Trump"
El economista catalán considera que la UE tiene una oportunidad ante la guerra comercial que se augura entre China y EEUU y ante los efectos de la política migratoria anunciada por Trump
Pol Antràs (Barcelona, 1975), experto en comercio internacional, ocupa la Cátedra Robert G. Ory de Economía en la Universidad de Harvard (EEUU), donde imparte clases desde 2003. Antràs se licenció y obtuvo un máster en Economía en la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, y se doctoró en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), bajo la supervisión del último premio Nobel de Economía, Daron Ademoglu. Ha desarrollado en Harvard toda su vida laboral, a lo largo de la cual ha acumulado una larga lista de distinciones académicas y de publicaciones científicas. "Tuiteo en inglés, español o catalán, según mi estado de ánimo o las circunstancias", dice en su perfil de la red social X (antes twitter). Esta semana ha viajado a Madrid para impartir una conferencia sobre 'Los mares inexplorados del comercio internacional' en la Fundación BBVA, donde conversó con EL PERIÓDICO.
¿Qué papel han tenido la economía y los 'electores-consumidores’ en la reciente victoria de Trump en EEUU?
El factor económico explica parte de la victoria de Trump, pero esto no ha sido lo principal. Ha habido aspectos sociales que han sido más importantes, como el movimiento 'woke’, que ha generado que ciertos votantes que normalmente no hubiesen votado para Trump hayan decido hacerlo; o el movimiento 'defund the police’ (dejar de financiar la Policía). Para ganar las elecciones americanas, se ha de apelar a un votante sensato. Y en este caso ese votante sensato ha votado a Trump por esos temas sociales.
Hasta ahora no ha habido una desglobalización. Los productos de China llegan a EEUU a través de terceros países, como Vietnam o México. Pero las cosas pueden cambiar a partir de ahora
¿Qué ha pesado más, la inflación o el anuncio de aranceles?
Sobre todo, la inflación. No es algo específico de Trump. Es algo general: si eres un partido en el poder y has tenido inflación, es muy difícil que la gente te vote. Y eso es lo ha pasado en Estados Unidos y en otros países últimamente. Podemos hablar de las políticas comerciales que está anunciando Trump, de aumento de los aranceles contra las importaciones. Pero yo no creo que sea un buen diagnóstico decir 'ha ganado Trump porque anunciaba unas políticas comerciales que, a pesar de que puedan tener un efecto negativo sobre el poder adquisitivo de sus votantes, le han votado porque son fundamentalistas o algo así’. Esa visión no es la adecuada. Ha habido una confluencia de fuerzas que han hecho que acabase ganando porque su opositora era una candidata que tenía un perfil mucho más de izquierdas. Ese es mi diagnóstico. No creo que sea mucho más que eso, creo.
¿Qué actitud le conviene adoptar a Europa ante un 'tariff man’, tal como se autodefine el propio Trump?
Podemos distinguir entre lo que debería hacer y lo que creo que va a hacer. Pongamos que el 'tariff-man’, aumenta aranceles frente a China y frente a la Unión Europea. Yo me imagino que en esa situación, Europa estará condenada a aplicar represalias y a poner también aranceles a EEUU. Pero no es lo que se debería hacer. Por un lado, eso solo va a generar inflación en el corto plazo. Y de otro lado, puede generar algún empleo. Es verdad que en algunos casos, unos aranceles más altos pueden llevar a que las empresas quieran invertir dentro de ese país, para evitar la aduana. Es en parte lo que tiene en mente Trump. Pero no es algo tan obvio. Habrá empresas que, a pesar de los mayores aranceles, van a evitar trasladar inversión a EEUU si entienden que eso les dificultará el acceso a bienes intermedios o a otros mercados. Y lo mismo, para Europa. En mi opinión, los gobiernos europeos o la Unión Europea tendrían que intentar reprimir su instinto natural de tomar represalias ante los aranceles de Trump. No debería caer en esa tentación, pero caerá, pues habrá presión social y política.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha recomendado a Europa 'comprar americano', para evitar enfadar a Trump y recrudecer la guerra comercial. ¿Ese es el camino?
No sabía que había dicho esto, pero es totalmente acorde con lo que yo propongo, que es no hacer nada. Interpreto que ella viene a decir que tenemos que intentar combatir nuestro instinto natural, que es 'como el Señor Trump ha puesto aranceles, pues ahora no le compro esto o le pongo otro arancel’.
¿Eso es tirar la toalla?
Eso no es tirar la toalla. Es simplemente admitir que el mundo va a ser mucho más complejo para muchas empresas en un futuro próximo si estos aranceles ocurren y si China se pone más agresiva también, no solo con Estados Unidos, sino con otros países. Y esto puede ser una oportunidad para Europa, para proponerse como una zona de libre comercio que ofrezca un área sin restricciones, donde se puedan traer productos de otros continentes sin aranceles. En definitiva, lanzar el mensaje de 'no vamos a subir aranceles y aquí vas a tener la vida más fácil’.
¿Qué consecuencias tendrá la política migratoria de EEUU?
