INDUSTRIA

La decisión de ArcelorMittal que deja el futuro del acero en el aire: claves, contexto y lo que realmente implica

La multinacional del acero paraliza todos los proyectos de DRI en Europa, incluido el de Gijón, por sus elevados costes y exige más medidas a la UE para proteger al sector

La decisión de ArcelorMittal que deja el futuro del acero en el aire.

La decisión de ArcelorMittal que deja el futuro del acero en el aire. / LNE

Oviedo

ArcelorMittal anunció ayer que deja en suspenso y aleja la posibilidad de llevar a cabo sus planes de inversión en hornos de reducción directa de mineral de hierro (DRI) mediante el uso de hidrógeno verde –y transitoriamente gas natural– para sustituir algunos de sus hornos altos en Gijón, Dunkerque (Francia), Gante (Bélgica) y Bremen (Alemania).

El anuncio por el que se aparcan unas inversiones que iban a superar los 5.000 millones de euros –798 millones en Gijón–, y para las que la compañía contaba con aportaciones públicas ya aprobadas por los Gobiernos de los cuatro países por unos 2.280 millones –450 millones en el caso de Asturias–, tuvo un gran impacto en los territorios afectados porque abre un escenario de incertidumbre sobre el futuro de sus plantas siderúrgicas, pero no supuso una sorpresa porque la parsimonia de la multinacional en aceptar las subvenciones otorgadas con autorizacion europea –el Gobierno español las aprobó el 5 de abril de 2023– hacía temer el desenlace ahora conocido.

Los hornos DRI garantizarían la descarbonización de estas factorías sin perder su condición de plantas integrales –capaces de desarrollar el ciclo completo de producción de acero a partir del mineral de hierro– una vez que las exigencias ambientales europeas y los costes de emisión de CO2 impidan renovar o reemplazar los hornos altos actuales cuando venza su vida útil.

La compañía dijo que sigue, no obstante, comprometida con la descarbonización y la transición verde de sus emplazamientos fabriles y el Ministerio de Industria anunció que mantendrá el "compromiso de la ayuda de los 450 millones de euros para la construcción del DRI" en Asturias, "sea ArcelorMittal o un tercero el que lo lleve a cabo". "La realización del DRI es una inversión estratégica para España", señaló el Ministerio de Industria, que "garantiza", indicó, "la financiación adecuada para que esta inversión pueda realizarse en Asturias" y se preserve la única siderurgia integral existente en el país.

La multinacional europea del acero y segundo productor mundial señaló que, aunque todos los países en los que se proyectaban estas inversiones "ofrecieron ayudas para la financiación de estos proyectos, con la aprobación de la Comisión Europea", las inversiones en DRI "se basaban en la premisa de una combinación favorable de avances en el plano político, tecnológico y de mercado que facilitarían las inversiones en descarbonización ayudando a compensar el significativo aumento de costes de capital y de explotación que conllevaría esta estrategia de transición".

"Ello incluía", agregó, "la posibilidad de utilizar gas natural hasta que el hidrógeno verde resultase competitivo". Sin embargo, la empresa sostiene que, "los entornos político, energético y de mercado en Europa no han avanzado en una dirección favorable" para que eso fuese posible. "La evolución de la situación con respecto al hidrógeno verde, para que constituya una fuente de energía viable, se está produciendo de manera sumamente lenta y la producción de prerreducidos de hierro basada en el uso de gas natural en Europa aún no resulta competitiva como solución provisional". Mientras la descarbonización total o parcial con estos combustibles encarecería la producción, en el mercado, según aduce el grupo, "existe limitada disposición por parte de los clientes a asumir un sobrecoste por la compra de acero con bajas emisiones de carbono".

Arcelor argumenta además que el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono para proteger a la producción europea de la entrada masiva de acero extracomunitario a precios muy bajos y que no está gravado en origen por las emisiones de CO2, "presenta importantes deficiencias" y que "es preciso" en su opinion "reforzar las medidas de protección comercial en respuesta al aumento de las importaciones provocado por la sobrecapacidad de producción en China".

La multinacional no declara el abandono definitivo de los DRI, pero aparca y deja en la indefinición una hipotética ejecución a largo plazo. Arcelor sostiene que "antes de adoptar decisiones finales sobre las inversiones es preciso disponer de plena visibilidad respecto al entorno político, que deberá asegurar que la producción siderúrgica con mayores costes pueda ser competitiva en Europa en ausencia", dijo, de la aplicación de un precio a las emisiones de carbono "a escala mundial" que iguale las condiciones de costes ambientales entre el acero europeo y el de otros orígenes.

El proyecto. El horno de reducción directa (DRI) de Gijón estaba llamado a sustituir el horno alto A, que está al final de su vida útil y cuyo cese de actividad, que podría ocurrir en 2026, dejará mermada la capacidad productiva del complejo fabril asturiano al pasar a contar solo con el horno B. Con ello queda tambien en el aire el tamaño futuro de la plantilla en Asturias –5.000 trabajadores en la actualidad–, aunque la construcción del DRI más el horno eléctrico que reemplazará a la acería de Gijón también iba a entrañar la pérdida de 1.000 empleos por la automatización del proceso productivo.