Si hay una política de las que ha anunciado Trump que me preocupa francamente es la de inmigración. Porque las de comercio internacional van a tener un efecto que yo creo que no va a ser muy de largo plazo. Ahora bien, si tú empiezas a poner restricciones a cierto tipo de inmigrantes no legales, o de mano de obra poco cualificada, puedes acabar teniendo muy pocos inmigrantes de Rusia, de Irán, de China. Y esos inmigrantes, han sido superimportantes como motor de la innovación a Estados Unidos. Por otro lado, ha habido mucho talento europeo que se ha ido a EEUU, a Sillicon Valley. ¿Por qué? Pues porque sabían que si querían pasar de sus ideas tecnológicas a la implementación, ahí es donde había que ir, porque había otros inventores y había 'venture capital’. Esto puede cambiar. No porque Trump no deje que los europeos sigan yendo, sino porque muchos europeos viendo todo esto, dirán 'no quiero ir a vivir allí’ si es un país que no es abierto a la inmigración. Y me da un poco de miedo, como residente en Estados Unidos, que pueda haber un cambio en dónde se hace la innovación a nivel mundial. Pero, para Europa esto es una oportunidad.
¿Ve usted un Silicon Valley en Europa?
Un Silicon Valley o una serie de ellos, en Europa. Tú no puedes hacer innovación en cualquier parte del mundo. Se necesitan ciertos elementos. Pero en Europa hay muchos de ellos y los que no hay ahora pueden emerger orgánicamente. Hay talento y creatividad. Si las ideas se generan en Europa, el 'venture capital’ vendrá. El capital es movible. Europa tiene muchos fundamentos y ahora Europa tiene una oportunidad, si realmente se observa una reducción en la inmigración de profesionales cualificados a Estados Unidos. Esa es la conclusión.
¿Y en España?
No se vive mal en España, ¿no? (bromea). Los fundamentos están y es un sitio agradable para vivir.
¿Cómo cree que será esa guerra comercial que se augura entre EEUU y China?
Para bien o para mal, Trump tiende a hacer lo que dice que va a hacer. Si está hablando de subir aranceles al 60% o al 100% y de hacer políticas comerciales que lleven a cero las importaciones de China en los próximos cinco años... No sé si va a llegar a ese nivel, pero obviamente va a haber un incremento en aranceles. Eso va a generar efectos mucho más significativos que la guerra comercial que hemos tenido desde hace ya siete años. En la primera oleada de la guerra comercial, muchas empresas no reaccionaron muy rápidamente a estos incrementos de aranceles. Querían ver por dónde iban a ir las cosas. Se pasó de Trump a Biden y no cambiaron mucho los aranceles. En el último año, con Biden, las importaciones de EEUU procedentes de China han caído el 20%. A partir de la victoria de Trump, obviamente, esto se va a incrementar. Hasta ahora no ha habido una desglobalización. Simplemente, hay una reorganización y los productos de China llegan a EEUU a través de terceros países, como Vietnam o México. El escenario puede ser muy diferente en el momento en que Estados Unidos no solo tenga aranceles con China, sino que también los tenga con Vietnam y con México. Entonces podemos entrar en una época en la que no haya solo una reorganización del comercio internacional, sino que haya una desglobalización, donde haya mayor actividad doméstica, más compras de bienes domésticos y menos importaciones. Eso va a generar inflación y aumentarán las posibilidades de una recesión. También puede generar algún puesto de trabajo, pero no creo que el efecto de creación de empleo sea muy grande en relación con la pérdida de poder adquisitivo. Creo que esto es lo que vamos a ver. En el momento en que sale Trump, ya sabes que esta guerra comercial no se va a acabar mañana y que vamos a una mayor reorganización.
¿Serán cambios para una legislatura, o duraderos?
Depende. Hay que entender que las empresas cuando toman decisiones por la victoria de Trump saben que no hay que pensar en los cuatro años de su mandato. Las empresas entienden que si ha ganado Trump es porque en Estados Unidos el votante medio es mucho más proteccionista de lo que era. Y eso se mueve mucho más lentamente. Por eso Biden no acabó con los aranceles. Podría haberlo hecho, pero sabía que si lo prohibía, estaba muerto. Sabía que la demanda subyacente de proteccionismo está ahí, en el electorado. Por tanto, yo creo que es muy probable que las empresas tomen decisiones para redirigir sus estrategias.
¿Se van a recolocar los bloques de países de otra manera?
Estamos viendo que el comercio mundial se está reorganizando tomando en cuenta factores geopolíticos: cada vez más comercio dentro de bloques y menos entre ellos. Pero los bloques son endógenos. Si estás en uno u otro bloque no es algo permanente. En Estados Unidos se da por hecho que muchos países que han sido históricamente aliados seguirán en la esfera americana. Pero si te vas a Chile, a Brasil o a Corea y hablas con gente de esos países, ellos te dirán que sin el comercio con China sus economías no pueden subsistir. Por tanto, sí vamos a un mundo de bloques, pero ¿qué bloques? No es una pregunta para un economista, sino para un politólogo, que pueda entender un poco más las dinámicas geopolíticas. Es un tema fascinante.
El acelerón que se ha metido en los últimos días para el acuerdo de libre comercio entre Mercosur y Europa. ¿Puede ser interpretado dentro de este movimiento de bloques que propicia el advenimiento de Trump a la presidencia de EEUU?
En parte. Pero también obedece al hecho de que la Organización Mundial del Comercio está muerta. No se le ve mucho futuro. Es una organización que se fundó después de la Segunda Guerra Mundial y que jugó un papel fundamental durante varias décadas para liberalizar el comercio. Pero la historia de los últimos siete años es de total menosprecio hacia la institución. En la situación geopolítica de ahora, la OMC no tiene nada que hacer. Por ello, como bloque, la UE va a intentar mantener flujos de comercio con países o bloques mediante otro tipo de acuerdos. Y, volviendo al mensaje de Lagarde, es lo mismo: vamos a tender puentes.
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