El DRI de la fábrica de Veriña, con una capacidad de 2,3 millones de toneladas, iba a suponer una inversión de más de 798,61 millones, según la previsión anunciada el 13 de julio de 2021 por la compañía, cuando la familia Mittal y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentaron el proyecto de Gijón, y para el que el Gobierno de España aprobó una subvención de 450 millones el 5 de abril de 2023 con cargo al Perte de Descarbonización, previa autorización de la Comisión Europea el 17 de febrero de 2022. La planta asturiana fue la primera de ArcelorMittal en Europa en lograr el respaldo de la UE y del Gobierno del país.

La compañía señaló que por el momento proseguirá con "los trabajos de ingeniería" de los DRI, "así como con el análisis de un enfoque gradual que consistiría en comenzar, como primer paso, por la construcción de hornos de arco eléctrico, que también pueden alimentarse con chatarra para reducir significativamente las emisiones". Con ello, la multinacional se compromete a "mantener", señaló, "su compromiso de descarbonizar sus procesos y alcanzar las cero emisiones netas con el horizonte de 2050".

Horno eléctrico híbrido. Entre las actuaciones en descarbonización que siguen su curso figura la construcción del nuevo horno eléctrico híbrido de Gijón, que reemplazará a la actual acería de la factoría de Veriña, que alimenta de acero las líneas de productos largos (carril y alambrón). La obra comenzó en mayo y se pretende que la instalación entre en servicio en el primer semestre de 2026, con una capacidad de 1,1 millones de toneladas. Su puesta en marcha permitirá reducir la emisión en la planta de Veriña de un millón de toneladas equivalentes de CO2.

El horno eléctrico permitirá el consumo como materia prima tanto de chatarra reciclada como de prerreducidos de hierro –de aquí su condición híbrida–, pero, en ausencia de un horno DRI que elabore los prerreducidos "in situ", la previsión es que las plantas europeas tengan que importarlos de las factorías de ArcelorMittal en América del Norte y Brasil cuando cierren todos los hornos altos en la UE, lo que mermará la autonomía y capacidad de autoabastecimiento europeo.

Sin renunciar al DRI, las autoridades españolas y asturianas concentran ahora el esfuerzo en que Arcelor comprometa la electrificación de la acería de Avilés.

Aditya Mittal, consejero delegado de ArcelorMittal y miembro de mayor grupo accionarial de la multinacional, expresó que "ArcelorMittal mantiene su pleno compromiso con la descarbonización" y reiteró el objetivo de alcanzar las "cero emisiones netas en el horizonte de 2050", pero precisó que "a manera" en que lo logre la compañía "podría ser diferente de lo anteriormente anunciado".

Aditya Mittal agradeció "el apoyo ofrecido hasta la fecha por los diversos Gobiernos para ayudar a acelerar este proceso", pero consideró que "la magnitud del reto que ello supone requiere nuevas iniciativas de ámbito político para asegurar la viabilidad de mayores inversiones". "Hubiéramos deseado avanzar con mayor celeridad, pero la realidad es que aún no se ha establecido el marco regulatorio necesario para apoyar la justificación económica de las inversiones". "Confío", dijo, "en que se introducirán nuevas políticas que favorezcan una transición más rápida. El Plan Industrial del Pacto Verde y el Plan de Acción para el Sector Siderúrgico y Metalúrgico, y la legislación que se derive de los mismos, serán importantes, como también lo será un marco normativo que estimule la demanda". Y explicó como trasfondo de la decisión de postergar los DRI en Europa: "Aunque efectivamente tenemos clientes que desean utilizar acero con bajas emisiones de carbono, aquellos que están dispuestos a pagar un sobrecoste por ello son realmente una minoría".

El coste del hidrógeno y el contexto del mercado disuaden la inversión

ArcelorMittal no se decide a acometer la multimillonaria inversión en hornos de reducción directa (DRI) para descarbonizar las cabeceras siderúrgicas de sus plantas integrales en Europa por el alto coste y la insuficiencia del hidrógeno verde producido en el continente y que estaría llamado a sustituir al carbón que ahora se usa en los hornos altos como combustible.

La debilidad del mercado europeo, con caída de la demanda por la atonía del sector industrial, tampoco contribuye a que la multinacional dé el paso de unas inversiones multimillonarias.

La fortísima entrada de acero barato extracomunitario –de procedencia china, turca e india, entre otros orígenes– ha puesto en vilo al sector, que anuncia una dramática situación que pone en riesgo la continuidad de una industria crucial para el autoabastecimiento europeo de un bien (el acero) considerado estratégico, y más en tiempos de fuerte polarización internacional en bloques antagónicos, escalada armamentística y bélica, y amenaza estadounidense de desentenderse de su tradicional alianza con Europa.

La patronal y los sindicatos europeos han alertado del riesgo existencial para el sector por la invasión de productos foráneos en la UE, así como por el diferencial de costes que tienen que asumir los productores europeos por las penalizaciones ambientales que no asumen países competidores. Las medidas adoptadas, como el ajuste en frontera, que entrará en vigor de modo progresivo a partir de 2026, no se considera suficiente garantía, amén de no amparar las exportaciones europeas. Y la supresión en paralelo de los derechos de emisión gratuitos añadirá más costes.

La decisión de Arcelor –como el anuncio anteayer de supresión de 11.000 empleos por Thyssenkrupp– ejercerá una presión adicional sobre la nueva Comisión Europea para que tome medidas, como ha prometido que hará en los primeros cien días de su mandato. La multinacional está haciendo una gran apuesta inversora en India, Brasil y Norteamérica, donde producir acero es más rentable.